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El tiempo de estudio de Yachi, Hinata y Tsukishima acabó más rápido de lo esperado. Cuando ellos estaban recogiendo sus cosas (más bien, Tsukishima esperaba que los otros dos recogieran sus cosas, pues él no había sacado las suyas), Yamaguchi y Kageyama aún seguían juntos con la vista pegada a sus cuadernos, y, por algún motivo, completamente juntos, como si así, Kageyama pudiera entender mejor.
Tsukishima los miraba con el ceño fruncido, mientras tanto, Yachi lo llamaba para poder irse. Fue entonces que el pelinaranja lo sacó de su trance.

-¡Tsukishima! -Hinata se puso sobre una silla para poder alcanzar la mirada del rubio y llamar la atención. -Ya hay que irnos, la práctica va a empezar.

Hinata se bajó de la silla y tomó su teléfono.

-Le avisaré a Tadashi, me sorprendió no verlos juntos. -Yachi jugaba con sus dedos mientras Hinata hablaba, ella estaba consciente de que Shoyo estaba detrás de aquello, y para ese momento en particular, ella había accedido a ayudar.

Tsukishima se quedó en silencio y Hinata habló de nuevo.

-Listo, hay que irnos.

Yachi, con algo de nerviosismo, habló.

-¿No hay que avisarle a Kageyama también?

-Está con Yamaguchi. -los dos más bajos miraron al rubio ante la inesperada respuesta. -Pensé que lo sabrías. -Kei miró a Hinata.

-No lo sabía, solo dijo que tenía algo que hacer. -mentira.

Tsukishima asintió y miró a los más bajos adelantarse hacia la puerta, él se quedó unos segundos más, mirando por la ventana al par de chicos que recogían sus cosas del suelo a los pies del árbol. Los miró levantarse. Algo dentro de él se apretujó al ver al azabache tomar la mano del chico de pecas, aquella sensación se tornó más fuerte al ver a Tadashi sonreír y no hacer ningún ademán de apartar a Kageyama. Comenzó a sentirse mal, molesto.

-¿Tsukishima? -Yachi le dio unas palmadas en el brazo que lo hicieron volver a la realidad. -Hay que irnos.

Tsukishima asintió y salió del salón con los más bajos, tratando de borrar aquella imagen de su mente. No le molestaba ver a Tadashi sonreír, ese jamás sería un problema, el problema era ver una de las manos de su amigo, unida a la de Kageyama. Ese pequeño gesto era tan significativo para él, lo hacía molestarse, frustrarse; lo hacía sentir incompleto.

Tomar tu mano [Tsukkiyama]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora