Capítulo 10

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El alfa suspiró aún con los ojos cerrados mientras oía el despertador sonar. Era uno de esos días en que el trabajo arduo y la comodidad de su cama lograban que le fallara a su instinto, sabía que cinco minutos más se convertirían en media hora si no se levantaba, sin embargo, su cuerpo no reaccionaba.

Poco a poco abrió los ojos y por instinto miró al lado derecho de su habitación, una costumbre que adquirió hace pocos meses. Suspiró fuerte y se sentó en la cama, de repente su mente le recordó algo...

Llevaría a Louis al pueblo cercano.

Hizo una mueca poco convencido de su decisión, sin embargo al recordar esos ojos azules entusiasmados, entendió que quizá sería una excelente oportunidad para hacer las pases y crear una amistad con su omega.

Había tenido una larga discusión consigo mismo de los pro y los contras, sin embargo, podía manejar un cierto acercamiento con el omega sin poner en peligro su propio criterio.

"Y tu corazón", señaló su alfa interno, el cual estaba de acuerdo con su decisión por primera vez.

Las cosas se estaban acomodando de una forma inquietante, el personal de la granja y sus propios amigos empezaban a acostumbrarse a la presencia de Louis y no era que él no lo hiciera, simplemente aún se sentía incómodo con todos los sentimientos e instintos que no lograba controlar.

Había días en que lo único que quería hacer era llegar a casa para ver dónde estaba Louis y saber si estaba bien y a salvo, otros en los que una oleada de celos lo atacaban al ver al ojiazul reír con Niall o peor, cuando platicaba con Liam, un alfa. El peor de todos los sentimientos es cuando su alfa lloraba ante la lejanía auto impuesta que tenía con el omega.

Era bien sabido en su casta, que las uniones les exigían el doble de lo que una relación normal entre alfa y omega les pedía. Y Harry con Louis no fue la excepción, eso era lo que asustaba, no lograr controlar los instintos de su alfa y sucumbir a ellos.

Por Dios, Louis ni siquiera había recuperado su aroma y su alfa le pedía gritos hundir la nariz en su cuello.

Patético.

Después de lo que pareció una eternidad, logró asearse, vestirse y bajar al piso principal de la casa,  un enérgico omega de ojos miel lo recibió con una taza de café y bagel con mantequilla.

Harry alzó una ceja interrogante al ver que el omega, no le dirigía la palabra para decir más que monosílabos pero hacia todo con una rapidez anormal.

-¿Todo bien, Zayn? Te veo muy callado - interrogó el alfa.

El omega asintió sin mirarlo, limpiando la mesa central.

-Todo bien, Hazz - contestó en un tono tranquilo - solo... Mis padres llamaron.

El alfa entrecerró los ojos.

- ¿Intentaron comentar sobre los niños?

El omega rodó los ojos.

- Lo de siempre, ya sabes.

- Ustedes son sus padres, ustedes tienen la última palabra. Y de todos modos, cuentan con mi apoyo incondicional para cualquier cosa que piensen hacer.

Zayn sonrió triste, soltó el trapo y se acercó al alfa tomándolo del hombro.

- Gracias, Harry.

El alfa tomó la mano con la que lo sujetaban y le dio una palmada reconfortante.

-Ahora, si no es mucha molestia, me gustaría que prepares un desayuno y una merienda en una bolsa, Louis aún no baja y necesitamos aprovechar el tiempo para viajar al pueblo antes de que el sol se haga más intenso.

The sweetest devotionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora