11: Año Nuevo.

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Jimin suspiró nervioso, mirándose una vez más frente al espejo, indeciso sobre su atuendo.

¿Le gustaría a Yoongi verle así vestido y se calentaría o lo consideraría un puerco fetichista?

Y es que simplemente había comprado el "disfraz" de un tirón bajo un extraño impulso que le asaltó de repente. Sin ningún tipo de explicación, ya había pagado por esas prendas para tratar de que finalmente le metieran siquiera los dedos.

¿Era un sucio en el sexo? Totalmente. No podía negarlo, le gustaba ponerse prendas femeninas como lencería y trajecitos de diferentes profesiones mientras era follado.

Miró lo respingón que se veía su culo en aquel diminuto vestido rojo traslúcido, viendo lo obscenas que se veían las braguitas de encaje blancas que eran cubiertas por el mismo, además de las calcetas del mismo color hasta arriba de sus muslos y el gorrito de Santa Claus cubriendo sus cabellos rubios.

Sabía que era un poco tarde para vestir eso, considerando que ya había pasado otro año, pero dado que Yoongi había tenido que viajar a Daegu para pasar las fechas junto a su familia paterna, por obligación de su padre, no habían tenido tiempo para pasarla juntos.

Además de que él también había tenido que viajar a Busan para asistir a una ostentosa cena organizada por sus abuelos.

Miró el reloj sobre la puerta de su habitación y corrió escaleras abajo, tratando de calmar su agitada respiración. Empezaba a sentir la hija de perra llamada ansiedad, auto-obligándose a relajarse, tomó asiento en el sillón y después decidió recostarse en una pose sensual, levantando el vestido un poco de la parte de su culo, dando a relucir las braguitas.

Se quedó inmerso en sus pensamientos, pensando la posible reacción que tendría el mayor al verle así, listo para ser follado hasta que suene como cajón que no cierra, volviendo a sentirse un poco inseguro al respecto.

No tuvo tiempo para sentir la inseguridad o siquiera pensar en ella, pues el picaporte de la puerta empezó a sonar, indicando que Yoongi por fin había llegado de Daegu.

—¡Llegué y te traje dulces tradicionales que mamá preparó para ti-… ¿Jimin?

El rubio terminó por levantarse del sofá, ignorando sus mejillas calientes por la vergüenza que escalaba en su interior, empezando a caminar hasta el pelinegro con seguridad.

Bienvenido a casa, Señor.

Y es que Yoongi debía estar soñando, ¿verdad?

Quiso hacer el amago de tallar sus ojos, tratando de confirmar que lo que estaba presenciando no era más que producto de su imaginación.

Lo único que supo después fue que su cuello empezó a ser llenado de besos húmedos y que su torso estaba siendo liberado de aquel saco gris, cayendo a sus pies de manera descuidada.

Después de segundos, reaccionó.

Llevó sus manos a la cintura del menor, apegándolo a su cuerpo hasta que no hubo espacio entre ambos cuerpos. Entonces decidió cargar al rubio, quien enredó sus piernas a su cintura sin despegar sus labios, que empezaban una guerra por tener el control.

Sentándose en el sofá caoba, situó al rubio en su regazo, incitándolo a seguir un vaivén dirigido por sus manos que seguían aferradas a su cintura.

Jimin volvió a obedecer como el niño bueno que era, sintiendo el duro bulto debajo de su trasero endurecerse cada vez más con cada movimiento que hacía. Suspiros acaramelados abandonaron sus labios cuando se separaron por falta de aire, con los ojos cerrados y el rostro de Yoongi escondido en su pecho, besando sus pezones por encima de la traslúcida tela.

미니 ; MINI CANDY SHORTS ✧ YOONMIN (윤민)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora