bad romance

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¡I WAN'T YOU BAD ROMANCE!

Los tomaron de locos, pero claro que no les importó.

Hasta los pies de alcohol, luces rojas, azules, rosas, verdes, violetas; bueno, muchos colores que los cegaron incontables veces en lo que llevaban allí.

Sus cuerpos se encontraban ya completamente sudados, agobiados por la multitud de aquella disco, realmente era increíble lo poco que parecía importarles la cantidad de gente a su alrededor.

Sus gargantas dolían de tanto gritar, más el ardor que causaba el alcohol copa tras copa.

Irreconocibles, afirmó Dequiv.

Quien veía a la pareja de lejos. Se suponía que debía cuidarlos. Pero realmente no supo que hacer cuando empezaron a besarse y pasarse alcohol tan rápido que no pudo reaccionar.

Era obvio que ellos lo habían planeado así.

En realidad lo entendía, sabe que le pidieron que los cuide solo para llevarlos a casa porque no podrían conducir. Sabe que seguro los dejará en casa luego y correrán a su cuarto a, bueno, hacer sus cosas.

Después de todo, es su aniversario; y realmente estuvieron agradecidos de que Ari y Juan se ofrecieran a cuidar a Axozer, quien apenas alcanzaba sus once años. No podía ver a sus padres llegar y quién sabe si ni noten su presencia y hagan su show en el sofá.

Lo piensa y la idea le perturba hasta a él.

—¡You and me could write a bad romance!

—¡No te entiendo una mierda, Luzu!

—Calla, Auroncito. Estás interrumpiendo a Lady Gaga.

—¡Intenta callarme, guarro!

El agarre en sus caderas tomó fuerza, sintió como las manos de su marido comenzaban a bajar por sus caderas.

El mayor se acercó, hasta rozar su nariz con la contraria, sabiendo que así puede tomar el control de su pareja con facilidad.

Eso, solo había un pequeño detalle. Eso funcionaría si se encontrara sobrio.

Realmente no pudo creer de donde sacó todo el descaro de tomarlo del cuello y acercarlo aún más, restregando su cuerpo descaradamente contra el contrario, colocó una rodilla directamente en su entrepierna y sus labios estaban tan cerca que pudo sentir el jadeo que soltó su marido.

—Hoy no, Luzuriaga.

Logran, de alguna forma, perderse de su amigo por unos minutos. O eso creen ellos.

Raúl abre una de las puertas de los baños del establecimiento, y una vez se asegura de que esté tapado, empuja a Borja sobre el váter del cubículo, y se sube rápidamente sobre su regazo.

—No puedes gritar que quieres mi amor, tomarme así y esperar que no reaccione, Luzu.

—Creí que no entendías lo que decía. —Auron ríe, para tomar sus brazos y llevarlos hacía atrás, atrapandolo contra el muro de baldosas y removiéndose encima de su esposo, callando los jadeos que se escapaban de su boca entre sus bocas.

—Me sé las canciones de Lady Gaga mejor que tú, ¿por quién me tomas? —Luzu ríe, pero la risa le dura poco mientras los besos de Raúl bajan por su cuello.

Deqiuv suspira saliendo del baño.

—Ni siquiera esperaron a llegar a casa.

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