Sasaeng [VHope]

8. Eternidad.

Advertencias: contenido fuerte, abuso sexual. Si no es de su agrado, abstenerse de comentarios innecesarios, gracias.

Negro. Todo era negro.

HoSeok intento pararse al instante, pero no pudo moverse. Se encontraba desorientado, confundido y más que nada, tenía un terrible dolor de cabeza. No podía recordar lo último que sucedió y tampoco podía recordar cómo es que había llegado ahí.

Trato de moverse una vez más, pero parecía ser que sus extremidades estaban atadas o inmovilizadas. Poco a poco fue recuperando la conciencia y termino por caer en cuenta que no estaba en su departamento y tampoco estaba en un lugar seguro. Estaba en manos de un extraño sujeto que le había secuestrado.

Su primer instinto fue gritar, pero no pudo tampoco, porque algo también cubría su boca, manteniendo sus labios completamente cegados. Estaba comenzando a entrar en pánico porque ahora no sabía en manos de quién estaba, era claro que algo malo le iba a pasar y el todavía no quería morir. La incertidumbre de todo eso le estaba causando tanta ansiedad que sentía que el aire se le estaba escapando de los pulmones.

Las lágrimas empezaron a caer por sus mejillas y su pecho comenzó a subir a bajar, no había forma de que pudiera calmarse, porque no sabía que iba a suceder después.

— Oh cariño, ¿Ya despertaste? — escuchó una voz ronca a su lado y de pronto sintió unos dedos tocando sus húmedas mejillas —, no llores nene, ya se que estás emocionado, pero incluso así me da tristeza verte.

No lo tranquilizó, por supuesto y comenzó a llorar más, temblando sin control alguno.

— No puedo quitarte todo por completo, porque podrías escaparte cariño, pero déjame quitarte esa molesta venda o podrías quedar ciego y aquellos bonitos ojos que tanto me gustan ya no serían los mismos.

La venda fue retirada de su visión y tuvo que cerrarlos por un momento temiendo a que la luz lo cegara, pero no fue así. Estaba en un cuarto a obscuras que apenas era iluminado por algunas velas. Pero lo que más escalofríos le causo, eran los pétalos en el suelo, como si fuera una luna de miel para recién casados.

Era un cuarto de hotel, decorado para una pareja de recién casados.

Mierda, el escenario le ponía los pelos de punta.

Y él, el estaba recostado en una cama matrimonial, sus brazos estaban atados a su cuerpo al igual que sus piernas. Las ataduras eran tan fuertes que era casi imposible moverse, y, su boca también estaba cubierta por cinta adhesiva.

— ¿Acaso no es precioso? — habló la voz a su lado —, pedí que la ambientaran especialmente para nosotros cariño. Solos tú y yo.

El desconocido rio suavemente, tan feliz que HoSeok solo quería llorar más. No podía verlo porque estaba recostado de frente, pero tampoco quería verlo, porque tenía tanto miedo.