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Todo esa situación ridícula estaba siendo como una escena de bajo presupuesto por la que sólo los adolescentes se sentirían identificados y pagarían con su alma por vivir algo así: un chico tratando de salir a escondidas de su hogar bajo la custodia y advertencia de de sus padres para verse con alguien «prohibido». El problema es que no era un adolescente como tal, ni mucho menos estaba en casa de sus padres, sino de su tía; y no sabía si eso podía dar más miedo o no el que recibir una chancla voladora, acompañado de los gritos y regaños de tus padres... No, no podría saberlo.

TaeHyung estaba fuera de órbita. Él ya no era un niño en lo absoluto, podía hacer lo que le viniera en gana sabiendo que después tendría que hacerse cargo de las consecuencias correspondientes, sin embargo, mientras estuviese bajo el cuidado —y el techo— de JiSoo... Bueno, había ciertas cosas que tenía que respetar sí o sí, de lo contrario, se podía ir muy a la fregada de su casa un fin de semana donde no lo recibirían en los dormitorios de la universidad. ¿Por qué? Porque así las cosas eran.

Haciendo el mayor silencio posible que su torpeza le permitiera, bajó por las escaleras del hogar, mientras vigilaba cada tanto que la puerta de la habitación de su tía no hiciera movimientos raros —y con movimientos raros se refería a que esta se abriera— para poder escapar como si fuese un chiquillo, lo cual le tocaba mucho la moral porque... ¡YA NO LO ERA! Pero tampoco quería darle ningún tipo de explicación a su tía sobre estarse escapando con, bah... ¿un señor?

Notando nuevamente que no hubiese moros en la costa, TaeHyung salió por el jardín de atrás de la casa de su tía, sabiendo que después podría salir por un pasillo que conectaba con la puerta principal.

Minutos más tarde, ya estaba fuera de su objetivo, sin saber que ya había un atractivo hombre esperándolo cerca de la casa de su tía, recargado en el capó de un auto que ya reconocía —y, como no hacerlo, si no había visto muchos iguales a uno tan costoso como ese—. Bien... ahora sí que estaba nervioso.

—¿TaeHyung?

Sip, estaba cagándose de nervios.
¿Por qué tenía que sentirse tan torpe y novato?
¿Por qué JungKook tenía que verse tan seguro y tan tranquilo con esa situación?
¿Por qué tenía que sonrojarse con simplemente verlo?
¿Por qué? ¿Por qué? ¡¿POR QUÉ?!

—Oh, hola Kook —saludó casual, aunque por dentro, su mente y su corazón fuesen un completo desastre.

—¿Por qué no has salido por la puerta principal? —preguntó JungKook con gracia. La verdad es que llevaba observando cómo el chico trataba de salir por un portón que tenía llave, por la cual tuvo que regresar a su casa. Mas aún, fue gracioso verlo pelear con el juego de llaves mientras trataba de no gritarles en el intento por no poder dar con la que abría la puerta.

—Es una larga historia que, por el bien de mi dignidad, no voy a contar, vámonos. —Lo tomó del brazo y arrastró hasta la puerta del copiloto. Pasaría mucha vergüenza si JungKook hubiera visto pelearse con un pedazo de metal.

Ay, pobre cosita tierna.

—¿Acaso TaeHyungie se está escapando de casa? —burló JungKook cuando recibió un pequeño golpe en el hombro que, más bien, le hizo cosquillas por el tacto del pequeño. TaeHyung no era tan alto como él, y aunque parecía tener la fuerza suficiente para propinarle un buen golpe, más bien le recordaba a su gato tratando de pegarle en la punta de los zapatos cuando no le daba de comer, con ese fruncir de cejas y bigotes.

TaeHyung era muy tierno y adorable.
Un pequeño y temible felino... pero de felpa, así de lindo.

—Cállate, o quieres que me regrese.

—Ya, ya, no seas así. —JungKook, por una especie de instinto, lo tomó de la cintura, lo que hizo acercarlo más hasta su cuerpo. Sí, ese mismo que no lo tenia muy cuerdo últimamente y le provocaba serios conflictos y dolores de cabeza.

—Ah... JungKook —tibuteó con una ráfaga de viento que se coló de repente, mandando una ola de escalofríos a toda su anatomía. Claro que, más bien, eso fue provocado por el tacto por encima de su hoddie.

—¿Sí? —susurró, casi contra el aliento del contrario, lo que hizo temblar aún más a Kim.

—Yo... no te entiendo.

—¿Disculpa?

—Se supone que me querías para una cosa. —Sus mejillas se tornaron carmín de pensar a qué cosa se refería—. Y no es que me queje el no querer pasar tiempo contigo, es lindo, de hecho. Repito, no me quejo, pero...

—No te estoy entendiendo. —Mentira, ya había esperado esa pregunta... pero desde hace muuuuucho tiempo. Podía ser muchas cosas, pero tonto no era una de ellas, aunque a veces se volviera un poco así por un par de ojitos avellana.

Por su parte, TaeHyung no sabía si era el momento de hablar de eso: frente a la casa de su tía y en medio de la noche, en especial si se trataban de unos tontos sentimientos que en él estaban surgiendo por una persona que, en su pensar, era totalmente imposible.

—El punto es que no hemos hecho nada de lo que querías al principio, y eso me tiene algo confundido porque... ¿Qué quieres entonces de mí?

JungKook suspiró. ¿Se asustaría si le dijera la verdad?

—Tal vez quiero algo más contigo.

—¿Q-qué?

—Ven conmigo. —Le extendió su mano y las entrelazó—. No te lo explicaré, te lo voy a demostrar.

Y aunque eso podría tomar dos tipos de connotaciones para nada similares entre sí, TaeHyung se dejó hacer. Ambos se posicionaron en su respectivo lugar en el auto y arrancaron por la carretera en medio de la noche; en el plelinulio y apogeo de la Luna rodeada de bellas estrellas alumbrando sus perfiles de obsesión y fascinación.

Y, aunque en todo el recorrido hasta un destino incierto para quien era el menor fue de silencio y calma, ambos estaban felices con ese momento de silencio y paz: porque estaban junto a una persona que, no imaginaron, sería tan especial.

Y, aunque en todo el recorrido hasta un destino incierto para quien era el menor fue de silencio y calma, ambos estaban felices con ese momento de silencio y paz: porque estaban junto a una persona que, no imaginaron, sería tan especial

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Go Daddy! | ᵏᵒᵒᵏᵗᵃᵉDonde viven las historias. Descúbrelo ahora