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23 de septiembre del 2004

El día estaba demasiado bonito: el clima era perfecto, el cielo se había pintado de un azul hermoso y grandes nubes con formas graciosas lo adornaban. Sin duda era un gran día para salir a jugar al parque y tomar un helado.

La pequeña Jennie Kim miraba desde la ventana de su cuarto a un grupo de niños que jugaba en el parque. Con 8 años de edad, ella siempre había deseado tener un hermanito o hermanita con quien jugar, pero para su mala suerte era hija única. Y su mala suerte continuaba en la escuela, era muy tímida como para acercarse con los demás niños y jugar con ellos, así que prefería quedarse con su profesora de canto, con quien siempre se divertía durante el recreo cantando mil y un canciones.

Pero ese día algo era distinto, por alguna razón quería ir a jugar con ese grupo de niños, parecían muy divertidos y ella también quería divertirse. Así que se bajó de la silla en la cual estaba para poder alcanzar a ver por su ventana y se dirigió al cuarto de sus padres.

— ¿Mami? —una pequeña cabecita se asomaba por la puerta.

— Mi niña, ven —la invitó a acostarse con ella en la cama.

— ¿Y papi? ¿A qué hora regresará del trabajo?

— Regresará para la hora de la comida, ¿por?

— Ah... ¿Puedo salir a jugar con los niños del parque? —preguntó tapándose hasta la cabeza con la manta de su madre.

— ¿Los niños del parque?

Jennie sacó su brazo del escondite creado por la manta y apuntó hacia la ventana que también daba al parque. Su madre se puso de pie y se asomó para ver de qué se trataba, entonces pudo ver a tres niñas y tres niños jugando en el parque.

— ¿Quieres ir a jugar con ellos?

— Sí —afirmó quitando la manta de su cabeza.

— Entonces vamos —le extendió la mano a su hija. Sabía lo tímida que era para hacer amigos y no iba a desperdiciar esa oportunidad.

Jennie saltó entusiasmada de la cama, tomando la mano de su mamá y corriendo escaleras abajo para cruzar la puerta y llegar al parque.

Cuando pusieron un pie en el parque, una pelota azul chocó con los pequeños pies de Jennie, quien no dudó en tomarla.

— ¿Quieres jugar? —un niño de cabello negro, tez blanca y ojos grandes había llegado hasta con ella.

Jennie no supo qué decir y volteó a ver a su mamá, quien con la mirada le dijo que sí, y entonces la pequeña asintió entre sonrisas y caminó con el niño.

— Me llamo Jungkook —se presentó— y esa es mi pelota. Está muy bonita, ¿verdad?

Jungkook estaba esperando a que Jennie dijera algo, pero ella sólo se limitó a asentir.

— Ellos son mis amigos —dijo cuando llegaron con los demás—. Él es Yoongi, Lisa, Tae, Rosie y Jisoo —decía sus nombres mientras los señalaba.

Todos la saludaban agitando sus manos, mientras que Jennie abrazó la pelota mientras bajaba la mirada.

— ¿No hablas? —una de las niñas fue la primera en preguntar—. ¿No sabes hablar? Ya no eres una bebé como para no saber hablar —dijo al ver que Jennie no decía ni una palabra.

— Lisa, no seas grosera —el mayor de todos la regañó.

— Pero no habla —decía quejándose—. ¿Cómo va a jugar con nosotros si no habla? Ni siquiera ha dicho su nombre. Yo creo que no sabe hablar.

En Mis Tiempos [Secuela de SECRETOS]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora