Licorice tiene un crush con Madeleine, y no sabe exactamente como llamar su atención.
No fue hasta que se le ocurrió la idea de mandarle algunas notas, donde siempre y sin falta recitaba su amor eterno.
"Madeleine!, Be my love!"
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Oigan banda, no sean malos y avísenme si el tío watty quitó los guiones largos, porfa :'c
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Cierta parca caminaba de un lado a otro en su habitación, pensando seriamente que hacer. Ya habían pasado algunas semanas desde que recibió la nota de Madeleine y realmente no estaba seguro de que hacer, ¿Cómo podrá verlo a la cara después de aquel incidente de la cadena? Era bastante ilógico que haya terminado enamorado de él gracias a eso.
Al principio creyó que se trataba de los nervios por estar encadenado a su enemigo, pero pasando los días y teniendo siempre en mente esa sonrisa tan resplandeciente que deja a su corazón encantado, y esos ojos tan jodidamente embelesadores... Por Dark Enchantress, aquel hombre lo volvía loco, y no sólo le atraía su físico, tenía un carisma tan único, y ni hablar de su bondad y nobleza... Jamás encontraría a un caballero como él...
Sabía perfectamente los miles de resultados que podía haber, y eso sin contar las fatídicas consecuencias que traerían la mayoría, pero quiere seguir lo que su egoísta corazón quiere y no seguir con este amargo sentimiento, tenía un plan y sabia con quién acudir para que nada se salga de control.
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El caballero de dulce leía y releía las notas que su querido admirador secreto le había mandado con mucha nostalgia. Extrañaba bastante esas mañanas en las que recibía sin falta, esas notitas tan románticas y ocurrentes... Soltó un enorme suspiro antes de doblarlas y guardarlas en el cajón donde siempre las tenía. En eso estaba, cuando escucho que tocaron a su puerta.
Al abrirla, se llevó una gran sorpresa al ver de quién se trataba.
—Buenas tardes bardo, ¿A qué se debe su visita?-preguntó Madeleine extrañado.
—Buenas tardes caballero honorario, he venido de parte de su admirador.-dijo Clover tranquilamente.
—¿E-en serio?, ¿Qué fue lo que sucedió?-preguntó Madeleine sin ocultar su emoción.
—Él accedió a verlo hoy en el jardín de Jacarandas, pero con una condición...-mintió, Licorice le había dicho miles y miles de condiciones algo exageradas a su parecer, por lo que simplemente tomó la más importante.—, yo seré su chaperón
Esa declaración sorprendió ligeramente, al contrario, pero si con eso podía conocer a su querido admirador secreto, no protestaría.
—Muy bien bardo, aceptó dicha condición.-asintió Madeleine.
Madeleine asintió y fue detrás de aquel bardo. El camino hubiera sido silencioso de no ser por el albino de verde, quién iba tocando su instrumento mientras cantaba algunas baladas, lo cual agradecía internamente el caballero honorario. Estaba nervioso, muy nervioso, después de mucho tiempo podrá ver a su amado admirador...
