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Al llegar a la puerta de mi habitación sentí una extraña sensación apenas entre un mundo de fantasía paso ante mis ojos cada cosa estaba en su lugar no había movido nada. La habitación estaba cubierta de rosado en todas las tonalidades, con algunos instrumentos musicales en el armario junto a los vestidos rosados, blancos, dorados, celestes combinados con los zapatitos más delicados que mis pies, algunas zapatillas de deporte, una coronita de plata con la cual mágicamente me convertía en una  princesa guardada en unos de los cajones como un pequeño  tesoro , muebles blancos sin ni una micra de polvo,  las fotos en las paredes, recuerdos bloqueados de mi mente, la imagen de una familia perfecta destruida en un pestañeo tan fácilmente como la briza viaja de un mar a otro, todas esas cosas exactamente diseñadas, colocadas  en esa habitación me hicieron pensar tener la habitación perfecta, correspondiente de una princesa con un color rosa entonado en una vida perfecta, todo lo que una niña de aquella edad deseaba, todo eso obligo a mi mente a recordar tan corta infancia a recordar a esa niña pequeña jugando con sus muñecas en el piso alfombrado de esa habitación, recordar en menos de un minuto imágenes de la felicidad ingenua de una pequeña en una corta infancia la cual en su momento fue supuestamente “perfecta” terminando de golpe en la realidad, darme cuenta por mí misma la evolución continental de mi personalidad desde aquella época hasta el hoy no sé si es  bueno o malo pero si estoy segura, no hubiera conseguido nada de lo logrado hasta hoy si siguiera siendo la misma niña de esa habitación. Es por eso que bloquee por completo esos recuerdos de mi mente pero tal vez recordar es superar y superar es avanzar.

Sentí unas manos rosar mi hombro haciéndome detenerme en medio de la habitación, me tire en la cama de golpe frotándome los ojos con fuerza.

-Fue más difícil de lo planeado eh?*Suelte de repente cortando el tenue silencio*-Y eso! Aun no lo veo*Reí nerviosa*

-Elena, nadie dijo que sería fácil.*Se tiro al costado mío, intentado hacerme cosquillas pero esta vez yo impuse resistencia la cual no me duro mucho, Sam es insistente cuando quería*

Nuestras risas llenaron la habitación con un sonido de felicidad, la tristeza en estas cuatro paredes se diluyeron con el sonido vivo de carcajadas, verdaderas carcajadas de felicidad.

Sam era experta en levantarme el ánimo, no con palabras, ella sabía bien cuando las palabras funcionaban, cuando solo eran vacías para mí, tenía infinidad de métodos. Un día encontré a Sam enseñándole métodos para levantarme el ánimo a mi hermana. ¡Sorprendente!

Tome las manos de Sam por un momento para evitar más cosquillas.

-Quieres conocer tu nueva habitación?*termine preguntando viendo como el rostro de Sam se llenaba de curiosidad*

Casi una hora ha pasado desde nuestra llegada, estamos tiradas en el piso de la habitación de Sam, sin rastro alguno de mi padre. Como no me imagine, Marck no podría enfrentarme solo, el necesitaba de compañía presente, pero venga a pasado ya tiempo y fuera de bromas tenemos hambre.

Sam dirigió sus manos a su estómago en señal de súplica. Los horarios en el reformatorio eran estrictos tanto como para dormir, comer, estudiar, jugar y todo lo que pudieran controlar, es de esperarse el estómago de Sam tuvo que haber sido alimentado hace media hora sin contar la merienda.

Me levante de la cama en dirección al primer piso, si el no vendría yo iría hacia él o por lo menos traería comida para Sam.

-Ahora vengo-*Salí de la habitación cerrando la puerta suavemente*

Bajando las escaleras me encontré con Cristal que seguía radiante como antes.

-Heey! Mi mamá dice que la comida ya está lista. Bajen!!-*Termino diciendo mientras se alejaba entre risas*

POR TI. [CANCELADA TEMPORALMENTE]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora