Cambio de planes

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¿Qué clase de estupidez había cometido para merecer esto? No tenía nada que ver ni nada que hacer, pero claro, siempre tenía que salir algo mal cuando se enfrentaban a alguien tan insistente.

Lograron pasar por las oficinas y recuperar al prisionero que escapó hace poco de la Port Mafia, y quien mejor para aquella misión que ellos dos.

- ¡VETE A LA MIERDA IMBÉCIL!- Gritó desquitando su furia, apretando la zona del disparo para evitar perder más sangre

- ¡No es mi culpa que no sepas esquivar balas!- Regresó el reclamo, usando a un soldado como escudo

Las misiones con Dazai algunas veces eran complicadas, ninguno quería obedecer al otro y cuando por fin se ponían de acuerdo, las circunstancias resultaban en su contra.

Colaborar con el bastardo de su ex-compañero siempre termina mal.

- ¡PON ATENCIÓN MALDITA SEA!

Con sus piernas obtuvo el impulso necesario y así desviar la bala que iba directa al castaño. Después de un largo rato entre golpes e insultos, salieron con total tranquilidad de las instalaciones. El prisionero ya se encontraba de regreso a su celda y su brazo ya no sangraba tanto.

- Te llamo después Kunikida-kun, aún hay algo que debo hacer

- Entonces también lo sientes...

Los presentimientos en Dazai eran muy poco usuales, tan complicados de conseguir que esta era la cuarta vez en toda su vida.

El ambiente se volvió diferente, algo que muy pocas veces podía distinguir. Sus sentidos se agudizaron para conseguir una especie de análisis del lugar. La estructura iba a colapsar tarde o temprano, las grietas se volvían más grandes y un sonido en particular se percibía en todo el edificio.

- Regresa a la Port Mafia, yo me encargo- Demandó el castaño, más serio de lo normal

- No me vengas con eso, estoy seguro de que vas a morir aquí y eso es lo que quieres

- No puedes manejar esto Chuuya, es mejor que regreses

Mucho ruido y pocas nueces, Dazai no era capaz de defenderse por sí mismo cuando se trata de disparar. No lo subestimaba, sus planes eran muy efectivos en batalla, pero esa mirada le dio a entender que era algo personal.

Aunque no se confiaba en lo más mínimo, porque podía ser el demonio prodigio más astuto de toda la ciudad, pero ni siquiera era capaz de saber identificar entre pirotecnia y balazos.

Se retiró en silencio, y sin embargo apenas unos cuantos pasó el caos volvió al lugar. Una explosión resonó por todo el edificio, seguida de más disparos.

¿Cómo mierda quería obedecer si cuando lo hacía cosas como estas pasaban? Ya tenía suficiente experiencia para saber que era una trampa disfrazada, encubriendo algo más grande.

- No sabes cuidarte a ti mismo, idiota- Regañó luego de acabar a los soldados por cuenta propia

- Awww, ¿Chibi se preocupa por mi?- Preguntó con su típico tono de burla

- Ya sabes cómo es Mori-san

- Ugh, me amargas el momento- Se quejó con diversión - ¿¡Ya vas a salir o tengo que subir por ti!?

Kiss Me // FyoyaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora