6. Sombras En La Oscuridad.

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Isabelle se despertó en su habitación a las seis a.m. de la mañana siguiente. No sabía cómo había llegado hasta allí, pero posiblemente habría sido o Happy o su padre.

Se levantó de la cama y se hizo una coleta alta que le llegaba a la mitad de la espalda. Su pelo rizado quedaba perfecto cada vez que se recogía el cabello. Como ropa tomó unos leggings deportivos y un top negro con una chaqueta bastante fina.

Se lavó un poco la cara y fue a la cocina, donde vio a Happy. Cogió del frigorífico un batido de plátano y una barrita energética.

–Qué raro, ¿tú despierta ahora? - Happy sonrió.

–Quedé con Wanda para entrenar, pero estoy muerta de sueño. - contestó mientras daba un sorbo a su batido.

Happy se encontraba preparándose el desayuno también, él estaba haciéndose un sándwich y un batido de chocolate.

–El señor Stark ha tenido que irse a una misión, volverá en dos o tres días.

–Espero que al menos llegue para mi cumpleaños. - Isabelle suspiró.

–Seguro que sí, no pierdas la esperanza.

El sonido de unos tacones resonó por la sala. Para la sorpresa de los presentes, Pepper Potts entraba a la cocina.

Pepper había sido lo más parecido a una madre que había tenido Isabelle, aunque su padre y ella se habían peleado muchas veces, siempre habían estado juntos. La mujer se había encargado de cuidarla muchas veces, la trataba como si de su hija se tratase, Isabelle apreciaba eso.

–¡Isabelle! - La mujer abrazó a la menor.

Isabelle y Pepper no se veían mucho desde que la chica había entrado en Midtown, Pepper estaba liada con cosas de la empresa y pasaba poco tiempo libre.

–¿Qué haces por aquí? Pensaba que estabas muy ocupada con lo de la empresa. Aunque me alegro. - Dijo la castaña mordiendo su barrita energética.

–He venido ya que Tony va a estar unos días fuera, tengo unas pequeñas vacaciones y así podré pasar tiempo contigo.

–¡Genial! - Isabelle sonrió. - Luego seguiremos hablando, Wanda me espera.

–Ve cariño, yo tengo que hablar con Happy de unas cosas.

Isabelle se despidió y fue a la sala de entrenamientos. Wanda la esperaba allí con algo de material que iban a usar. Isabelle le contó que Pepper había venido y también lo que pasó con Peter ayer. Le tenía mucha confianza a la chica y siempre le contaba todo.

Esa mañana Wanda había traído unos guantes de boxeo, un saco, unos palos de madera y el ordenador para controlar los robots de la sala de entrenamiento.

–Lo más importante es que aprendas a golpear bien. Un mal golpe podría hacerte más daño a ti que a tu atacante.

Wanda golpeó el saco de boxeo mostrándole como hacerlo.

Isabelle imitó su acción con la misma perfección que ella. Lo repitió varias veces, luego Wanda le tapó los ojos, para enseñarla a esquivar.

–Para luchar tienes que usar todos tus sentidos, no sólo la vista. Aprende a sentir el peligro, desarrolla más el oído.

Isabelle iba perfectamente bien, alguna que otra vez el saco le golpeó la cara de vuelta, pero mayormente lo esquivaba.

–Estas aprendiendo muy rápido Isabelle, estoy muy orgullosa. - Wanda le dio un abrazo. - La siguiente prueba será un poco más difícil.

Las luces de la habitación se apagaron, a duras penas Isabelle conseguía ver algo, alguna luz quedó encendida.

La voz de su amiga se escuchó en uno de los altavoces.

–Esto deberás hacerlo sola. Concéntrate, usa tus poderes y derriba a tus enemigos.

Escuchó pasos, a su derecha el fondo. Se concentró en un recuerdo muy bonito, como le dijo Wanda. Esos destellos volvieron a salir de la mano de Isabelle, apuntó hacia donde escuchó los pasos y concentró esa energía en el sujeto.

Uno de los robots fue lanzado por el aire, el primer obstáculo fue derribado.

Una de las luces se encendió.

–Muy bien Isabelle, a por el siguiente.

Esta vez pudo oler ese aroma a metal que desprendían las máquinas creadas por su padre. Atrajo un palo con su mente hasta su mano y se giró rápidamente, golpeó dos veces al robot y lo derribó.

La siguiente luz se encendió también.

–Sólo te queda uno.

Algo pasaba, no consiguió percibir nada, ni un olor, ni un sonido y tampoco veía nada. De repente, fue lanzada por algo y se estrelló contra la pared. Tomó el palo que hasta hace poco llevaba, que se había caído al suelo, y se acercó rápidamente a donde había recibido el golpe. Al ver al último robot, que también era el más pequeño y el más fuerte, le dio con todas sus fuerzas y lo elevó en el aire para darle una patada.

–Derribado.

Las luces se encendieron, Isabelle respiraba de manera agitada.

Su amiga heroína apareció nuevamente en la sala.

–Enhorabuena Isa, lo has hecho súper bien. La verdad no esperaba que lo consiguieras.

–Gracias por ese voto de confianza. - Dijo la chica sarcástica.

–Puedes ir a descansar, mañana a la misma hora.

Isabelle fue a la salida de la sala.

–Isabelle espera. - La chica Stark paró en seco.- Si sigues así podrás unirte al equipo.

Isabelle asintió mientras sonreía, estaba ansiosa por contarle a Peter como había ido su entrenamiento y que tal vez tendría un hueco en los Vengadores.

Sabía de primera mano que Peter era un verdadero admirador de los Vengadores y que el deseaba formar parte de ellos, aunque no podría ya que el no es un héroe, sino un chico normal. O eso creía Isabelle.

Isabelle iba por uno de los pasillos de su grandísima casa. Estaba mirando el móvil y escribiéndole a Peter. Le había dicho que si quería quedar.

–¡Isabelle! - La voz de Pepper resonó por el pasillo.

–Hola Pepper. - La castaña levantó la vista del teléfono.

–¿Has estado entrenando? Tu padre me contó lo de los poderes y eso, es genial que te estés descubriendo a ti misma cielo.

Por estas cosas Isabelle amaba a Pepper, siempre le había trasmitido mucha confianza.

–Sí, justo vengo de terminar de entrenar. Esta siendo duro pero sí es genial.

El teléfono de Isabelle sonó. Peter le había contestado con un dedo hacia arriba, lo que quería decir que podía salir.

–Creo que tienes algo que hacer. - Pepper señaló el móvil de Isabelle con su mano derecha.

–Oh, sí, voy a quedar con un amigo.

–Pues entonces no te entretengo más, ya hablaremos más cuando vuelvas.

–Vale, adiós Pepper.

Isabelle le dio un corto abrazo a la pelirroja y se fue a su habitación.

𝐈𝐦𝐩𝐚𝐫𝐚𝐛𝐥𝐞 - Peter Parker  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora