[CAPITULO III]

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No sabían cómo habían llegado a esa situación, lo de Juan se había alargado tanto que habían empezado a soltar mierda del otro y metiendo a más gente a la conversación

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No sabían cómo habían llegado a esa situación, lo de Juan se había alargado tanto que habían empezado a soltar mierda del otro y metiendo a más gente a la conversación.

El de anteojos lloraba cuál magdalena replicando le a 8cho su infidelidad con la de cabello rosa.

- ¿¡Pero por qué me meten a mí en esto!? - Replicaba Nia enojada.

- ¡No te hagas la santa! ¡Es más que obvio que sabía sobre lo mío con 8cho y aún así no respetaste nuestra relación! - la encaro Juan.

- Pero Juan, amigo mío, que el haya querido conmigo es por algo -. Al oír aquello, el hechicero soltó más lágrimas que se deslizaban sus mejillas rojas.

- Seguramente le hiciste algo bruja, ¡con eso de que tienes cosas ilegales! - grito el de puntas deplorables.

- ¿¡Cómo me llamaste!?

- A ver Juan, cálmate -. Trato de interferir 8cho.

Auron acariciaba su frente tratando de tranquilizarse, punzadas de dolor atacaban su cabeza sin piedad, la escena frente a el lo ponía de nervios y no le veía fin.

- ¡Esperen! ¿Cómo así que Nia tienes cosas ilegales? - intervino Auron mirando a la chica.

- Pues, solo unas cositas, nada más, que no hacen daño a nadie -. Minimizó restándole importancia.

- Pero, ¿Que clase de cosas?

- ¿Para que quieres saber? No las he usado, hombre -.

- ¿¡A quien le importa eso, Auron!? ¡El que está sufriendo aquí soy yo! ¡No te pongas ahora en tu papel de "señor legalidad"! - grito Juan.

- ¡Si hay cosas que son ilegales, son por algo y es para no poner en riesgo a la población! - Explicó Auron frunciendo el ceño.

- Pero es que todo es ilegal, no nos prohíben respirar por que sino te quedas sin quien joder -. Dijo calmada Nia suspirando.

Auron apretó los dientes, los tres chicos delante de él siguieron peleando entre ellos, el sol empezaba a bajar tornando el cielo de un color naranja.
Bajo su cabeza cubriéndola con sus manos, la cabeza le dolía a horrores, sus oídos se habían bloqueados y solo oía un irritante pitido.

Todos a su alrededor se oscureció, sentía su cuerpo pesado y un dolor en su pecho le dificultaba respirar, el calor abundó en su rostro hasta le punto de hacerlo sudar.

Y después, nada.

El dolor se calmó y no lograba escuchar nada, sentía calma.

Enderezó su cuerpo mirando detenidamente sus manos, estás extrañamente se encontraban más pequeñas y sin cicatrices, alzo su rostro lentamente.
Está vez vió que el número de personas en la escena había incrementado pero no lo rodeaban a el, rodeaban a un pelinegro que habla calmadamente y la gente a su alrededor estaba escuchándolo atentamente.

𝙎𝙞𝙣 𝙥𝙖𝙧𝙖𝙧 「𝙳𝚎𝚚𝚒𝚞𝚟𝙿𝚕𝚊𝚢」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora