C U A T R O [♤♤].

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El tierno Felix se encontraba felizmente preparando su cama para irse a dormir, ya eran las nueve de la noche y la alarma ya había sonado, así que todos los pacientes debían prepararse para ir a sus respectivas camas.

—A camita dice mamá, y en la camita me voy a quedar, lalala~ —cantaba el menor felizmente mientras moldeaba la almohada como un niño pequeño.

Qué imbécil te ves cantando como pubertoSe oyó una risa por parte de aquella voz.

—Vete Bokie, quiero dormir de buenas hoy —bufó Lixie sacándose los zapatos blandos para dejarlo a un lado y abrir la cama.

Ni que fuera una molestia, Lix

—Lo eres a veces — frunció el ceño mirando al "supuesto" chico frente a él.

Mamá nunca creyó eso.

—Mamá nunca te vio, estaba loca como todos los de éste lugar — dijo suspirante. —, ¿puedes dejarme dormir?

No.

El menor gruñó exasperado, quería acabar bien su día y si Bokie no lo dejaba tranquilo se pondría de mal humor.

Felix, ¿está todo en orden? Te ves tenso. — se hizo hablar una voz a través de un parlante que se hayaba en la habitación.

—Bokie no me deja en paz, ¡y necesito dormir! —habló molesto.

Bonkie no existe, Lee.

Se llama Bokie, y sí existe. —afirmó con recelo mirando las cámaras de seguridad. Se estaba enfadando.

Ajá. Te pediré que te relajes, enseguida enviaré a alguien para que te sede.

—¡No quiero que me seden! ¡Dejenme en paz! —gritó exasperado, parándose de su cama. Esperó unos segundos para ver si iba a recibir una respuesta por parte del doctor Bang.

No la obtuvo.

Lixie es un pobre ingenuo.

—¡Bokie, cállate! ¡Cállate, cállate, cállate, cállate! —dijo furioso mientras sus manos tiraban sus hebras rubias con rabia.
A veces sentía como si la voz del chico se multiplicara por mil, exasperándolo demasiado.

Comenzó a golpearse la cabeza con sus manos empuñadas, lágrimas salían de sus propios ojos mientras apretaba sus dientes con fuerza.

—¡Basta! ¡Mamá, dile que pare, me duele! —dijo ahogado al no parar de llorar, su corazón latía con fuerza y sentía su cabeza a punto de explotar por la voz que le hablaba.

Era imposible detenerla, por más que le suplicara a su cabeza, ésta sólo respondía con miles de voces a la vez, frustrándolo  demasiado.

—¡A-Ayúdenme, por favor! —sollozó suplicante para luego tirarse al suelo y taparse los oídos para ver si los bullicios cesaban.

Disorders [SKZ ADAPTACIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora