Levi Ackerman

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CAPÍTULO XIV 

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"— He sido una tonta, perdóname y procura ser feliz. Sí, yo te quiero –—le dijo la rosa—. Si no te has dado cuenta la culpa ha sido mía, pero eso ahora no tiene importancia. Y tú has sido tan tonto como yo".

-El Principito-


Habían transcurrido tres semanas desde que los nuevos reclutas ingresaron a la legión. Debido a la popularidad de la legión, los mejores diez se habían unido a ellos y Levi tenía a su mando a Lia; que había obtenido el sexto puesto, Teo; con el séptimo, Walter; noveno y Félix; décimo.

Se suponía que debería estar en camino al entrenamiento con su escuadrón, pero en lugar de eso, se encontraba observando a Mikasa y a su escuadrón entrenar. La azabache estaba haciendo un excelente trabajo como capitana, los miembros de su escuadrón eran parte de los diez mejores, y aún así, no eran capaces de seguir su ritmo.

Unos golpes en la puerta lo hicieron regresar a la realidad, después de un "adelante", Lia abre por completo la puerta.— Disculpe la molestia capitán, pero nos preguntamos si habrá entrenamiento.

— Eh. Claro que habrá entrenamiento— No entendía la prisa ya que siempre se quejaban de lo duro que era. Pero al ver el reloj en su escritorio entendió porque lo habían ido a buscar. Al parecer se había quedado viendo a Mikasa por media hora y se maldecía por ello.— Tenía asuntos que resolver. En un momento voy, regresa con los demás.

Cuando se quedó solo, talló su cara en señal de frustración. Ya había pasado más de un mes de su rompimiento con Mikasa, y como extrañaba lo que habían tenido. No se arrepentía de su decisión, era lo que necesitaba en ese momento para comenzar a sanar. Pero no podía negar que la extrañaba, extrañaba platicar con ella o simplemente su compañía. Ese mes había sido muy duro para él, las pesadillas lo volvían a acechar, por lo que volvió a sus viejos hábitos; su silla se había convertido en su "cama" o había días en los que tenía que acudir con Hange para que le diera alguna medicina para dormir.

Y los celos. Esos malditos celos que llegaban cuando la veía junto a Eren, Jean o Damien. Eren trataba de estar con ella en cada rato libre; así que él se encargaba de darle más tareas que a los demás. Jean, en los últimos días se la pasaba junto a ella; Mikasa parecía muy animada cuando hablaba con él y siempre llevaban un cuaderno en sus manos. Y por último, Damian, él se convirtió en la mano derecha de Mikasa. Ese maldito mocoso era un idiota que trataba de lucirse cada vez que Mikasa estaba presente, pero él sabía cuales eran las intenciones que tenía con ella. Lo había escuchado hablar con sus amigos sobre Mikasa de una manera nada propia, en ese momento le dieron unas enormes ganas de patearlo hasta que prometiera no volver a acercarse a ella. Pero eso no estaba en sus manos, así que lo único que hizo, fue castigarlo mandándolo a limpiar los baños y dejándolo ir con una advertencia; si llegaba a escuchar que se volvía a expresar de Mikasa —o de cualquier otra chica— de esa manera, no habría un solo hueso que no le rompiera.

A paso apresurado sale de su oficina, al llegar al campo ve a sus subordinados platicar con el escuadrón de Mikasa que ya había acabado de entrenar. Cuando su escuadrón se percató de su presencia se unieron a él, todos menos Sasha que se encontraba más alejada platicando con Mikasa.

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