Tres

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—¿Y si nos quedamos en un hotel?

—No, vete a la mierda.

Chuuya y Dazai llevaban cerca de media hora varados en una ciudad desconocida y sin posibilidades de poder regresar pronto. Mori les había encargado recolectar información acerca de algunos altercados ocurridos allí, pero las horas que se dedicaron a investigar no fueron muy fructíferas y por órdenes directas del jefe no podían regresar hasta obtener algo que valiera la pena; sin contar con que era un viaje de cuatro horas.

—¿Entonces, planeas dormir en un parque? Eres audaz, enano.

Chuuya soltó un gruñido colérico. Las horas inútiles que dedicaron a una exhausta investigación lo dejaron malhumorado y sin ganas de escuchar los parloteos estúpidos de Dazai.

Lo peor era que ni siquiera contaban con dinero suficiente. Hirotsu los había llevado en auto, pero no les dejó nada de efectivo. Dazai ya era de esperarse que no cargara ni un centavo en los bolsillos y, para colmo, él solo cargaba un par de billetes que apenas y servirían para alquilar un lugar medianamente decente.

—El que va a dormir en un parque serás tú, porque tú eres el que no trae dinero, imbécil.

—¡Chuuya! —lloriqueó—. ¿Vas a dejar que duerma en una banqueta, me congele y muera?

—Es exactamente lo que haré. —Asintió, empezando a avanzar aunque sin saber exactamente hacia dónde.

—¡Que considerado, gracias! —Dazai siguió tras él, con aires efusivos—. Pero, es feo morir de hipotermia, ¡no me gusta el frío! Pero aprecio la oferta.

Nakahara puso los ojos en blanco, decidido a ignorar las idioteces del otro para enfocar su atención en su lugar de hospedaje; ya estaba anochesiendo y no definitivamente no quería pasar frío.

Los hoteles eran demasiado caros, aun para una sola noche y no le alcanzaba aun si renunciaba a merendar o desayunar el día siguiente. Definitivamente aun repelía la idea de dormir en una banqueta sucia.

—Chuuya, yo sé de un lugar donde podremos dormir esta noche y nos alcanzará para comer —Dazai comentó, con un tono cantarín altamente sospechoso.

—¿NOS? Te estás metiendo donde no te llaman. Ve a conseguir tú solo donde dormir. —Chuuya le volteó el rostro, continuando su camino dando pasos fuertes.

—¡Vamos, Chuuya! Es una situación de emergencia. Deja el enojo de lado. Te hace mal, no te deja crecer.

—¡CÁLLATE!

Al final, ya cuando las calles estuvieron completamente oscuras y el aire azotaba con más frialdad, no tuvo más remedio que aceptar la propuesta de Dazai, sin saber realmente a qué lugar planeaba llevarlo que fuera tan barato... ¿Un refugio comunitario? ¿Tocar en un lugar al azar? ¿Alguna iglesia?

De tantas posibles opciones Dazai debía escoger un motel.

—¡¿PERO QUÉ MIERDA?!

—Esto es lo único que nos saldrá barata la noche y hasta nos darán regalitos incluidos. —Le guiñó el ojo de forma coqueta, para después ir a hablar con la recepcionista del lugar sin prestar atención a las quejas de Chuuya.

Y así, terminaron alquilando un cuarto de un motel para pasar la noche.

Está de más decir que un proceso demasiado incómodo para la salud mental de Chuuya; tratar de ignorar como se le indicaba en qué lugar estaban los condones, los lubricantes y las toallas, las ofertas de servicios extras o de artículos "especiales".

Pero, el peor hecho por sobre todo lo demás, era tener que compartir una habitación en la que seguramente solo habría una cama.

—Tú vas a dormir en el suelo ¿me escuchaste? Se pagó con mi dinero así que es justo que yo me quede con la cama.

—Que malo eres, Chuuya, ¿vas a dejar que duerma en el suelo y mi pobre cuerpo sufra los estragos en la mañana?

—Es exactamente lo que voy a hacer.

—¡Chuuya! —lloriqueó siguiéndolo. Nakahara no supo dilucidar como era tan fácil para él ignorar los sonidos que traspasaban las puertas de algunas habitaciones—. No sabes lo que haces. No querrás que me pase eso porque entonces me tendrás de mal humor por la mañana y por lo que sé esto te molesta mucho más. Sí, Chuuya, me tendrás gruñón y por eso no acabaremos la investigación y tendremos que pasar otra noche en esta ciudad, esta vez sin dinero y nos tocará A LOS DOS dormir en un parque y hurgar en la basura por comida...

Chuuya sintió como el tic de su ojo se potenciaba con cada palabra que salía de los labios de Dazai. Vaya que sí lo conocía; de las cosas que más odiaba de él era sus episodios de parloteo constante e incoherente.

—¡YA CÁLLATE! ¡Compartiremos la puta cama pero ya cállate!

Dazai sonrió con autosuficiencia.

—Chuuya, mira aquí hay lubricantes sabor a cereza, ¿los probamos?

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—Chuuya, mira aquí hay lubricantes sabor a cereza, ¿los probamos?

—... ¿Qué?

Desde que habían entrado a la habitación, Dazai no había parado de curiosear cada artículo; desde las cajas de condones hasta los juguetes escondidos. Estaba bastante bien equipado para ser tan barato, pensó.

—Probarlo, así. —Osamu apretó con suavidad el envase hasta que en sus dedos chorrearon el líquido de un ligero color rosado y, sin detenerse a lucubrarlo, los metió en su boca, moviéndolos lentamente entre su lengua y paladar.

—¿Qué mierda haces? —Chuuya puso su mejor expresión asqueada.

—Probándolo —balbuceó con dificultad sin sacar los dedos de su boca. Después de unos segundos, estos finalmente salieron, aun siendo atados a su lengua por un hilo de saliva—. Casi no sabe a cereza, eso es una estafa.

Decir que Chuuya ya se había acostado en la cama por cansancio y cubierto todo el cuerpo por frío, eran claramente eufemismos.  

Furtivo | Soukoku 《COMISIÓN》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora