Capítulo 11.5: Persiguiendo el sol

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A veces me duele la boca de sonreír

A veces me duele el pecho por sonreír

A veces me duele pensar en sonreír

A veces me arrepiento de sonreír

A veces... simplemente no quiero sonreír

Mirando a través de la ventana del hospital, una mujer de cabello oscuro y ojos de un oscuro rojo observaba como el rocío se formaba en las hojas después de que la lluvia cesara

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Mirando a través de la ventana del hospital, una mujer de cabello oscuro y ojos de un oscuro rojo observaba como el rocío se formaba en las hojas después de que la lluvia cesara. El libro abierto en su regazo había sido dejado en el olvido desde que giró el rostro. Lo único que fue capaz de hacerla apartar la mirada fue el sonido de la puerta de la habitación siendo golpeada.

- Adelante.

Al recibir el permiso, la puerta se abrió dejando ver dos pares de ojos redondos e hipnotizantes.

- ¡Mamá! - uno de los niños se apresuró en entrar en la habitación nada más visualizar la silueta de la mujer e intentó subirse a la cama, pero debido a su altura le fue imposible – No llego...

Una fina sonrisa por la dulzura de su actitud apareció en el rostro de la mujer, extendió sus brazos hacia abajo y subió al pequeño niño encima de la cama.

- Senjuro, ¿estás más alto?

- No lo sé - miró su propio cuerpo de arriba abajo pero no duró mucho haciendo eso porque se lanzó al pecho de su madre para darla un abrazo. Esta correspondió el gesto y rodeó con un brazo su cuerpo mientras acariciaba su cabeza con su mano libre.

- Kyojuro - llamó al niño que se había quedado delante de la puerta - Acércate.

A pesar de hablarle, este no hizo nada. Senjuro le miró confuso mientras que la mujer mantenía su rostro sereno. No volvió a llamarle, en su lugar extendió su mano hacia él, eso fue suficiente para que Rengoku entendiera el mensaje.

- Perdóname - tirando de su mano, le ayudó a subirse a la cama – No he usado un buen tono de voz.

- No, tu tono era bueno. Solo... estabas muy lejos.

Senjuro siguió sin entender, pero no lo pensó más porque su madre había juntado a ambos para poder abrazarles al mismo tiempo.

- Kyojuro, Senjuro, os quiero.

Envuelto en el cálido abrazo de su madre, Rengoku se permitió cerrar los ojos y relajarse. 

 

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Club de Investigación de Demonios [GiyuuTan]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora