Disclaimer: los personajes de esta historia pertenecen a Masashi Kishimoto. Obra inspirada a fin de entretener y sin fines lucrativos.
"....." pensamientos
-.....- diálogos
●●●● cambio de escenaAl escuchar a los mayores hablar, no pudo evitar recordar la conversación que había tenido con su hermano a las puertas traseras de palacio, justo en la sede de la primera unidad, antes del amanecer.
— Sabes que padre no durará mucho, ¿verdad? — había comentado cierto pelinegro, mientras su hermano revisaba los papiros que le había entregado — Pronto deberás ocupar el trono, y necesitas una esposa —
— Lo sé, Sasuke — mencionó cansado del tema — No tienes que decirme qué hacer —
— Me alegra no ser tú en este momento —
Itachi ya se lo imaginaba, su hermano menor era un alma libre, que siempre huía de las ataduras de las responsabilidades siempre y cuando estuvieran fuera del campo de batalla. No había mujer viva, comprometida o no, que hubiera domado tal salvaje y frío corazón. Para el pelinegro era más fácil saciar sus deseos con aquellas furcias de la lejanía, antes que enredarse en las redes de una señorita respetable.
"Nunca cambiaría" se dijo mientras negaba y disimuladamente dirigía su vista hacia el patriarca de la casa Hyūga.
Un hombre calculador y cuya lealtad se basaba en la conveniencia. Lo sabía ya que conocía bien la historia de las casas importantes e influyentes del reino. Su madre había hecho mucho énfasis en aquel viejo guerrero, que luego de las guerras había jurado seguir a su padre con tal de conservar el patrimonio familiar, además de Goguryeo poseía más tierras y gracias a su contribución recibiría conmemoraciones y riquezas que seguramente no le serían dados en otro lugar. Al no elegir a los Uchihas como sus señores Hiashi podría arriesgarse a perder incluso su título en otras tierras, llegando a formar parte de la plebe del lugar, algo que una persona ambiciosa como él no dejaría que sucediera.
Pero algo era obvio en aquellos fríos y calculadores ojos, ser leal a su padre no significaba que sería leal a él una vez que ascendiera al trono. El castaño se tomaba la libertad de dejarle claro tan sólo com su mirada que se mantendría al pendiente de cada una de sus acciones y que juzgaría sus capacidades como rey por sí mismo; además que, de ser el caso, no le temblaría el pulso en pasar por encima de la corona siempre y cuando los beneficios para él no se vieran afectados.
"Es un hombre de cuidado" pensó en silencio, mientras seguía divagando en las verdaderas intenciones de aquel líder. Era peligrosamente astuto para su propio bien, era algo a tener en cuenta para el futuro.
— Pronto será mi hora, Hiashi — Fugaku hablaba acompasadamente, tratando de controlar su tos — Confío en que dejaré a mi hijo en buenas manos llegado el momento —
— No debe mencionarlo, majestad. El príncipe es un joven capaz — "Já, que ironía" casi quiso reír al escucharle. Decía aquello pero en sus ojos bailaba un claro - Ya lo veremos -
"Este maldito anciano" pensó dirigiendo ahora sus orbes hasta la joven sentada junto a él, quien en ningún momento había emitido palabra.
Hinata se llamaba, o eso había escuchado, una joven agraciada que allí dónde iba levantaba todo tipo de miradas a su paso. Habían muchos rumores sobre ella allá a donde fuera, más por el misterio que la rodeaba que por su figura misma. Y es que la joven se la pasaba resguardada tras las cancelas de la gran mansión, lejos de los ojos curiosos de nobles y plebeyos. Aunque este último año, y debido a su presencia en la gran academia, su nombre había tomado fuerza en los círculos.
ESTÁS LEYENDO
CONCUBINA
FanficUn matrimonio fallido y una humillación a su familia no podían ser peor a lo que sucedería ahora. Era el hermano de su esposo, y sin embargo estaba dispuesta a claudicar, sólo por un poco de atención. Mientras, él, no podía entender el porqué de tod...