- Dos -

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Disclaimer: los personajes de esta historia pertenecen a Masashi Kishimoto. Obra inspirada a fin de entretener y sin fines lucrativos.

"....." pensamientos
-.....- diálogos
●●●● cambio de escena

Los enviados llevaban ya varias semanas en la mansión, disfrutando de los tratos de su gente y las curiosidades del lugar. Para ella era una suerte pues podía seguir viendo al Uzumaki, aunque fuera desde lejos o por breves momentos, como cuando tenían encuentros no fortuitos en los pasillos de la mansión. Y es que la noble señorita intencionalmente daba paseos a ciertas horas, cuando estaba segura que le podría ver. El interés por él cada día iba en aumento, y más al comprobar que era una persona ilustre, generosa y de gran honor.

Es usted la dama más bella que han visto mis ojos — le había dicho en uno de sus eventuales encuentros, haciéndola sonrojar hasta las orejas, incrementando las sensaciones en su corazón con su brillante y espléndida sonrisa.

"Si tan sólo no tuvieras prometida, ¿me escogerías a mi?" pensó anhelante, mientras cepillaba su cabello y descansaba en sus aposentos.

Y es que hace algunos días, una comitiva se hizo presente para anunciar el hecho de que su amor destinado estaba ofrecido como esposo de una señorita de las altas casas de Baekje. Según los rumores que se habían esparcido por la servidumbre, la dama era hermosa, tanto como la esmeralda y la primavera, a la par que sumamente dotada y elegante.

¿Cómo competir contra eso, Natsu? — le había preguntado a su dama de compañía, mientras aguardaba en los aposentos de su madre.

No lo sabrá si no lo intenta, mi señorita 

¿Realmente lo crees? 

La parte más difícil ya la ha hecho — acarició su cabeza con ternura — Ha llamado su atención, sólo falta que diga lo que siente. Así no sufrirá por lo que hubiera sido cuando tenga una respuesta 

Y fueron esas palabras las que la orillaron a concretar un encuentro entre ambos esa noche, al centro del jardín donde el lago central era iluminado por la luna de las frías noches en palacio. Alistó su apariencia y salió a la estrellada noche con sigilo de no ser vista, con su leal mucama pisando sus talones; ante todo sería precavida, no estaría en total soledad con aquel hombre, pues no era bien visto. No tardó demasiado en sumergirse en el jardín que su madre tanto había cuidado con anterioridad, sin encontrar en él al de ojos azules así que se dedicó a admirar el lugar y pensar en silencio.

"¿Acaso no vendrá?" se preguntó luego de minutos de larga espera.

Me disculpo por la tardanza, mi señorita — apareció tras ella, dirigiendo en su dirección una rosa blanca que había encontrado en el camino esto hizo que frunciera el ceño

"¿Por qué cortar una rosa perfectamente plantada si se marchitaría en pocos días?" se cuestionó un tanto disgustada ¿qué necesidad había de aquello?, además de que dichas flores no eran sus favoritas, pero no mencionó nada al respecto y tomó la planta entre sus manos.

Y bien, ¿cuál es el motivo de su llamado? — ciertamente parecía más curioso que ansioso, pues no esperaba tal movida por parte de la ojiperla.

Verá mi buen señor — empezó a hablar de manera cohibida, estaba muriendo de nervios lentamente. Después de dar un largo suspiro, se animó a soltarlo por fin — M-Mi corazón alberga sentimientos p-por usted. M-Me he enamorado — se inclinó ante él, sacando de sus bolsillos un amuleto para decorar su espada que ella misma había bordado — P-Por favor, acepte mis sentimientos — 

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