Prólogo.

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«Academia Privada Big-School»

Escuela tradicional para varones que combina secundaria escolar con preparatoria, orientada al ámbito de los negocios, el arte, el deporte y todo tipo de ciencias. Catalogada como uno de los centros educativos más prestigiosos de todo el país, por su riguroso sistema educacional y por la increíble infraestructura que posee el campus. Dispone de diferentes instalaciones para el desarrollo de las distintas actividades: como gimnasio, campo de béisbol, auditorios, pista de atletismo, cafetería, entre otras áreas de costoso presupuesto.

Los alumnos son, en su mayoría, familiares de grandes empresarios, o también, allegados de distintos líderes políticos del país, por lo tanto, todos los egresados son parte de alguna pieza fundamental en cualquier corporación millonaria del mundo, sin importar el grado de educación en el que se hayan quedado... o la posible disposición de una lista de antecedentes penales. Bastaba una sola referencia de la institución para obtener una excelente posición en el privilegiado mercado laboral.

La Academia manejaba un método de cambios, completamente internos, del estilo social entre los estudiantes, por el cual era necesario establecer una jerarquía de poder por niveles para obtener libertades tanto colectivas, como individuales. No era comparable con el mundo real, pero existían similitudes, pues subsistían demasiadas disputas estudiantiles incapaces de ignorar. Es decir, no eras el mejor por tus calificaciones, por tus habilidades, por tu destreza física o social... sino por cuánto dinero y poder tenías en el mundo real, fuera de la gran Academia.

O así era...

Hasta que llegó Kim Taehyung y asumió rápidamente la actual presidencia del Consejo Estudiantil, para cambiar absolutamente todo.

Todo.

Jeon Jungkook le odió desde el día uno, a primera vista, en el momento inicial. Y sucedió de manera efímera, espontánea, convirtiéndose en una sensación coyuntural que, con el paso de los años, incrementó exponencialmente. Odiaba el reflejo de su mirada, ahí donde un brillo de superioridad destacaba visiblemente entre esas pupilas.

Él: de dientes blancos, delgado, impecable, alto, pelinegro y demasiado fino. Era irritante, como si se creyera el único ser en el planeta capaz de comprender la entera complejidad del universo, o como si su mundo contemplara más allá de nuestra propia galaxia. Le odió desde el principio cuando, inesperadamente, deslumbró todo el auditorio principal con aquella sonrisa de cajita feliz. Él, que actuaba como si nadie estuviera a la altura de sus talones, se creía enteramente perfecto.

Sin embargo, aquel sujeto no solo era el típico sopla-pollas de turno, sino que, lamentablemente, también era uno de los niños prodigios más populares de la Academia.

Se volvió loco, pero no era envidia, mucho menos sorpresa. Era odio.

Y, aunque el mundo no giraba a su alrededor, ambos estarían cursando el último año en la Academia Privada Big-School. Antes de que cada uno caminara por su propio camino.

Martirio mío. {Taekook}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora