Forever and Always [BajiFuyu]

6. Cambio de planes

El sonido de la alarma se instaló en su cerebro. Apenas había conseguido dormir esa noche y le esperaba un largo día por delante. Cogió el móvil para apagarla y suspiró al ver que no había ningún mensaje nuevo de Baji. Se había pasado la noche temiendo que le enviase un mensaje para decirle que al final no podía ir. Desde que Baji apareció en su casa había dedicado su tiempo libre a escuchar la discografía de la ToMan y ver entrevistas , gracias a eso se había dado cuenta de una cosa, el Baji que conocía era alguien totalmente distinto al que salía en esos videos. Había llegado a preguntarse si todas las conversaciones que había tenido habían sido producto de su imaginación y realmente era una persona fría y reservada. No, los mensajes le daban la razón, era el Baji de esos videos el que estaba mal. Tenía muchas preguntas que hacerle y quería verlo para aclarar sus dudas, por eso temía que cancelase en el último momento.

Se puso el último disco mientras se duchaba, odiaba darle la razón a Takemichi pero se arrepentía de no haberlos escuchado antes. De repente Mask of Sanity sonó y Chifuyu se dio cuenta de una cosa, la guitarra y la voz estaban hablando de cosas distintas. Mientras Mikey cantaba sobre dejarse llevar por la oscuridad las guitarras pedían a gritos quitarse la máscara que les ahogaba. Puso otra, otra y otra, definitivamente no era una coincidencia. Chifuyu se estremeció, acababa de entender el secreto de que la ToMan sonara tan diferente, la guitarra principal no era un instrumento más, era una segunda voz. No podía esperar para preguntarle a Baji si era algo que hacían a propósito o no, así que aprovecho la ventaja que tenía y le envió un mensaje.

"Hola Baji, sé que nos vamos a ver esta tarde pero hay algo que te quiero preguntar y sé que si me espero a esta verte se me va a olvidar. ¿Componéis las canciones con la intención de que la guitarra principal sea una segunda voz o es algo que simplemente pasa? Tengo curiosidad"

Cuando vio que el mensaje no llegaba a su destinatario empezó a arrepentirse de haberlo enviado. Estaba tan contento de haberse dado cuenta que no había pensado dos veces en lo ridículo que sonaba. Inspiro profundamente para relajarse y fue a prepararse el desayuno, le esperaba una larga mañana por delante y no quería estar regañándose mentalmente por lo que acababa de hacer.

Bebió el café casi de un sorbo, alimentó a su gato y salió dirección a la tienda. Cuando llegó observo con detenimiento las cajas de suministros que había dejado pendientes de ordenar la tarde anterior. Si podía agradecer a alguien su forma física era a los veinte o treinta sacos de quince quilos de pienso que tenía que mover cada día. Takemichi le había dicho en alguna ocasión que no entendía como podía tener esos brazos sin ir al gimnasio y Chifuyu se había reído en su cara diciéndole que fuera un día ayudarle a la tienda y lo descubriera. Amaba su trabajo y no cambiaría su tienda por nada del mundo, pero a veces cuando llegaba a casa con dolores de espalda por haber tenido que pasar mucho tiempo agachado limpiando los habitáculos de los animales o por cargar demasiado peso de golpe desearía haber montado una tienda de peluches en lugar de una de animales. También estaban los daños colaterales de las mordeduras y arañazos que recibía en ocasiones y los emocionales cuando algún animal le abandonaba sin haber sido adoptado, porque los pocos animales que tenía eran animales rescatados que estaban ahí de forma provisional hasta que encontraran un hogar. Él era una tienda de suministros, no de seres vivos.

La puerta de la tienda se abrió, Chifuyu sonrió ante la cara conocida que acababa de entrar.

- Buenos días, Hina.

- Buenos días, Fuyu.

La chica de pelo rosa le sonrió, era la única persona que le llamaba así. Tenía los brazos cruzados y enseguida Chifuyu entendió el motivo, un cachorro de shiba inu negro asomaba entre ellos. Renunciando a toda profesionalidad, salió de detrás del mostrador y se acercó a acariciar la bolita de pelo que sujetaba su amiga.