3- Chico araña

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Termine la entrevista y lleve los papeles que me pidieron. Según yo si me fue bien, me preguntaron las típicas cosas sobre mi familia, situación económica y eso. Dije la verdad, dije todo lo que paso. Pude ver la cara de él maestro algo tensa a mi mitad de la historia, sonaba mal, pero esta peor vivirla.

—Ten cuidado niña, ¿viste las noticias? —me dice el maestro antes de salir de la sala.

Fue cuando recordé que si, él hombre araña y el loco que robo dinero.

—Si, ¿la persecución?

—El maniático esta fugitivo, no vaya a ser que te lo encuentres por ahí.

Yo solo reí un poco en voz baja. Me causaba curioso que entre las miles de personas en New York fuera yo a la que mataría.

—Gracias. —le di una leve sonrisa para después salir .

Que se suponía que haría ahora, Eda esta ocupada y no siempre tengo que estar como chicle. Pensé unos momentos y tome la decisión de ir a un centro comercial, recordando que el cumpleaños de mi mejor amiga llegaba en dos semanas. 

Comencé a caminar sin rumbo esperándome encontrar alguna tienda para encontrar algo lindo. Eda tiene gustos específicos y yo mas que nadie sabe lo que quiere; el vinilo de Harry Styles. No puedo negarlo, mi amiga y yo nos cargamos un gusto tremendo. Recuerdo estar en su casa escuchando las canciones de one direction, su habitación era grande y teníamos todo el espacio para bailar y al mismo tiempo pelear por Niall Horan. Aquellos tiempos eran oro puro.

En esta ciudad puedo notar que hay muchas protestas, por todo lo hay, puedo decir que hasta por cosas muy estúpidas. No me dejaban pasar un bulto de personas, tenían el pasillo de la calle tapado y solo me quedaban dos alternativas; irme a casa o ir por el callejón. Ya estaba aquí, seria una perdida de tiempo todos estos grandes minutos de esfuerzo de mi caminata productiva. Saque mis audífonos y los conecte al celular para así de una vez meterme al callejón. 

Tarareaba una canción de Taylor mientras caminaba, estaba sola y tenia todo el espacio de cantar libremente y seguro. Saque mi celular para cambiar de canción cuando sentí un gran ruido detrás mío, rápidamente voltee y lo mire. No podía moverme, estaba helada y con el celular en la mano, sin saber que hacer. Era el maniático de las noticias.

—Tira ese celular para hacia mi, rápido.  —saco una navaja de su bolsillo y me apunto.

Lo hice al instante que me dijo, él solo agarro el teléfono y lo metió a su bolsa. Mire como cada vez mas se acercaba y lo único que podía hacer era retroceder lentamente. Seguía apuntándome y yo estaba helada, que se suponía que hiciera. 

—No seas tímida. —sonrió de oreja a oreja para después reír fuertemente. —Si intentas algo te matare.

Y acto seguido comencé a correr con toda la adrenalina del mundo, vivir o morir. Sentía los pasos detrás mío, cuando por fin miraba la salida del callejón me agarro, llevo la navaja directo a mi cuello mientras me acorralaba contra la pared.

—Te lo advertí. —decía furioso.

Mi instinto solo fue cerrar los ojos muy fuerte, aquí Moria, aquí terminaba todo y ya, ¿en serio seria así?

—Yo también te lo advertí. —escuche otra voz, segundos después ya no sentía la presión que comenzaba a hacerme el arma. Abrí los ojos y lo vi, ¿él chico araña?

—Tu y tus estúpidas telarañas, eres un maldito hijo de —decía el loco con una furia sorpréndete.

Acto seguido le tiro un tipo de liquido a la cara, cerrándole la boca y sin que pudiera ver. Se acerco y solo basto con un puño en la cara para noquearlo. Yo seguía helada y pegada ala pared como si eso fuera a salvarme. Ese tal hombre araña comenzó a esculcar los bolsos del ya noqueado maniaco. Sentí un dolor de mi cabeza irritante en ese momento, sentí algo caer en la cara, lleve mi mano la nariz, es sangre. Comencé a marearme y eso provoco que cayera al suelo para poder descansar un poco, me sentía verdaderamente mal. Mire de reojo al hombre que me había ayudado, me miraba fijo, no se movía ni hacia nada, no trataba de ayudarme y eso me hizo sentir en menos confianza.

Por fin lo vi reaccionar, rápido se agacho y me ayudo a levantarme.

—Yo, yo lo siento es que —se quedaba corto, las palabras no le salían. —¿Estás bien?

¿Qué carajos está pasando?

—Si, solo fue un mareo por los nervios. —dije secamente, para después tragar saliva.

—Esto es tuyo —estiro su mano para darme mi celular.

Cuando lo iba tomar sentí como su mano me tomaba de la muñeca fuertemente, comenzando a lastimarme.

—¿Qué mierda te sucede? —dije zafándome de su agarre. Me tenia molesta toda esta situación, más conmigo misma por ser tan incapaz de poder defenderme.

—¿De dónde sacaste esta pulsera? —me mira, sabia que sus ojos estaban en los míos, a pesar de que tenia mascara me imaginaba su rostro solo por su forma de hablar.

—Mi hermano. —le conteste sin más.

—¿Cuál es tu nombre? —preguntaba con el mismo tono intimidante, confuso y serio. No parecía ser amigable como lo pintaba Evan.

—No te lo diré.

—Hazlo —me tomo de los hombres y me dio una sacudida algo fuerte.

Lo mire aterrada, ¿por qué preguntaba esto? ¿por qué reaccionaba así?

—Liv Parker

Solo se quedo en silencio, mirándome aún con sus brazos en mis hombros, es como si no pudiera reaccionar. Se fue, simplemente desapareció segundos después.

Regrese al departamento desorientada, con sangre en toda la camiseta y sucia.

Lo primero que hice fue ir al baño, mirarme al espejo y soltar un par de lagrimas. No tenia idea de porque pero se sentía bien desahogarse. Me di una ducha caliente, me tome mi tiempo, estuve ahí un buen rato pensando en el raro día de hoy. Nunca le diría a Eda de esto.

La noche había caído y Eda no llegaba, comenzaba a preocuparme aun mas por la inseguridad que pase ahora. Justo tome el celular para marcarle cuando escuche la puerta abrirse, al fin era ella.

—Hola, perdón la hora es que- 

—¿Estás bien? —le dije interrumpiéndola.

—Si —me miro extrañada. —¿Y tú?

—Ajam. —asentí varias veces. —Tuve un día cansado, me di cuenta de que esta es una ciudad loca.

—Si lo es pero también fantástica. —dijo en ese tono entusiasta que tiene, la alegría desbordada. —Conseguí trabajo —me tomo de las manos para comenzar a saltar de alegría.

—Genial, donde, cuéntame todo —dije igual que ella saltando de alegría.

—En Oscorp, con Harry Osborn —saltaba aún mas de felicidad. —Su padre murió hace un par de días, el gran Norman Osborn le dejo la empresa a su hijo. Dios que felicidad —daba gritos de emoción.

Ella seguía hablando sobre lo emocionada que estaba, mientras yo, estaba estupefacta. Osborn, aquel apellido prohibido que mi padre dijo que no me acercara. No dije nada más, solo me quede pensando en ello. Norman Osborn había muerto. Nunca le había contado a Eda sobre eso ultimo que dijo mi padre, claro que no la iba a culpar de nada. Norman murió, ¿todo esta bien, no? 






Secretos peligrososDonde viven las historias. Descúbrelo ahora