𝐇𝐔𝐑𝐑𝐈𝐂𝐀𝐍𝐄 | JAMES POTTER

▍𝟬𝟬𝟲. so...what now?

Era muy impactante ver cómo las cosas podían cambiar de un momento a otro, darse cuenta de la mentira que habían vivido por años, sobre todo cuando esa mentira ha creado grandes conflictos los cuales no se pudieron resolver al momento. Ambos, Bianca y James, habían sido víctimas de una gran red de engaños, cada uno viviendo una versión de los hechos. Y ahora sabiendo la verdad, estaban intentando encontrar respuestas a todo lo que habían vivido, o en el caso de Bianca, evadirlas a toda costa.

Las revelaciones que habían salido a la luz la noche de la fiesta cambiaron todo entre ellos. Aunque intentaban recuperar aquella bonita amistad que se había perdido por el paso del tiempo y el odio que cada vez se acumulaba más en las cabezas de ambos, la tensión era palpable. Cada interacción estaba cargada de preguntas sin respuesta, especialmente la más importante para ambos, ¿que debían hacer ahora? Estaban en un limbo emocional, sin saber si debían avanzar hacia algo más o mantener las distancias para evitar futuros problemas.

Había ocasiones donde ambos optaban por evitarse cuando se veían, conscientes de que el impulso de revivir un romance que casi no pudo tener comienzo. Sobre todo Bianca, se sentía atrapada entre sus sentimientos hacia James y lo que pensaría su familia. Sabía que si llegaba a salir con James y su relación se hacía pública, Amber haría lo posible para tergiversar la historia a su familia y quedar ella como la víctima, así manipulando a sus padres y a cualquiera que estuviera dispuesto a escucharla. Aunque Bianca sabía que Daphne se pondría de su lado, sabría comprender que sus tíos los cuales creían ciegamente a su pequeña Amber, podrían verse atrapados en la misma red de mentiras que estuvo ella hasta hacía cosa de dos días.

Por otro lado, James no podía parar de pensar en Bianca. Su mente giraba constantemente en torno a ella, mientras daba vueltas sin descanso por su habitación, inquieto al no saber qué hacer. Sus amigos, preocupados por la inquietud del que casi podrían denominar el líder de su pandilla, intentaban buscar soluciones y calmarlo.

– ¡James, si realmente te gusta Bianca, simplemente invítala a salir! ¡Deja de darle tantas vueltas y haz algo al respecto! —Remus, normalmente el más tranquilo del grupo, fue el primero en perder la paciencia ante la indecisión de James.

Las palabras de Remus parecieron calar hondo en James, quien se detuvo en seco, mirando a su amigo con una mezcla de frustración y decisión.

– ¿Pero a dónde debería llevarla? —preguntó James, su voz reflejando la desesperación que sentía. —No quiero que sea un lugar cualquiera. Quiero que sea especial, algo que la haga sentir lo que realmente significa para mí.

Sirius, siempre ingenioso y rápido para ofrecer soluciones, interrumpió mientras mordía una golosina que había sacado de su baúl.

– Podrías llevarla a la Sala de Menesteres y transformarla en el lugar perfecto para una cita. Con un poco de imaginación, podrías convertirla en un lugar increíble.

James giró rápidamente hacia Sirius, sorprendido por lo acertado de su sugerencia. Una sonrisa de alivio se formó en su rostro al darse cuenta de que tenía la oportunidad perfecta para crear un momento memorable con Bianca.

– Me sorprende lo inteligente que puedes ser a veces, Canuto. —comentó James, con un tono que mezclaba agradecimiento y diversión, mientras tomaba un pergamino y una pluma para comenzar a planificar.

La idea de Sirius había encendido una chispa en James. Sabía que esta cita tenía que ser algo que impresionara a Bianca y que eliminara cualquier sombra del incidente de las cartas. Quería demostrarle que estaba comprometido, que sus sentimientos por ella eran auténticos, y que deseaba construir algo duradero juntos. Esta cita, para él, no era solo una salida más, sino una declaración de lo que quería para su futuro con ella.
Mientras James se sumergía en los detalles de su plan, sus amigos observaban con una mezcla de diversión y alivio. Sabían que la determinación de James siempre lo llevaba a hacer cosas grandiosas cuando realmente se lo proponía. Y esta vez, estaban seguros de que no sería la excepción.
En las horas siguientes, James se dedicó por completo a planificar la cita perfecta. Pasó mucho tiempo imaginando cada detalle de cómo debía verse la Sala de Menesteres, qué música sonaría, qué tipo de iluminación debería tener. Quería que todo fuera perfecto, un reflejo de lo mucho que significaba Bianca para él. Desde la disposición de las velas hasta el tipo de comida y bebida, todo debía ser perfecto como ella.