Capítulo 9

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Eran casi las dos de la madrugada y ellas deberían estar durmiendo. En lugar de eso, se encontraban discutiendo sobre si su pequeña hija de cuatro años dormía o no. Ese año Amanda estaba ansiosa por la llegada de santa y Alba dudaba de que su hija estuviera durmiendo tal y como les había prometido que haría cuando la dejaron en su cama tapada hasta arriba. No es porque fuera su niña, pero la pequeña era muy inteligente y la rubia estaba segura de que era capaz de fingir muy bien que dormía cuando en realidad no era así. Su don para la actuación solo hacía que mejorar con los años como había dejado patente siendo la estrella de la función escolar de esa navidad ... nuevamente.

¨¿Está dormida?¨ Alba se apresuró en preguntar nada más ver a su mujer regresar de la habitación de su hija.

Natalia puso los ojos en blanco y suspiró agotada. ¨Si. Igual que lo estaba hace veinte minutos... y hace cuarenta ¡y hace una hora!¨ Exclamó conteniendo las ganas de gritar. ¨¿Podemos llevar los regalos de una vez y dormir? Mañana nos va a despertar en cuanto amanezca¨

¨¿Qué hay de Bri?¨ Consultó recordando a su perrita. No quería que al salir al salón la pequeña se pusiera a ladrar y despertara a Amanda.

¨Está agotada. No sé cómo consigue seguir el ritmo de tu hija pero cuando se duerme no hay quien la despierte¨ Nat sonrió recordando a su hija y su pequeña mascota jugando toda la mañana en el jardín.

¨Vale. Vamos¨ Dijo saltando de la cama totalmente emocionada. Le encantaba ver la cara de su niña la mañana de Navidad al encontrar todos los regalos bajo el árbol, aunque eso conllevara la difícil tarea de colocarlos durante la noche sin hacer ruido para no despertarla.

¨Recuerda que tienes que tomarte toda la leche y las galletas¨

¨Esas galletas están asquerosas¨ Se quejó la rubia antes de abandonar su habitación y convertirse en 'santa'.
¨No sé cómo os las podéis comer¨

¨Están buenas y son las favoritas de Amanda¨

¨Son las tuyas¨ Alba la acusó directamente. ¨Ella solo se las come porque a ti te gustan¨

Natalia decidió responder a las acusaciones de su mujer con un beso, y así callarla de una vez para poder salir al salón y hacer lo que tenían que hacer. Lo que no esperó era que Alba le siguiera el juego y profundizara el beso sin esperar demasiado tiempo, conduciéndola hasta la cama donde ambas terminaron tumbadas.

¨Estas muy guapa cuando te enfurruñas¨ Sonrió Nat besando la punta de su nariz.

¨Y tú te pones muy tonta cuando estas en una cama¨

¨Solo si tu estas en ella¨ Murmuró mordiéndola en el cuello. Alba gritó por la sorpresa y rápidamente Nat le tapó la boca con su mano. ¨¿Crees que te habrá oído?¨ Le preguntó la más alta preocupada. No quería seguir esperando para dejar los regalos y dormir.

¨Esperamos cinco minutos y los dejamos. Que pase lo que tenga que pasar¨ Resolvió la más pequeña de las dos acostándose a un lado.

Cinco minutos fueron diez, solo por si acaso, y entonces las dos mujeres abrieron con mucho cuidado la puerta de su habitación para dirigirse al escondite que ese año habían elegido. Uno en el que su hija nunca, jamás, los podría haber encontrado. El sótano. Desde hacía unos meses la niña le tenía un pánico horrible a la oscuridad, y si algo había ahí abajo era eso.

Subir los regalos del sótano al salón no fue fácil, no sin hacer ruido. Uno de los escalones de madera crujía cada vez que lo pisaban, recordándoles que debían haberlo arreglado meses atrás, pero eso llevaban diciendo casi un año y ahí seguía, crujiendo en cuanto algo de peso caía encima de el.

¨Vía libre¨ susurró Natalia tras asegurarse de que ni su hija ni su mascota se habían despertado. ¨Los dejamos rápido y nos vamos¨ Le recordó el plan. Alba asintió.

