Y&B | «Y Green Gables se convirtió en un hogar, un lugar lleno de aventuras de la manos de dos hermanas con el cabello rojizo, temperamentos diferentes y almas enlazadas»
Ateneaok ® | 2020.
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MARIE ACOMODÓ NERVIOSAMENTE SU CABELLO ANTES DE LANZAR OTRA MIRADA AL CARRUAJE DETRÁS DE ELLA. —Prometo traerla a casa a un horario adecuado, señorita Marilla— aseguró Theodore luego de darle un saludo adecuado a la mujer. Realmente no tenía idea de a donde planeaba llevarla, pero seguramente no era cercano a Green Gables, y pese a que le había dado la ubicación exacta a Marilla, está no había querido abrir la boca ni soltar nada.
La mayor esbozó una sonrisa pequeña. —Dejo su seguridad en tus manos, Theodore. — murmuró. Marie quiso rodar los ojos y asegurar en voz alta que podía cuidarse sola pero estaba tan nerviosa que ni siquiera podía abrir la boca. Ser amiga de Theodore era algo, pero que él se presentará con un carruaje y pidiera permiso de Marilla para llevarla a una cita era algo muy diferente a todo.
Anne, que había estado oculta detrás de una de las cortinas de las ventanas principales junto con Matthew desde que Theodore llegó, salió de la casa cuando no pudo resistir más y casi se abalanzó contra el joven de cabello castaño. —¡Hola! ¿Eres Theodore Andrews, verdad? ¡Soy Anne!— se presentó hablando velozmente antes de tenderle la mano y sacudirla con entusiasmo, Theodore solo pudo sonreír con incredulidad ante tanta energía. —¿A donde planean ir? Marie no ha parado de hablar sobre ti y...
—¡Eso no es verdad!— se quejó pero al notar que casi había gritado se disculpó con vergüenza. —A-a lo que me refiero es que no es de esa forma, quizás te mencioné en algún momento pero es mentira que hablo sin parar. — le lanzó una mirada de muerte a su hermana menor —¿No tienes algo que hacer?
Anne lo pensó por unos segundos y sonrió. —No, nada. — aseguró antes de volver su atención al hombre. —Es un placer conocerte, luces como un personaje de Charlotte Brönte en la vida real, y seguramente te comportas como uno.
Theodore lanzó una risa mientras sostenía con nervios un sombrero negro en sus manos —S-si, bueno, gracias por ese cumplido — murmuró — Es un placer conocerte también, Anne. Marie sí ha hablado mucho sobre tí y tú extraordinaria personalidad.
—Muchos dirían que soy irritante, gracias por obviar esa palabra.
—No creo que el entusiasmo nato por la vida sea irritante.
—A veces si lo es — balbuceó Marie entre dientes. Marilla estuvo de acuerdo con un asentimiento de cabeza y Anne rodó los ojos sin decoro alguno. La mayor noto que la pequeña iba a contraatacar y lanzó su mirada hacia el hombre a su lado —¿No deberíamos irnos?
—¡Oh sí! No queremos llegar tarde — aseguró antes de despedirse cortésmente de Marilla y Anne. —Seguramente nos volvamos a ver, querida Anne.
—¡Oh, yo espero que sí! ¡Tenemos tanto sobre que hablar!— Marie fue consciente de la sonrisa de maldad que la menor le lanzó antes de que la puerta del carruaje se cerrará y quizo enterrar la cabeza en la tierra.
