VI

21 2 0
                                    

A lo mejor Yamaguchi no lo decía enserio, pero sus palabras quedaron resonando en la mente del mayor, pues realmente le importaba mucho lo que el chico pensara. No quería hacerle daño, eso era seguro, pero no podría hacercelo saber porque probablemente no le creería... ¡¡¡Se acababan de conocer!!! Claro que podría hacerle daño, pero Tsukishima no era así.

—¿que tanto piensas Tsuki? -preguntó al ver la concentración del contrario.

—en como cocinar-sonrió de lado, claramente estaba mintiendo pero no lo diría.

—¿no cocinas seguido?

—no, generalmente lo hacen mis compañeros de apartamento- dijo recordando lo buenos que se habían vuelto cocinando esos dos.

—ya veo...pero al menos ¿has cocinado cosas sencillas?

—sí, no te preocupes.
—ahora mismo corro el riesgo de morir intoxicado... ¡¡Ayuda!!- dijo en un tono burla a lo cual ambos rieron.

Al llegar al apartamento, Tsukishima se despojó de su buso manga larga y la bufanda que llevaba puesta, se puso una camisa esqueleto para después ubicarse en la cocina y comenzar a cocinar.

—¿puedo ayudar?
—la verdad, me vendría bien una mano
—pos ahí te voy san pedro- dijo soltando esa hermosa risa que había empezado a gustar al más alto.

Después de un rato de cocinar ambos chicos terminaron la carne en salsa de tómate que habían preparado. No era difícil pero las risas y el nerviosismo de parte de ambos no ayudaba mucho que digamos.
Comieron y finalmente la sala quedó en silencio. No uno incómodo pero fue roto por el menor.

—ahora mismo me pregunto... ¿Por qué tus compañeros de apartamento no están...? Dijiste que vivías con ellos, ¿verdad?

A Tsukishima le causó gracia lo directo que podía ser el contrario y sin pensarlo respondió.
—están en casa de sus parejas, cada fin de semana se quedan juntos- explicó mientras levantaba los platos.
Yamaguchi se levantó para ayudar al rubio con los platos pero este no lo dejó.

—¿que más quieres saber? Pequeño curioso-dijo riendo y luego miro al de pecas a los ojos.

—¿tienes pareja? -preguntó sin pensarlo y luego se arrepintió. - no tienes que responder eso...—dijo algo apenado— Mejor dime, ¿tienes hermanos? - habló suavemente y movió las manos restándole importancia.

Tsukishima se percató de que el nerviosismo del menor lo traicionaba así que decidió dejarlo pasar. Rió y luego contestó.
—sí, tengo un hermano mayor. Y ¿tú?
—no, soy hijo único. Pero Hinata siempre ha sido muy unido a mi familia así que no era raro verlo en mi casa o viceversa.—respondió y miró al rubio. -¿cómo son tus mejores amigos, Tsukishima?

A Tsukishima le costaba un poco responder, pues no era normal hablar de sus amigos sin insultarlos.
—son idiotas, generalmente parecen niños de 5 años, pero son buenas personas y muy inteligentes cuando se trata de vóleibol. -sonrie -siempre me han ayudado y han estado conmigo, son realmente buenos amigos... -dejó de hablar y luego miró al pecoso quien lo estaba mirando curioso -¿pasa algo?

Yamaguchi no cayó en cuenta que sus ojos estaban fijos en los del contrario, pues se había percatado del color de estos, que era un color miel que lucían casi dorado cuando brillaba. Se acercó más al rubio y lo siguió mirando.
Tsukishima quien notó la cercanía del chico menor, se sintió algo intimidado pero no lo alejó, lo dejó indagar por su rostro y ¿a quien engañamos? También aprovechó un poco la situación, pues posó sus manos con suavidad en las caderas del contrario.

—tienes unos ojos preciosos Tsuki- habló finalmente mirando un poco sonrojado al mayor
—tienes buenos gustos pecoso- sonrió y continuó -a decir verdad, es la primera vez que lo dicen. Gracias- concluyó sin soltar al chico.

—creo que es momento de que me vaya-dijo un poco tímido al darse cuenta de las manos del contrario.

—lo siento, no quería ser atrevido, fue un impulso- se disculpó y lo soltó.

—está bien- dijo tomando su abrigo.
— te acompaño- lo siguió.
—¿seguro?
—sí.

Salieron de la casa después de un rato de charla, Tsukishima se puso su abrigo y salió con el menor admirando lo tarde que era.

Finalmente llegaron a la casa de Yamaguchi y aunque no fue la mejor despedida tampoco fue un fracaso.
—gracias por la comida rubio.
—no es nada pecas, cuando quieras... Ya sabes en donde vivo o si prefieres guarda mi número en caso de que necesites algo- dijo con algo de inseguridad.
—sí, gracias.- se acercó para intercambiar sus números y continuó hablando
—Volveré para escuchar el final de esa linda canción.- se acercó a la puerta de su casa y la voz de Tsukishima lo detuvo.
-por cierto, pecas-kun... Estoy soltero.- dijo sonriendo victorioso y recordando la pregunta que había hecho un tiempo atrás. Pues no iba a desperdiciar el momento para molestarlo y verlo hacer un puchero.

Se despidió rápidamente y continuó su camino a casa, mientras que Yamaguchi... Pues el pobre no había muerto de pena, pero tampoco se encontraba en el mejor estado, sus mejillas rojas eran un claro ejemplo de eso al igual que las del rubio, solo que el mayor tenía una sonrisa victoriosa.

Dulce Melodía (Tsukiyama)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora