Jikook

Jimin

Me despierto y veo mi celular, sin llamadas ni mensajes, hace tres años que no hablo con mi familia, desde que les dije que quería estudiar danza, ellos estaban en desacuerdo, ya que decían que no iba a ganar nada siendo bailarín y que buscara otra cosa, yo hui de mi casa, sólo recibí una llamada de mi hermano preguntando si estaba a salvo, nadie más se preocupó, tuve que conseguir dinero de alguna manera, comencé siendo mesero de una pastelería, luego ascendí a la cocina, solo limpiaba, después pasé a ser un ayudante de cocina, al repostero principal le gustaba los postres que hacía, ahora soy su mano derecha y gano muy bien, así que compré una casa, es lo suficientemente grande como para dos personas, también puedo tomar clases de danza sin depender de nadie, me gusta mi vida, pero es muy solitaria, no tengo amigos, no tengo familia, no tengo nada, por eso ayer hablé con ese lindo niño, se me hace muy tierno y a la vez muy sexy, sé que casi no nos conocemos, pero me encanta, es como un pequeño conejito que salta por doquier haciendo un desastre conmigo, cuando lo besé fue muy tierno, al principio no se movía, pero la segunda vez fue como si en serio lo intentara, me doy cuenta que estoy sonriendo demasiado, me levanto y me ducho, tengo que ir a trabajar.
Al llegar a la pastelería mi jefe me saluda con la mano, hago lo mismo y entro por la puerta para trabajadores.
Me pongo el uniforme y comienzo a preparar las cosas básicas, midiendo cantidades de ingredientes, ordenando los utensilios, etcétera, cuando termino comienzo a preparar una torta, es un pedido que hicieron para una fiesta de cumpleaños, mi jefe entra.

Jefe: Hola Jimin, ¿Cómo vas?
Jimin: Solo hago esta torta, la decoro como en el pedido y será todo, todo lo demás ya está listo.
Jefe: Ok, podrías si tu quieres dejarme hacer la torta y tu puedes hacer el otro pedido, recuerda que por estas fechas hay mucho trabajo.
Jimin: Podría ser, será lo mejor (le doy la mezcla y hago el otro pedido, no es que sea mucho más trabajo que antes, pero sí hay un poco más).
Jefe: Sabes Jimin, mi esposa y yo fuimos llamados por el director del colegio de mi hijo y dice que hace cosas malas.
Jimin: Creo que podría conversar más con él o que su esposa lo cuide también.
Jefe: Sí, el problema es que ambos trabajamos y no se si tendríamos tiempo para cuidarlo.
Jimin: Es una pena (en eso se me ocurre una idea), no sé si le parece correcto, pero creo que yo puedo cuidarlo el tiempo que requiera en vez de trabajar con la pastelería, ya vio que no soy muy necesario, usted podría acabar estos pedidos en poco tiempo, si usted quiere...
Jefe: Eso es maravilloso, en serio estaría muy agradecido, te pagaré igual que ahora si pudieras cuidarla el rato que yo estoy aquí y mi esposa en su trabajo.
Jimin: Por supuesto que sí señor.
Jefe: Muchas gracias, ve a mi casa, toma mis llaves, por favor cuida de él, a veces es un poco problemático.

Voy a la casa y abro la puerta, todo está tirado en el piso, hay vidrios rotos en el piso y escucho música muy fuerte viniendo de una habitación, avanzo con cautela y abro la puerta, veo a un chico de unos 15 o 16 años, echado en su cama con su celular, me acerco lentamente para no alterarlo.

Jimin: Hola (grito lo más fuerte que puedo para que me oiga).
Chico: ¿Quién es usted? (apaga la música)
Jimin: Me llamo Jimin, voy a cuidarte mientras tus padres no están.
Chico: O sea que eres mi niñero.
Jimin: No, creo que ya eres muy grande para eso, supongo que seré más como un amigo.
Chico: Bueno, no sé, no me importa.
Jimin: Primero dime tu nombre para que podamos conocernos, yo soy Jimin.
Chico: Yo me llamo Minho, haga lo que quiera, no necesito a nadie.
Jimin: Sé que no lo necesitas, pero tus padres sí, voy a asear un poco la casa, tú haz lo que quieras (intento tratarlo con más libertad para que no se sienta presionado).