Los días pasaban rápido, y con ello el vientre de Gelda crecía más y más.
Algunos nobles y familia más cercana a Zeldris y Gelda los visitaban para ofrecerles obsequios.
Para Elizabeth era una tortura ver cómo todos la señalaban por no haber concebido antes que la duquesa Gelda
Sin embargo ella mostraba su mejor cara y la más radiante sonrisa que podía.
Gelda cumplía ya los 6 meses de embarazo, estaba sentada cerca del jardín de rosas de Elizabeth, el aroma de las rosas y el césped la tranquilizaban mucho.
La reina de ojos celestes la vio cerca de ahí relajada, mando a pedir rápido unos postres y el té.
Los sirvientes obedecieron en seguida.
Elizabeth comenzó a caminar hacia Gelda, y cuando estuvo cerca le saludo.
-¿Estás bien? ¿Te duele algo?-
Gelda solo negó con la cabeza mientras le sonreía.
Ella no dijo nada y se sentó cerca.
Los postres y el té llegaron y ambas comenzaron a comer y platicar amenamente.
Hubo unos segundos de silencio, Gelda miraba el rostro de Elizabeth, se había dado cuenta desde que se enteraron que estaba embarazada que ella lucía preocupada y nostalgica.
Tomo su mano y la miró dulcemente.
-Se que esto de mi embarazo te tiene angustiada y frustrada, pero tranquila tu momento llegará, no te presiones a ti misma, porque así no lograrás nada.-
Sabía que Gelda era realmente astuta e inteligente, no tenía nada más que decir y asintio con la cabeza, era lo que quería escuchar de ella.
Continuaron platicando y cuando el sol comenzó a ocultarse, ambas entraron al castillo.
Al día siguiente Elizabeth lucía un rostro mejor, más radiante y sin preocupación. Las palabras de su gran amiga la habían hecho disipar todas esas angustias.
Continuo con sus labores reales, atendía las súplicas de los aldeanos, visitaba a los enfermos y asistía a los eventos de la corte
Meliodas pudo darse cuenta que su esposa volvía a ser la misma sin duda y eso le daba mucha paz y tranquilidad.
Un par de días después tenían dos eventos de gran importancia en los cuales la presencia de ambos era primordial.
-Supongo que tenemos que dividirnos. Yo iré a uno y tú al otro.-
Comentaba el rubio mientras terminaban de arreglarlo.
Elizabeth asintio con la cabeza
-Yo iré a la imposición de las medallas, es algo sencillo y creo que sería buena idea el que yo como reina las coloque ¿No crees?-
A ambos les pareció buena idea y cada quien fue a sus respectivos eventos.
Elizabeth se dirigió al edificio donde se encontraban reunidos todos los del ejército.
Mientras que Meliodas fue al castillo de los Brown dónde se estaba llevando a cabo la reunión de la corte suprema dónde trataría asuntos de negocios
Si saber que en estos eventos, cada quien veria las cosas de manera diferente