Y con orgullo e idénticas sonrisas miraron su trabajo llevado acabo de manera impecable después de sortear algunas dificultades, como la repentina aparición de Bri justo cuando estaban dejando el último de los regalos. Después de obligar a su mascota a volver a su cama, las dos subieron a su propia habitación, pasando antes por la de su hija y asegurarse de que no se había movido de ahí.

¨¿Crees que le van a gustar sus regalos?¨ Dudó la morena.

¨Seguro. Es lo que puso en su carta a santa¨

¨¿Cómo lo sabes? No nos dejó verla¨ Dijo sorprendida y casi ofendida por igual. No entendía el empeño de su hija por mantener en secreto su carta a santa.

¨La verdad es que... la leí a escondidas¨ Confesó. ¨Bueno, solo vi los recortes de juguetes que había pegado en ella y algunas palabras que no sé muy bien que querían decir¨ Explicó haciéndola reír.

¨Buenas noches, Albi¨

¨Buenas noche cariño¨

El tiempo pasó tan rápido que cuando los gritos y saltos en su cama se hicieron presentes, les costó reconocer lo que ocurría a su alrededor. Los ladridos de Bri también acudieron para despertarlas, y a regañadientes y con los ojos a medio abrir acompañaron a su pequeña al salón.

¨¡Hay muchos regalos!¨ Gritaba dando saltos de un lado a otros con las risas de sus madres de fondo. ¨¡Hay uno para ti, mami!¨ Le informó señalando un paquete. ¨¡Y para mama!¨ Señaló sin percatarse de la sonrisa que se dedicaban entre ellas. No sería normal que santa viniera a casa solo para la niña, se preguntaría porque santa no les dejaba regalos a ellas y si es que no habían sido buenas ese año. Además, era emocionante abrir los regalos junto a su hija y llevarse una sorpresa, porque siempre estaba la condición de no saber que era el regalo.

Patines, una casa de muñecas, el nuevo coche complemento para una de sus muñecas, un set de doctora ... todo eso y más ocupaba el salón de su casa después de media hora bajo el árbol con sus pijamas navideños y el pelo revuelto cuando Nat anunció la hora de desayunar.

¨Nooo¨ Amanda protestó. ¨Vamos a jugar¨ Le pidió a la morena tirando de ella hacia la casita de muñecas que había recibido. ¨Y así mamá puede abrir su regalo¨ Puso como excusa. Alba se rio ante la resignación de su mujer y se dispuso a abrir su propio regalo. Nat ya lo había hecho y santa le trajo justo lo que ella deseaba, una primera edición de uno de sus libros favoritos. Santa era muy listo.

¨¿Vas a abrirlo o no?¨ La cuestionó Nat sorprendiéndola al sentarse a su lado. Por lo visto su hija había preferido jugar con Bri antes que con ella. Solo esperaba que esa pequeña perrita no destrozara ninguno de los regalos de su hija o tendrían una guerra en casa.

Alba lo hizo. Abrió el gran regalo encontrándose con un aparentemente antiguo libro de cuentos, solo que algo diferente. En letras de fantasía y como título se podía leer 'Nuestra historia' y al abrirlo Alba se emocionó. Natalia había escrito cosas como que nunca creyó que llegaría a ser tan feliz, o que pudiera amar a alguien tanto como las amaba a ella y su hija, y anécdotas vividas en sus inicios y a lo largo de los años, entre otras cosas. Y luego decenas de fotos de ellas, su familia, año tras año y todas y cada una de ellas con la fecha correspondiente, solo había algo común en todas esas fotos, eran de sus navidades juntas.

Eran ya nueve navidades como pareja, cuatro con Amanda en sus vidas y las segundas con la última integrante de su pequeña familia, Bri. Pero las dos deseaban lo mismo cada navidad, y aquella no iba a ser diferente ... Querían seguir compartiendo muchas más juntas como hasta ahora.

-Fin-

Bueno hasta aquí este pequeño recorrido de las Navidades de las chicas.
Me alegra mucho que está adaptación haya gustado, muchas gracias por cada lectura, corazoncito y comentarios.
Cómo ya dije, hay un par de adaptaciones más en el tintero con la onda navideña que para mí no termina hasta q pase reyes jajaja.

Buen fin de año y sobre todo ¡Feliz 2022! 🎇😘

Christmas through yearsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora