Odiaba tener resfirados y en especial por que su nariz se ponía más roja que la del reno rodolfo, pero bueno no había marcha atrás, tendría que tomar algunos remedios y continuar con su día.
Al llegar al trabajo encendió su computadora e inició con sus actividades laborales... Su madre le llevó té para el malestar que sentía y aunque él creía que no le iba a servir de nada igualmente lo recibió.
Al medio día no salió a su descanso para almorzar y se quedó adelantando trabajo, pues quería llegar a casa temprano y descansar todo lo que pudiese.
Así fue, salió a eso de las 4 de la tarde y se dirigió a su apartamento pero una nueva librería llamó toda la atención del joven así que pensó en echar un pequeño vistazo, solo por curiosidad y luego iría a comprar algunos remedios para continuar con su camino a casa. Entró a la librería que aunque no era tan grande era bastante cómoda y acogedora a decir verdad... Recorrió algunos estantes y escogió dos libros: uno de tragedia romántica recomendado por su mejor amigo Kuroo y otro sobre historia. Dió una vuelta más alrededor de los pequeños estantes y se detuvo cuando escuchó un libro caer a sus espaldas, se giró y finalmente se encontró con el tarado que había roto sus audífonos el día anterior.Se agachó para recojer el libro de mala gana y se lo pasó al chico que se encontraba enfrente de él.
—hey! se te cayó... Fíjate bien, podrías dañarlos— dijo en un tono cansado y después de entregarlo se dió media vuelta para ir a la caja a pagar.
—rubio, gracias... y por cierto, deberías leer este— le pasó un libro y se hizo a su lado derecho para acompañarlo a la caja. —es genial este libro, los personajes son fabulosos y la historia te atrapa totalmente... El personaje principal es alguien frío pero se abre lentamente hacía los demás y...— se detuvo al ver que el más alto soltaba una leve risa —¿pasa algo? — preguntó algo confundido.
En la mente de Tsukishima aquel chico que se encontraba caminando a su lado, se veía como un niño de cinco años con un juguete nuevo, no pudo evitar reír al ver la confianza y la manera con la que le hablaba aquel pecoso... ¿Que mierdas pasaba por la mente de aquel enano? (a diferencia de la altura de Kei sí se veía enano).
—pasa que me hablas como sí me conocieras y que el día de ayer dañaste mis únicos audífonos, así que eso pasa pequeño idiota— soltó sin más.—aaaaaahh con que era eso... Pues cuando se trata de libros todos deberían dejarsen dar algunas recomendaciones ¿no crees rubio?— se rió un poco y cuando llegaron a la caja se puso detrás de esta y esperó a que el otro joven le entregara los libros, pero al ver la cara disgustada de aquel chico alto, se rió fuertemente —pareces un viejo cuando arrugas la frente, de seguro las chicas te tienen miedo— dijo en un tono de burla pero aún así muy tranquilo. Agarró los libros de la mano del chico y los registró junto con el que él había escogido, los guardó en una bolsa y le dijo el precio...
—el último va por mi cuenta, ahora mismo consideralo como un obsequio por dañar tus audífonos, vuelve pronto rubio, te recomendaré más libros cuando regreses— le guiñó el ojo de manera amistosa y el chico rubio solo le pasó el dinero y se retiró de la tienda sin entender mucho de lo que había sucedido en aquel lugar.
¿Que le pasaba a ese pequeño estúpido? Él quería sus audífonos no otro libro, además, ¿por que le hablaba como si se conocieran?
—ahh malditos raros— susurró y se dirigió hacía la farmacia, compró las cosas que necesitaba y regresó a casa.Al llegar se puso una pantaloneta deportiva negra y un saco blanco, se sentó en el sofá y tomó las medicinas que había comprado para su resfriado.
Al estar sin hacer nada prefirió leer uno de los libros que había comprado recientemente, así que sacó uno al azar.
—por qué demonios este? — dijo algo enojado al ver que era el libro que el otro chico le había dado. —a la mierda, solo lo leeré—se dispuso a leer y aunque la fantasía medieval no era su favorita, aceptaba que la historia estaba bastante interesante, sin darse cuenta se oscureció pues ya habían pasado más de 3 horas desde que empezó a leer y ya iba por la mitad de la historia... Se rió un tanto feliz y luego se sonrojó por la estúpida acción que había hecho.
Kuroo y Bokuto llegaron, cada uno emocionado contó su día y Tsuki los escuchaba mientras guardaba los libros en la estantería que tenían ahí mismo en la sala... Sin querer, se perdió en sus pensamientos, bueno, más bien se perdió recordando al chico que había visto hoy, era la primera persona que actuaba así con él y lo peor es que no podía sacarlo de su cabeza.
••••
Chic@s, soy de Colombia así que aquí en algunos lugares le llamamos saco a estos:Logicamente hay diferentes tipos de sacos así que este es uno "deportivo"
Si tienen alguna duda respecto a alguna palabra estaré atenta en los comentarios. No siendo más, espero les guste
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Dulce Melodía (Tsukiyama)
FanfictionSi bien, Tsukishima Kei no era la persona más expresiva del mundo, tampoco podíamos negar que en algunos momentos (tal vez muy cortos) se dejaba llevar por la melodía de la música y se liberaba de aquellos sentimientos que ocultaba... bueno, eso cre...