Once

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Dazai ya había perdido la noción del tiempo que estuvo sentado en la barra contemplando la pequeña copa de whisky frente a él. En realidad había estado divagando en su mente en lugar de beber como usualmente lo hacía. El lugar estaba vacío a excepción del mesero; aún era demasiado temprano como para encontrarse a alguien más.

Los últimos días se habían sentido extraños y la desolación del lugar le permitían procesarlo debidamente sin inconvenientes. Para empezar, esa costumbre de tener sexo con Chuuya a escondidas de los demás había empezado a tener un indeseable sabor amargo, aunque en realidad nunca consideró que haya tenido uno dulce; más bien, se centraba en un punto medio, como agridulce: se sentía bien, pero no también como creyó que lo haría. No dejó que ese aspecto lo detuviera y mantuvo la costumbre, sin dejarle cabida de sospechas a Chuuya.

Fue un gran error.

Chuuya era suspicaz, por supuesto que tarde o temprano iba a notar que no estaba resultando como debería y la respuesta fue el inevitable distanciamiento que impusieron de manera tácita.

Dazai no tenía idea de cómo se supone debían ser esas relaciones supuestamente alejadas del romanticismo y solo enfocarse en la atracción sexual, pero discernió que simplemente se traba de eso: únicamente sexo sin sentimientos de por medio. Creyó que si se enfrascaba en el placer mantendría alejado cualquier pensamiento ajeno... pero, desgraciadamente, no calculó bien sus variables. Simplemente no se sentía tan bien. No llenó sus expectativas, y ese malestar fue en decadencia conforme pasaban más tiempo juntos. Fue sintiéndose más vacío, más insulso, más inquietante, quizá más incómodo, y la manera en que Chuuya parecía evitarlo solamente ponía más peso en esa sensación.

Gimió quejumbroso al pensar que la reciente actitud frívola del pelirrojo se debía a que había captado esa inconformidad. Si bien no era un sentimiento muy cómodo el que tenía cuando estaban juntos, tampoco quería alejarse demasiado... esa sensación le desagradaba más de lo que se supone debería.

Ya se cumplían dos semanas desde que no había tenido ningún tipo de contacto físico con Dazai

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Ya se cumplían dos semanas desde que no había tenido ningún tipo de contacto físico con Dazai.

Habían vuelto a su indiferencia, a dejar de buscarse, y a renunciar a decir algún comentario burlesco cuando se topaban. Esa incomoda tensión tenía a Chuuya con un humor espantoso; le irritaba pensar que ese distanciamiento fue por su propia culpa, por no saber cómo manejar sus sentimientos o siquiera cómo reaccionar a ellos.

Enamorado... en antaño, realmente no había forma en que Chuuya Nakahara lograra visualizarse a sí mismo enamorado de Osamu Dazai. Habría golpeado a la persona que se atreviera a insinuar tan estupidez y no permitiría que llagara a oídos de otra persona en la mafia; pero ahora, podría creerlo. Realmente podría creer que en realidad sí se estaba enamorando de Dazai, pues era la respuesta más coherente a todas sus dudas anteriores: querer tenerlo más tiempo, sentirse mal por ser usado solo para sexo, que le doliera pensar que no era capaz de ser visto como algo más. Todo apuntaba a un maldito enamoramiento como si fuera una colegiala, y realmente lo odiaba.

Chuuya mataría a todo aquel que se atreviera a llamarle cobarde, porque en definitiva no lo era; pero esto era algo que no estaba dispuesto a enfrentar.

Pero, por supuesto Dazai tenía que fastidiar sus decisiones.

Ya se le había hecho una costumbre indeseable el arrastrarlo a algún cuarto de manera desprevenida para tener algo rápido y después tratar de pasar desapercibidos entre los demás miembros, pero ese día simplemente no tenía deseos de hacerlo.

—Dazai, ahora no. Estoy ocupado —espetó zafándose de su agarre y queriendo abrir la puerta, con intenciones de prohibirle hacer cualquier cosa.

—Quiero hablar, Chuuya —habló con expresión neutra, aprisionando entre su mano la muñeca del pelirrojo para paralizarla.

—En otro momento. Ahora no tengo tiempo —masculló irritado, soltándose nuevamente, esta vez con una actitud más violenta.

—¿Por qué me estás evitando? —soltó con tono imperioso, esta vez sin molestarse en intentar detener su huida.

Chuuya se paralizó en su lugar y se maldijo por no tener alguna excusa planificada para ese momento. Debía saber que Osamu tarde o temprano con su actitud desvergonzada lo encararía para sacarle la verdad.

—No te estoy evitando, solo he estado ocupado —farfulló con apremio, teniendo la necesidad de huir de esa situación lo más pronto posible.

—No. Me estás evitando, Chuuya —recalcó—, y quiero saber el porqué.

Sin embargo, Nakahara solamente abrió la puerta para proceder a salir rápidamente, sin darle ninguna oportunidad a Dazai de responderle algo.  

***

Perdón por no traer completos los 5 caps finales. Me contagié de covid y no he podido completarlos :( pero lo haré a lo largo de la semana <3

Furtivo | Soukoku 《COMISIÓN》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora