12: el crecimiento es un desafío nefasto.

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12: el crecimiento es un desafío nefasto.








MARIE SE DESPERTÓ ABRUPTAMENTE, su rostro se despegó de una almohada húmeda producto de su propia saliva y sus ojos se abrieron lo más posible para observar el rostro pálido y aterrado de Anne. Ante eso, la mayor se levantó con rapidez —¿Qué sucede, Anne? ¿Estás lastimada?

Anne sollozó y cuando la mayor fue consciente de las sabanas manchadas de sangre entre  sus manos logró comprender que estaba pasando, se sentó en la cama y posó sobre sus hombros la bata de noche antes de amarrársela a la cintura —¡Es algo mucho peor! ¡No dejó de dar problemas, estoy enferma! ¡Tienes que ayudarme, hay que lavar esto!— jadeo entre lágrimas. Marie se apresuró a tomar las  sábanas de entre los brazos de su hermana y a pararse de la cama.

—Anne, calma, no estás muriendo...— murmuró intentando que dejara de llorar pero Anne parecía no querer hacerlo, solo se quejó en voz baja y tironeo de su brazo para forzarla a bajar con rapidez.

Cuando estuvieron en el comedor, Marie se puso a llenar un caldero con agua para ponerlo a calentar —Pon las sábanas en agua fría, ahora le agregamos esta para lavarlas bien— no hizo falta más para que Anne lo hiciera. Luego de poner el agua a calentar se acercó a su hermana pequeña y posó una mano sobre su hombro. —Yo lo hago.

Anne se movió a un lado y Marie comenzó a refregar las sábanas notando que el agua comenzaba a teñirse de rojo. Marie miró a Anne algo incómoda, pero chasparreó la garganta para llamar su atención —Anne, todo está bien, esto es algo normal, también me pasa a mí— declaró. Los ojos de Anne se abrieron más de lo normal y le miró con terror.

—¡Ambas estamos enfermas entonces! ¡Los Cuthbert nos van a echar!

Marie pensaba hablar de nuevo cuando unos pasos les interrumpieron. Marilla les miró intrigada antes de acercarse —¿Niñas? ¿Qué hacen aquí a estas horas?

Anne giró levemente la cabeza y le quito su lugar a Marie para  fregar las sabanas con fuerza. El agua se tiño de rojo. —¡Lo siento! ¡Lo siento! Qué mala decisión tomaron al adoptarme, si quieren enviarme a un hospital por el resto de mis días...

Marie señalo con la cabeza el gran balde con agua cuando Marilla llego a su lado, y menos de unos segundos, la mujer comprendió. 

—Anne, cálmate— pidió Marilla. 

—¡Y ni siquiera llegue a usar mangas abuchonadas! — se quejó la menor. Marie suspiro. 

—Anne, no estás muriendo— aseguro Marilla. La menor le miro con lágrimas en las mejillas. 

—¿Podrías dejar rosas rosadas en mi tumba? 

—Anne, no estás muriendo — repitió la mujer, Marie movió con delicadeza a Anne de delante del balde antes de seguir con aquel trabajo. —Solo estás...floreciendo como mujer y es perfectamente normal. 

—No estoy lista para ser una mujer. 

—Es el plan de Dios, pues así debe ser. 

Marie hizo una mueca pero no acotó nada. No le parecía tanto un plan de Dios, si no más bien, un castigo. 

—¡Debe haber una equivocación! De ninguna manera Dios puede pensar que es el momento propicio para que sea una mujer...

—Bueno, ya —Marilla se movió por la cocina. —Vamos a resolverlo. Voy a darte paños de algodón para fijarlos en tu ropa interior. — volvió minutos después con ellos mientras Anne susurraba que aquello no podia ser posible. —Tienes que lavarlos en agua fría y luego en agua caliente. 

Young and Beautiful | AWAEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora