Capítulo 1: La guerra ✔

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—Gracias por aparecer un día cualquiera, y cambiar mi mundo para siempre

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—Gracias por aparecer un día cualquiera, y cambiar mi mundo para siempre.
—De Portgas D Ace para Monkey D. Luffy

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Capítulo 1: La guerra

El barco de Luffy navegaba entre las aguas turbias del grand line. La noche estaba presente y las estrellas estaban siendo compañeros del caos que se estaba haciendo en el mar. Brillaban con demasiada fuerza, con mucho fulgor, ellas también estaban felices con lo que se venía. Los cañones de la marina comenzaron a hacer ataques más fuertes. Zoro y Sanji se estaban encargando de desviarlos, la lluvia empapó sus cuerpos, siendo presos de la lluvia torrencial que azotaba al mar en esos momentos. Sus aliados hicieron lo mismo. Estaban cada vez más cerca de entrar al territorio enemigo. Sin embargo, no esperaban encontrar la decena de barcos que no dudaron en atacar y bombardear.

Antes de que Jimbe se diera cuenta del cañón que se dirigió a la parte derecha del Sunny, Boa interceptó el impacto. Las olas se hicieron más fuertes. La lluvia era demasiado estruendosa. Una tormenta.

—¡Sigan adelante! —les gritó. La lluvia era muy ruidosa —. ¡Voy a interceptar los barcos!

—¡Boaaaaa-saaaan! —El grito de Sanji hizo que la paciencia de Zoro se hiciera más nula.

—Si no te callas, cejas onduladas…

—Boaaaa —Luffy alzó la mano, captando su señal.

—¡Luffy! —un suspiro acompañó su grito —. ¡Ve por él, yo te cuido la espalda! —bajó la mirada apenada y susurró para ella misma—. Como lo haría una esposa por su esposo.

—¡¿Estás segura que puedes sola?! —le gritó la pelinaranja esta vez.

La mirada apenada e inocente que tenía antes fue sustituida por una confianza sorprendente y aterradora. Fue como pasar de una gacela a un león. De la presa al cazador. Sus ojos dejaron ese brillo infantil y adquirieron una mirada filosa y hostil. Se puso firme y levantó el mentón. El vestido negro que traía resaltaba su figura. Sus ojos azules acompañaron al mar en su enojo. El cabello negro como la noche se fundió con la oscuridad. La emperatriz estaba motivada a mostrar quien era.

—No me dieron el título de Shichibukai ni tampoco el de emperatriz por nada.

Y en unos segundos, más de dos barcos de la marina habían sido destruidos.

—¡Vayanse! —el grito esta vez fue de Rayleigh —. Yo me quedo con la emperatriz.

Luffy asintió.

La Reunión Esperada. (ASL)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora