The Boy Next Door ; TaeHo [CANCELADA]

O1 ; de cabeza al caos

El regreso a mi casa luego de un día largo y divertido fue a paso lento y desanimado; ¡Este fue el último día de vacaciones, Mañana tendría que volver a la odiosa escuela! Quiero matarme ahora en este mismísimo instante.

Mientras llegaba vi como un camión de mudanza se alejaba y unas personas (una pareja casada, supongo) entraban grandes cajas a la casa que estaba al lado de la mía. Supongo que serán los nuevos dueños.

Dejé de pensar en eso y al entrar a mi casa subí rápidamente hacia mi habitación para tirarme un rato. Al abrir la puerta noté que entraba algo de frío.

—Ah, estúpido Taeyang y tu manía de olvidarte de cerrar la ventana —suspiré insultándome a mi mismo.

Arrastrando los pies me acerqué a la ventana. La cerré y agarré la correa para bajar las persianas, pero una sombra tomó mi atención; esta provenía de la ventana de la casa de al lado.

Un chico con piel ligeramente más oscura que la mía, con pelo oscuro y con unos auriculares grandes estaba dado vuelta dándome la espalda.

Uhm, no sabía que los vecinos tenían un hijo; se veía muy jóvenes desde lo lejos así que supuse que estaban recién comprometidos. Equis.
Vi como se sacaba los auriculares y los dejaba a un lado; luego de quien sabe donde agarraba una remera color rojo con un estampado difícil de ver desde mi posición. La miró unos instantes, la dejó en el lugar y- oh Dios, ¿¡Se acaba de sacar la remera!?

Mierda mierda Taeyang, ¡Baja la puta persiana! ¡No te quedes viéndolo como un puto idiota! Aunque bueno, si soy ambas cosas jaja.
Mi vista no se despegaba de él, no sabía qué hacer. Me estaba poniendo nervioso y... oh mierda, se dio la vuelta.

¡Alerta roja, alerta roja! ¡Estamos haciendo contacto visual ohh no! ¡Choi Taeyang despabila!

Me paniqué cuando me miró, curioso. Abrí mis ojos de par en par y bajé rápidamente la persiana. Me desplomé en el piso y tapé mi cara con mis ojos.

—Mierda mierdaaa, ¡Por un demonio! ¿¡Taeyang que carajos!? ¡Menos reflejos que un mono en triciclo tienes! —me quejé, nuevamente, de mi mismo—. Gran primera impresión, "¡El pervertido que observó tras la ventana como yo me cambiaba!" —exclamé con ironía.

Quizás no se dio cuenta... ¿A quién engaño? ¡Claro qué se dio cuenta! ¿Con que cara ahora lo saludo si mi madre me obliga a darles la bienvenida a la zona? ¡Si no hubiera cerrado la ventana y no me diese pereza abrirla, yo ya me hubiera tirado!

Bueno, quizás esto no es tan malo; solo debo evitarlo hasta que me independice y me mude. Pan comido... creo.

Me levanté y miré cuidadosamente entre la persiana; el ahora estaba sentado de espaldas mirando la computadora. Me tranquilicé internamente.
En eso, me volteo al escuchar mi puerta ser abierta.