La guerra por el título de Rey de los Piratas está cerca, y Luffy se prepara para enfrentar la última contienda que lo llevará a la victoria. Pero durante la batalla, sufre una pérdida devastadora: la muerte de otro ser querido.
El olor a sangre y...
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—Perdón por no haberte abrazado más fuerte. Pensé que te volvería a ver.
***
Capítulo 2: Una pérdida
Sabo logró ser rápido. Sus ojos se dieron cuenta rápidamente de lo que planeaba Akainu. Era fácil saber sus intenciones, sin embargo, ¿lo mismo? Iba a suceder lo mismo que hacía dos años. No quería. No podía permitir eso. Se movió de forma rápida, tanto que incluso los ojos de Luffy se sorprendieron al verlo frente a él. El puño de magma estaba cada vez más cerca, por su mente no hubo cabida para pensarlo dos veces, su cuerpo se movió de forma rápida y concisa, el miedo abundaba, el sudor bajó por su rostro, pero no se detuvo, no tuvo dudas. «Salvarlo» esa palabra hacía eco en su cabeza. No estaba pensando en el daño colateral o mental que tendría la situación en Luffy, lo único que buscaba era salvarlo, lo demás le era indiferente, quería protegerlo a toda costa, de lo contrario no podría perdonarse a sí mismo. Ya había fallado una vez, no cometería él mismo error.
Quedó frente a Luffy, sus ojos se encontraron por unos segundos, la boca del pelinegro estaba entreabierta, sus ojos mostraban miedo y, aunque su cuerpo estuviera ahí, Sabo era consciente de que su mente recordaba cosas que no debía.
Sus ojos se llenaron de lágrimas, estando frente a él le susurro un:
—Lo siento. Lo siento.
El tiempo se sentía lento, de reojo logró ver cómo la gente que había asistido a esa guerra se movía.
Ninguno estaba preparado para ver de nuevo a Mugiwara no Luffy caer. En la guerra siempre habría una cantidad de bajas, amigos, camaradas, hermanos y familia, eso era lo que involucraba ser un pirata y meterse a un conflicto como en el que se encontraban ahora. Pero de nuevo. Nadie podía prepararse para perder a un ser querido.
Jamás se lograba adaptar al sentimiento de pérdida. Siempre arrasaba de la misma forma. Cruel y lenta.
“Encontraste buenos amigos, Lu” —pensó. — Lamento hacer esto, se que es muy egoísta el hacerte pasar de nuevo esto, pero yo tampoco podría vivir sabiendo que pude salvar a mi pequeño hermano y que no lo hice, porque Luffy, falle con Ace, te falle a ti hace dos años, no lo volveré hacer, por favor se feliz, el idiota de Ace y yo te cuidaremos. Lucha por tus sueños, sabemos que puedes cumplirlos, siempre nos demuestras eso, desde donde estemos te veremos en la cima.
El chico cerró los ojos esperando él impacto caliente del puño, pero el golpe no llegó, el silencio era profundo, su corazón resonaba, tanto que sentía que en algún momento se saldría de su pecho, sus labios estaban secos, estaba preparado para morir, sin embargo todavía no era su hora, abrió los ojos y lo que vio le sorprendió, su cuerpo no recibió el impacto, estaba vivo, pero el hombre que estaba cayendo al piso no se salvaría.
