III

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Takemichi se levantó con la esperanza renovada de que los ensayos podrían salir bien el día de hoy

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Takemichi se levantó con la esperanza renovada de que los ensayos podrían salir bien el día de hoy.

Y bien eso podría haber sido el caso si no le hubiera hecho caso a Makoto y Akkun de pelear con esos tipos que se les adelantaron en la cafetería ya que debido a eso acabaron en detención por mal comportamiento.

Ahora estaba sentado en ese salón solo con sus dos amigos esperando a que el reloj marcara las cinco para poder irse al teatro para poder ensayar, esperaba que al menos los de la pandilla si hicieran su parte mientras el llegaba.

───Ya me quiero iiiirrrr ───. Se queja Makoto con un tono de aburrimiento.

───Dimelo a mi, ocupó llegar al teatro y debería estar ahí desde hace veinte minutos.

───Uh hablando de eso ¿como vas con los ensayos? ¿A quienes le pediste ayuda? ───. Inquiere interesado el de cabellos rojizos, al estar en el mismo club saber cómo le iba a su mejor amigo le causaba curiosidad.

Ante esa pregunta el rubio se queda pensando en como explicar que incluyó en esto a los temibles pandilleros de la Toman, aunque cuando los conoces a fondo te das cuenta que solo son un montón de adolescentes problemáticos y con menos neuronas de las que te podrías imaginar.

───Pues no encontré a nadie más así que le pedí a la pandilla su ayuda, jeje.

───Amigo tu estas tan jodido ───. Ambos amigos de Takemichi comenzaron a reír con ganas ante lo que escuchaban.

El pobre Hanagaki solo puede atinar a esconderse entre sus brazos sobre el pupitre, esperando que el tiempo pase rápido para poder irse.

Los minutos siguieron pasando aunque agradecía tener a sus dos amigos atrapados con el, de esa forma no era tan aburrido y podía pasar más rápido el tiempo entre esas charlas sin sentido las cuales le hacían preguntarse ¿hace cuanto no platican de esa forma con ellos? Siempre estaba con la Toman, tal vez debía volver a estar junto a sus primeros amigos más seguido.

En cuanto les dieron permiso para irse los tres chicos salieron corriendo cada uno tomando un rumbo distinto, con todas las fuerzas que tenían sus piernas Takemichi corrió hacia el teatro esperando que Mikey no se enojara por hacerlo esperar y se llevará alguna patada en el rostro.

Le tomó diez minutos llegar, estaba agotado y respirando de manera difícil por el ardor en sus pulmones debido al esfuerzo realizado; entra al lugar casi aventando la puerta.

───¡D-disculpen l-la demora! ───. Habla con dificultad, al elevar su vista hacia el frente casi cae de cara ¿porque no había nadie en el sitio? .

Bastante confundido busca su teléfono y en este marca el número de Mikey, después de dos timbres este atiende la llamada.

───¡Mikey-kun! ¿Donde están?.

La obra de teatro de la TomanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora