Capítulo 13

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-Merlín pensé que eras malo-, se rió Harry mientras acomodaba las tazas en una bandeja, escuchando las rugientes risas y protestas que venían del salón. -¿Estás seguro de que Minerva no estaba en Slytherin?-.

-Positivo aunque no lo sabrías-, respondió Severus divertido.

El juego del Monopoly que se había desarrollado durante la última hora era ciertamente unilateral, Minerva, que no era en absoluto tímida en sus descarados intentos de hacer trampas, se había apoderado del tablero, enviando a la gente a la cárcel cuando tardaban demasiado en moverse, duplicando el precio de su alquiler, si se atrevían a tardar más de un momento en entregar su dinero.

Una pelea había estallado entre su gato y el perro de Kingsley, cuando éste derribó accidentalmente su pieza, durante una mudanza. Severus había conseguido una propiedad antes que ella, por lo que ella encantó su carro para que despegara cada vez que fuera a moverlo por el tablero.

-Se le está acabando el tiempo, señorita Granger-, oyó Harry que Minerva le advertía a Hermione.

-Ustedes, dioses, será mejor que entren antes de que Mione la cuelgue de cabeza como hizo conmigo-, Harry recogió la bandeja y se dirigió al salón.

-¿Qué tal si hacemos un descanso y tomamos una taza de té?-.

-Sí, por favor-, dijo Hermione agradecida, acercándose a ayudar a su amigo con las tazas. -Es increíble-.

-Tienes razón-, Harry rió ligeramente -Es todo un poco de diversión, supongo-.

Las cosas no mejoraron, Harry estaba seguro de que el perro de Kingsley cojeaba; Hermione se había declarado en bancarrota y ahora miraba desde el sofá. Una hora más tarde, Minerva se adjudicó la victoria y ganó el juego. Tras una rápida negativa a participar en otra partida, Minerva se marchó a Hogwarts y Kingsley volvió a Londres. Hermione y Harry salieron a la cubierta trasera y observaron cómo las estrellas titilaban junto a una luna brillante. Severus había bajado a su laboratorio para revisar algunas pociones.

-No puedo creer que mañana a esta hora sea un hombre casado-, dijo Harry con nostalgia.

-Lo serás-, sonrió Hermione -Severus es un hombre muy afortunado-.

-Yo soy el afortunado Mione, nunca pensé que fuera posible amar tanto a alguien-.

-Me alegro mucho por ti Harry, puedo ver lo mucho que te quiere Severus- Hermione le apretó la mano.

-Algún día encontrarás a alguien que te haga sentir como yo-, aseguró Harry a su amiga.

-¿Quién dice que no tengo ya a alguien así?- se burló Hermione.

Harry miró a Hermione, con los ojos verdes abiertos de par en par por la curiosidad -¿Tienes que decirme algo?-.

-Puede que sí-, dijo Hermione, -puede que también quiera mantener el secreto-.

-Cuéntalo, Granger-, ordenó Harry sentándose en su silla.

-He estado viendo a alguien desde hace un tiempo-; Hermione confesó -No dije nada porque quería ver a dónde iba primero-.

-Comprensible, ahora dime quién es-, exigió Harry.

-Seamus-, Hermione se sonrojó mirando hacia el patio trasero.

-¿Finnegan?-, Harry se quedó boquiabierto.

-¿Conoces a algún otro?- Hermione le lanzó una mirada.

-No, creía que había vuelto a Irlanda- Harry recordó.

-Lo hizo, quiero decir que la escuela de Magia de allí le ofreció un trabajo de aprendiz con el Profesor de Plantas y Seres Mágicos, va a completar su versión de N.E.W.T.S a través del Ministerio Irlandés- le dijo Hermione radiante.

-Vaya-, dijo Harry, -ahora sé para quién te has puesto ese sujetador y esas bragas tan elegantes-.

-Cállate, Potter-, replicó Hermione poniéndose roja, -tienes suerte de haber venido cuando lo hiciste, de lo contrario te habrías llevado un susto-.

-Hermione Granger, ¿has estado entreteniendo a hombres irlandeses en tu cama?- Preguntó Harry fingiendo sorpresa.

-No es asunto tuyo- respondió Hermione -es un hombre irlandés no tengo la costumbre de entretener a más de uno-.

-Esto es increíble Mione, ¿lo invitaste a la boda?- preguntó Harry sonriendo.

-No, pero ¿te importaría que viniera?-. contestó Hermione.

-Para nada, será bueno verlo, te dará una excusa para volver a usar esa elegante ropa interior- Harry le guiñó un ojo.

-Saca tu mente de la alcantarilla- Hermione resopló riéndose igualmente.

-Mione está enamorada-, cantó Harry.

Recuperando el aliento después de una de las mamadas más intensas de su vida, Harry recostó la cabeza en el pecho de Severus sintiendo el corazón del mayor golpear su cara.

Las cosas que Severus le hacía sentir en esos momentos de pasión eran indescriptibles, cómo se podían sentir tantas emociones no dejaba de sorprender a Harry. Estaba seguro de que su núcleo había sido succionado a través de su polla; Severus tenía labios mágicos además de manos.

-Hermione y el señor Finnegan fueron una sorpresa- dijo Severus rompiendo el silencio saciado.

-Sí, nunca hubiera pensado que fueran pareja, pero los polos opuestos se atraen- reflexionó Harry -Mione dijo que se toparon en el callejón Diagon justo después de la batalla, él la invitó a comer al Leaky y las cosas partieron de ahí. Me dijo que era como si él hubiera crecido de la noche a la mañana, y que había pasado de ser el chico de Gryffindor a este joven maduro-.

-La guerra cambia a la gente, míranos a ti y a mí...- Severus replicó.

-Los últimos 7 años parecen un borrón ahora- respondió Harry -otra vida atrás casi-.

-De hecho, por mi parte, estoy deseando ver lo que la vida nos depara ahora-.

-Yo también, siempre y cuando sea contigo- Harry sonrió, besando los finos labios.

-No me voy a ninguna parte mi pequeño elfo- susurró Severus abrazando a Harry.

Severus cerró los ojos y se quedó dormido con Harry en sus brazos.

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