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-Es usted la señorita Elena?*Pregunto el presunto chofer al ver que nos acercábamos en su dirección*

-Mi padre lo mando?*Arquee  la ceja intentando mostrarme seria*

-Si usted es la señorita Elena sí, su padre me mando.*El hombre tenía un semblante elegante, venia directo de la casa de muñecas pareciese listo para una fiesta*

-Sí, si soy Elena y ella Sam

-Buenas tardes soy Sam.*estiro su mano en señal de saludo siendo correspondida*

-Demasiada formalidad.*susurre mientras me adentraba en camioneta, Sam imitaba mi acción*

Abrí un poco la ventana para poder respirar aire fresco. Acomode mi cabeza sobre la ventana, Sam se encontraba serena mirando por el otro extremo mientras jugaba entrelazando sus dedos.

Volteo el rostro en mi dirección al sentir la presión de mi mirada, suspiro hondo dejando caer su cuerpo sobre el resto de asiento asegurándose tener su cabeza sobre mis piernas.

Mentiría diciendo sentirme tranquila al estar a punto de volver a ver a mi padre pero a la vez no sabía lo que sentía simplemente me sentía confundida. Pero el no saber exactamente como reaccionar al volverlo a ver me aterraba. ¿A quién le pasa eso? lo común es ver a tu padre correr, abrazarlo, decirle cuanto lo extrañabas pero el asunto era ¡No me nacería hacer nada de lo mencionado! Mis sentimientos se volvieron un surtido de varios sabores, colores y formas. El tiempo se me agoto, llegamos al destino. Sam toco mi vientre obligándome soltar una pequeña risa, imite su acción asiéndola reír de la misma manera. No sé si lo hicimos por cosquilleo o por nervios pero el caso es que soltamos risillas cómplices de algo nuevo.

 Bajamos de la camioneta, personalmente tenía el cuerpo hecho un desorden. Lo primero en reconocer fue esa puerta enorme con un tallado en madera sofisticado, la antigua puerta de mi castillo.

Sam me tomo fuerte el brazo obligándome a caminar en direcciona a la puerta, en cuestión de segundos lo volvería a ver después de tantos años. No sabía a quién vería, si al mismo hombre de terno y corbata de hace años o aun viejo decrepito con bastón.

Di unos topes débiles a la puerta, Sam arqueo la ceja negando con la cabeza, estiro su mano y toco el timbre, solté una sonrisa ocultando los dientes.

-Relájate-*susurro despacio mientras la puerta se habría*

Una pequeña de cabellos castaños, ojos miel vivases y una gigantesca sonrisa nos abrió la puerta nos observó sorprendidas ahogando un suspiro de emoción, volteo el rostro dejando ver el largo de su cabello suelto-Ellas han llegado! Están aquí!-*Anuncio la pequeña desbordando emoción a los cuatro vientos*

Su cuerpo se hizo a un lado para dejarnos al descubierto del otro lado de la casa apoyándose en la puerta sin dejar desaparecer su sonrisita infantil.

Me quede helada los músculos del cuerpo los tenia estáticos la respiración se me mantenía lenta pero nerviosa. En ninguno de los casos considere la reconstrucción familiar de mi padre. Soy una tonta al imaginar que el seguiría solo, tuve que haber venido preparada, me siento fatal me han agarrado fría.

Teniendo un panorama más amplio de la sala, note las revistas juveniles tiradas en la alfombra negra junto a colores, brillantina, goma, tijera y plumones.

Jamás nos dejaron jugar en la sala de bienvenida, era mal visto tenerla sucia, los invitados pueden llegar en cualquier momento, siempre nos repetían lo mismo.

-Amor cuantas veces tengo que repetirte, no debes de abrir la puerta sin autorización, cuantos extraños rondan por aquí-*Refunfuñaba con extraña ternura una mujer mientras se adentraba a la sala de bienvenida, la pequeña se encogía de brazos al ver cómo era regañada en público*

-Lo lamento! mi nombre es Janeth, mucho gusto-*Estiro su mano en señal de cortesía* -Cristal ya te presentaste?*Pregunto  frunciendo el ceño en dirección a la niña aun sonrojada por la situación*-Me llamo Cristal un gusto conocerlas!*Estiro las manos dejando soltar brillantina por todas partes provocando otro ceño fruncido de la mujer ella no reparo en correr en dirección si no me equivoco la sala familiar*

-Siento el alboroto, Cristal es un poco imperativa, estaba emocionada por su llegada, Marck  nos ha hablado mucho de ustedes y el tener nuevas amigas a Cristal siempre la pone de magníficos humores*La mujer no dejaba de habla sobre la emoción de la pequeña. Era notable el amor hacia ella a simple vista, con solo mencionar su nombre sus ojos soltaban chispas de amor*

Un vestido casero adornaba su cuerpo bien cuidado, pequeños rastros de maquillaje se divisaban es su rostro pulcro y lizo de no ser por el cabello un poco alborotado no hubiera vacilado en pensar que recién se levantaban de la cama. Se notaba ser una mujer jovial y sociable al igual que su pequeña.

-No las he dejado hablar, que osadía la mía, disculpen, Marck no tarda en alistarse para atenderlas siéntanse como en su casa Marck me comento que ustedes saben ya el camino a sus habitaciones, es verdad?*Preguntaba la mujer sin dejar ese hilo de cortesía*

Trague saliva, no había mencionado palabra desde nuestras presentaciones, no sabía exactamente lo que debía decir estaba claro, mi padre no les ha contado todo.

-Si, no se preocupe-*intente ser lo más prudente posible, aguantándome las mil preguntas divagantes en mi cabeza*

-Eso es genial, suban, acomódense, esta es su casa en unos momentos estará la comida*Se despidió con una sonrisa en el rostro alejándose de la sala de bienvenida*

Los cuadros familiares no eran lo único diferente en esta casa, mi última noche aquí tenía una familia, ahora hay una, pero no es la mía.

Tarde unos segundos en respirar hondo tomar la mano de Sam. Subimos las escaleras esas escaleras en forma de serpiente de un color marrón contrastadas con barandales dorados.

Un enorme corredor nos esperaba en el segundo piso llena de puertas a habitaciones dos de ellas con carteles rosados donde leías la palabra “BIENVENIDAS” de diferentes colores.

POR TI. [CANCELADA TEMPORALMENTE]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora