22.- Primer Trimestre... ¡Superado!

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La reina cumplía ya exactamente sus 3 meses de embarazo. Después de la presentación y bautizo de Ryan. Todo continuo en calma

Ella ya no tenía muchas molestias matutinas y comenzaba a sentir paz y tranquilidad después de tanto tiempo de incertidumbre.

Se la pasaba toda la mañana cumpliendo con sus deberes reales y por las tardes después de la merienda tejía junto con Elaine y Gelda, quien aprovechaba la siesta de su pequeño para aprender a tejer.

Aunque no era bien visto que la nobleza hiciera ese tipo de trabajos. Para Elizabeth significaba mucho el poder hacer algo con sus propias manos para su primogénito.

La mayoría de los habitantes del reino estaban entusiasmados con el nuevo heredero a la corona. Era común en los Dashwood que el primogénito sea varón, eso había Sido desde hacía más de 100 años, ya que la familia de Meliodas era de las más antiguas y nobles de Inglaterra y habían seguido con ese legado desde entonces.

A elizabeth no le importaba mucho si el bebé en su vientre era niño o niña. Solo quería que Nazca sano y Salvo y ser una madre ejemplar para el o ella.

La noche caía y los reyes terminaban con sus labores para irse por fin a descansar. Elizabeth fue la primera en subir mientras Meliodas terminaba algunos papeleos en su despacho.


Ella esperaba en el balcón, con su bata de dormir y sus cabellos sueltos lacios que se mecian con el viento, sentía una dicha que la llenaba de paz y tranquilidad.

Escuchó el ruido de la puerta abrirse y miro entrar a su amado rubio.

El la alcanzó hasta el balcón y le tomo la mano.

-¿Que haces aquí afuera?  ¿No tienes frío? El aire está un poco fresco. -


Elizabeth le sonrió y negó con la cabeza.


-Tranquilo, estoy bien, me siento bien, y además quería admirar la luna. Está reluciente hoy. -

Acomodo su cabeza al hombro del rey y el abrazo su cintura, se quedaron así algunos minutos mientras disfrutaban en silencio de su cercanía.

Entraron juntos de la mano, y Meliodas la soltó para ir a tomar un baño.

Se recostó en la cama, mientras esperaba que el saliera de la ducha.

Pero el cansancio la venció y cayó profundamente dormida.

El rubio al salir y verla dormir tan plácidamente se recostó lentamente sin hacer ningún ruido

Le tomo suavemente la mano y así aferrado a ella se dejó dominar por el sueño..











Al día siguiente ella fue la primera en despertar sintió la mano cálida de el entrelazada a la de ella. Sonrió feliz de ver aquella escena de su rubio junto a ella

La vida no podía ser más linda y feliz.





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