Todo lo que quería era ser suficiente

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Hacer amigos siempre fue difícil para ella, no pudiendo mirar a otras personas a los ojos o ser capaz de hablar primero. Para ser justos, la razón por la que no tenía amigos era porque no se estaba esforzando.

Excepto que si lo estaba haciendo, estaba intentando conocer mejor a sus compañeros, tomar parte en sus intereses, intentar y conversar... y aún así estaba sola. Quizá ella no era del tipo de tener amigos, quizá no era lo suficientemente interesante. Marcy supuso que nunca lo había sido. Ella era más del tipo de leer libros pesados, recolectar insectos, y jugar videojuegos de estrategia complicados, todas las cosas poco interesantes que a casi nadie le importaban.

Cuando tenía cinco años nadie quería jugar con ella, siempre diciendo que hablaba demasiado o que sus juegos eran aburridos: nadie excepto Anne, que era amiga de todos y que de alguna manera estaba más interesada en pasar tiempo con ella y volverse su mejor amiga. Aún así, ella intentó no explayarse mucho sobre sus hobbies, solo para no asustar y alejar a su única amiga.

Anne era demasiado amable como para abandonarla... pero ella no iba a tomar riesgos en ese entonces.

Cuando Sasha se unió a su grupo se limitó un poco más, ella parecía demasiado genial como para molestarse con alguno de sus intereses, y decidió darle una oportunidad a los de ella. Al crecer comenzó a cambiar los insectos y los libros de historia por el maquillaje y los reality shows, solo abriéndose sobre las cosas que le gustaban cuando estaba completamente segura que no la juzgarían por ello, e incluso cuando ellas decían que estaba bien si le gustaba leer o jugar videojuegos, incluso cuando ellas jugaban juegos de mesa con ella o le prestaban atención a las cosas sobre las que hablaba, se sentía como si estuviera presionando a sus amigas a hacerlo.

Marcy no se sentía lo suficientemente interesante para ellas, incluso cuando conocía cada detalle sobre la rutina de sus amigas, todas sus canciones favoritas y las cosas que les gustaban, ella sentía que no las conocía lo suficiente. La hacía sentir insegura, un poco celosa incluso por todas las veces que pasaban el tiempo juntas sin ella porque ya sabían que prefería estar en la biblioteca en vez de hacer carreras con los carros del supermercado en el estacionamiento del centro. Quizá solo tenía miedo de que cuando encontraran a alguien más interesante que ella, la dejarían...

¿Era eso lo que había sucedido? ¿La dejaron por algo mejor? ¿Ella ya no era suficiente para ellas?

¿Alguna vez sería suficiente para ellas? ¿Para alguien más?

Dolía, de una manera que no podía comparar a ninguna otra cosa, y no sabía qué hacer para detenerlo. Todos los consejos en las revistas y el Internet sobre "cómo superar una ruptura" seguían repitiendo las mismas frases sobre cómo la otra parte no era suficiente para ella, sobre cómo algún día se sentiría mejor y estaría con alguien que le daría el mundo... Eso no era lo que quería oír, ella no quería que nadie le tuviera lástima, no quería una disculpa, no quería a alguien más... Solo quería volver a lo que era antes. Eso debía ser suficiente, ¿cierto?

Parecía que nada podría ser suficiente para ella jamás.

Frog, it's brutal out hereDonde viven las historias. Descúbrelo ahora