Licorice tiene un crush con Madeleine, y no sabe exactamente como llamar su atención.
No fue hasta que se le ocurrió la idea de mandarle algunas notas, donde siempre y sin falta recitaba su amor eterno.
"Madeleine!, Be my love!"
✧。*゚~.。*♡。☆✧。*゚~.。*♡...
Una vez que lograron bajar del árbol –con un poco de dificultad-, comenzaron a caminar, ¿A dónde?, realmente no sabían, pero debían de buscar un refugio lo más pronto posible. El cielo ya estaba en su ocaso, más aparte, nubes grises se iban asomando y no tienen los ánimos ni ganas de pasar la noche en medio del bosque, pues no tenían materiales para hacer una fogata o magia para poder defenderse. Y todo por culpa de esos tres hechiceros, ambos tenían la fuerte sospecha que ellos fueron los responsables.
—Tus amigos son unos estúpidos. -dijo Licorice mordiendo la cadena. Era de caramelo sólido, ¡Así que podía quitársela!, ¿No?, ¿¡No!?
—Sólo intentaban ayudarme, pero los hechizos se mezclaron. -dijo soltando un pequeño suspiro, era un poco desesperante ver al menor morder esa cadena como si fuese un animal con sarna, lo cual le parecía inútil.—, se lastimará si sigue así, Licorice, para por favor.
—¡No!, estoy a punto de lograrlo, déjame terminar, ¿Sí? -Ignoró la parca, mordiendo un poco más fuerte aquella cadena... lastimándose en el proceso.
—¡Licorice!, le advertí que se iba lastimar. -dijo Madeleine preocupado y apartando la cadena de la mano de su contrario.
La parca soltó un pequeño suspiro mientras se sobaba la mejilla, no quería admitir que el chico tenía razón, porque sería un golpe demasiado fuerte para su orgullo, más porque se trataba de su enemigo, ¡¡A quien debería de atacar en primera instancia!!, pero con esta maldita situación no podía... Bueno, sí, pero no quería andar cargando a un caballero, gracias a esa estúpida cadena. Ugh, estaba enojado, si tan sólo tuviera sus poderes, se hubiera librado rápidamente de ello, no le gustaba para nada la idea de tener que convivir con el rubio, pero no había de otra más que resignarse, hasta que encuentren una manera de quitarse eso.
Nuevamente siguieron caminando en silencio, más que nada porque el hambre había llegado a ellos, la noche y ya había comenzado a lloviznar, por suerte, había árboles con frutos dulces, y en la lejanía, había una cueva... ¡Vaya, hasta que la suerte les sonríe! Fueron primeramente por algunas frutas, ya cuando tenían las suficientes, ambos se dirigieron a la cueva, antes de que se hiciera más noche.
Llegaron justo a tiempo a la cueva, pues ya había comenzado a llover fuertemente. Eso los alivió un poco, la lluvia no logró alcanzarlos; por ahora, comenzarán a comer, ya les rugía el estómago, más al rubio, que de por sí, no ha comido nada desde que salieron del último mercado con su grupo y eso fue hace horas.
—... ¿Crees que, en algún punto, la lluvia se detenga? -pregunto Licorice en un pequeño susurro, cosa que sacó a Madeleine de sus pensamientos.
—¿Eh?, no creo..., parece que durará incluso hasta la tarde de mañana..., por lo que tendremos que quedarnos aquí. -dijo Madeleine suspirando, antes de darle una mordida a su fruta.
—Tks, que fastidio, tener que quedarme aquí contigo...-refunfuñó Licorice mientras comía.
Madeleine simplemente negó con la cabeza ligeramente, dejando su fruta de lado, para después acercarse al chico y tomarlo de los hombros.
—Licorice, sé que no nos hemos llevado bien durante este tiempo, y que somos enemigos naturales, pero..., hay que esforzarnos un poco, llevarnos un poco bien, hasta que podamos liberarnos, ¿Te parece? -preguntó el caballero sonriendo amistosamente, algo que, por alguna razón, hizo saltar su corazón.
—..., ¿Cómo es que confías en mí?, ¡Dijiste que somos enemigos naturales! -exclamó Licorice apartándose un poco.
—Bueno..., no podemos hacer mucho. -dijo Madeleine soltando una ligera risa, moviendo la cadena, la cual fue imitada por Licorice.
Madeleine era un chico muy simpático y a pesar de la situación, lograba contagiar su gran actitud y positivismo, incluso a las personas más "despiadadas".
—Yo..., supongo..., ¡Pero ni creas que esto nos convierte en amigos o algo por el estilo! -dijo Licorice desviando la mirada, con un pequeño rubor que se asomaba en sus mejillas, aunque no era visible –por fortuna-, para el rubio.
Después de ello, ambos siguieron comiendo, ahora con un ambiente mucho más tranquilo y ameno, a pesar de la gran tormenta que había afuera. Tal parece, que sólo necesitaban una charla para hacer más agradable aquel ambiente, -aunque el de ojos dorados siguiera diciendo que no eran amigos, cosa que hacía reír ligeramente al rubio.-
Pasaron los minutos y la noche había caído en su totalidad, además de que aún seguía lloviendo a cántaros afuera. Al menos estaban seguros ahí dentro.
Licorice observaba con detenimiento, dentro de la cueva, las gotas que caían frenéticamente de lado, supone que el viento ocasiona ese cambio de dirección. Estaba muy concentrado en sus pensamientos, que se sobresaltó un poco al sentir un peso en su hombro. Al girar la mirada, pudo ver que se trataba de Madeleine, quien había caído dormido después de haber comido un poco.
Puede que el rubio sea un caballero, pero realmente estaba cansado, más que nada por las actividades que hizo los días anteriores, antes de esta situación.
La parca soltó un pequeño suspiro, acomodó al chico colocando su cabeza en su regazo, para que lo utilizará como almohada. Una vez que lo acomodó, le fue imposible no acariciar ligeramente su mejilla, a la vez que retiraba delicadamente algunos cabellos que tenía en el rostro, mientras se preguntaba el porque hacia eso. No hace poco quería deshacerse de él, y ahora..., estaba muy confundido, y a pesar de ello, no detuvo sus acciones, acariciando la mejilla del chico y de vez en cuando, su cabello... Ugh, si tan sólo pudiera ver su rostro, el cual ardía bastante...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.