Forever and Always [BajiFuyu]

10. Mañana trabajo

Miró el reloj, solo faltaba media hora para cerrar la tienda cuando Takemichi entró por la puerta. Lo notaba nervioso, más que de costumbre.

- ¿Qué tal, tío? ¿Vienes a buscar cosas para Katsu?

- Si, bueno. – Takemichi tomó aire. – Vengo a buscar pienso pero también a buscar consejo.

- A ver, cuenta. ¿Qué pasó ayer? – dijo Chifuyu mientras iba a la trastienda a buscar una bolsa de pienso.

Takemichi había venido en el peor momento, que estuviese ahí implicaba no poder hacer las cosas bien y tardar más tiempo en cerrar la tienda. No es que tuviera nada que hacer al cerrar, no había quedado con nadie y desde luego no contaba con que Baji le llamase para hacer algo. Su amigo empezó a hablar sobre como le había ido a la cena, sin entrar en mucho detalle y especificar en que era exactamente la razón de su visita. Chifuyu sabía perfectamente que Takemichi iba a andarse por las ramas, así que decidió no andarse con chiquitas y preguntar directamente.

- ¿Es por lo que me contaste por teléfono, verdad? – dijo colocando la bolsa sobre el mostrador. – ¿Lo del beso accidentado de Mikey?

- Bueno, la verdad es que... - el rostro de Takemichi cambio por completo, había dado en el blanco.

- No tienes que preocuparte, fue algo sin querer, quédate con la anécdota y ya está. ¿Lo sabe Hina?

- No, pero no es eso lo que me preocupa. – Takemichi miró a todos lados de la tienda, evitando la mirada extrañada de su amigo. – Lo que me preocupa es que si lo hubiese hecho a posta tampoco me hubiera molestado o si lo hubiera hecho otra vez al despedirnos.

El saco de pienso cayó al suelo con un estruendoso golpe que hizo que todos los animales se asustaran. Parpadeaba incrédulo, Takemichi sabía muy bien cuales eran los limites de su relación, había tonteado muchas veces con ellos teniendo que suplicar luego a Hina para que le perdonase, pero siempre se había sentido culpable al momento. Que estuviera diciendo esas palabras en ese momento implicaba que ahora no se sentía para nada culpable. Chifuyu tomó aire, ambos eran sus amigos y no quería decir nada que pudiera comprometer su relación, necesitaba más detalles.

- ¿Cómo fue el beso? – preguntó Chifuyu, mientras recogía el saco que acababa de tirar.

- ¿Tú sabes como se saludan en Francia? – Takemichi esperó a que Chifuyu negase con la cabeza y le hizo una demostración dando un beso en cada mejilla. – Pues cuando me fue a dar el beso en la otra mejilla me lo dio aquí. – puso un dedo sobre sus labios. - ¿Sabes lo que eso significa?

- ¿Qué estas haciendo una montaña de un grano de arena? Fue un error y ya está, no creo que tengas que darle más vueltas.

- Ya, tío. Supongo que tienes razón que fue una tontería y solo estoy teniendo delirios de fan. ¿Qué te debo?

- Quinientos yenes. No te preocupes todo irá guay. ¿Te ha dado su numero o algo?

- Que va, pero tampoco voy a darle más vueltas. ¿Tu has vuelto a hablar con Baji?

- Es una larga historia, si quieres vamos a tomar algo al salir de aquí y te la cuento. – Chifuyu no podía ocultar la sonrisa en su cara.

- Hoy no puedo, Hina me está esperando para que le lleve esto. Pero mañana si quieres podemos cenar juntos al salir.

- Genial. ¿Me pasas a buscar?

- Dalo por hecho.

Tan pronto Takemichi salió por la puerta Chifuyu se puso a recoger la tienda para cerrar. Apenas había dormido esa noche y estaba ansioso por llegar a su casa, darse una ducha ponerse el pijama y descansar. Si, apenas había dormido esa noche y le apetecía descansar, pero una parte de él quería ver a Baji. No le importaba no descansar y pasar el día arrastrando cansancio y luciendo unas ojeras enormes si era por él. Acabo de alimentar a los animales y se aseguro de dejar la gatera abierta para que los gatitos de la calle pudiesen entrar para refugiarse o buscar comida antes de bajar la persiana. Cogió el teléfono e instintivamente fue a la conversación de Baji, tenía una llamada perdida y un mensaje sin leer de las tres y media del mediodía. No le había llegado la notificación, ni le había sonado el teléfono. Lo abrió y se temió lo peor.