Capítulo 6

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La pequeña Amanda ya tenía un año y tras su primera fiesta de cumpleaños y un montón de regalos, sus mamas ansiaban que llegara la navidad sin imaginar que esa iba a ser la peor de sus vidas con diferencia.

Todo empezó tres días antes de la fecha señalada, con el llanto inconsolable de la pequeña y una tos profunda que les preocupó. Trataron cada cosa que se les ocurrió para calmar a su bebe, Alba le cantó como solía hacer las noches de tormenta, Nat bailó suavemente con ella en brazos para que se durmiera como le había mal acostumbrado, le pusieron música, le leyeron... y nada. Nada funcionó. Pero fue la inusual alta temperatura de la niña lo que les alarmó y les hizo correr al hospital más cercano de casa. Su pequeña pero acogedora casa en un barrio residencial de Madrid había sustituido al apartamento en Malasaña, buscando más tranquilidad. La misma que les robaron nada más llegar al hospital.

Su pequeña fue casi arrebatada de los brazos de Natalia por los médicos al llegar y se les rompió el corazón al ver como se la llevaban mientras otro medicó intentó calmarlas y explicarles la situación. Les hicieron contestar cientos de preguntas, o puede que solo unas pocas pero a ellas les parecieron demasiadas, sobre el estado de su niña los últimos días ¿Estaba decaída? ¿Sin ganas de comer? ¿Quejosa? ¿Respiraba con normalidad? Alba contestó como puedo a cada una de las cuestiones mientras Natalia no dejó de mirar la puerta por la que se llevaron a Amanda.

Esa misma noche volvieron a casa con un diagnóstico. Neumonía. Y una clara lista de instrucciones a seguir para que su bebe se recuperase. Ninguna durmió esa noche. Pero respiraron con tranquilidad cuando al día siguiente todo parecía bajo control.

Fue al llegar la noche de nuevo cuando el terror regresó. La pequeña respiraba con dificultad, tenía vómitos y la fiebre persistía. Nat fue quién tuvo que ser fuerte esa noche. Quién abrazara a Alba en mitad del pasillo de un hospital. Quién susurró palabras tranquilizadoras a su chica y a su bebe cuando les permitieron entrar en la sala donde estaba. Amanda lloraba sin parar abriendo los brazos hacia su madre y la rubia no tardó en levantarla en sus brazos y abrazarla con fuerza. Nat las abrazó a ambas.

¨Ya está mi amor, estamos aquí¨ Nat susurraba sin parar acariciando la espalda de su bebe. ¨Shh... todo va a ir bien, tranquila mí vida¨ Decía, más para tranquilizar a su chica que a la pequeña.

¨Quiero llevarla a casa Nat¨ Habló Alba con voz desgarradora. La morena buscó al médico al fondo de la sala y por su mirada supo que eso no iba a ser posible.

¨Voy a hablar con el médico. Quédate con ella¨ Le pidió aunque no era algo necesario. Alba no parecía ir a separarse de su hija en mucho tiempo, nadie iba a lograr que se despegará de su pequeña.

Ya no era solo la neumonía, una pequeña crisis asmática y valores anormales en el análisis de su sangre la acompañaban. Alba se vino abajo al recibir la noticia, por suerte Nat estuvo ahí para sostenerla. Siempre iba a estar.

Pasaron la noche allí.

Odiaban esos días. Odiaban esa navidad. Por lejos la peor de sus vidas.

Alba durmió en la cama abrazada a la pequeña Amanda, Nat estuvo toda la noche a su lado, en una incómoda silla sosteniendo una de sus manos. Son los padres de la rubia quienes las despiertan la mañana de Navidad. Ella vuelve a llorar en los brazos de ambos mientras Nat entretenía a su niña para que no se asustara.

El llanto de la rubia se apagó cuando escuchó a Amanda llamarla.

¨Mami¨ Su voz parecía casi la misma de siempre. ¨Mami¨ Repitió hasta que la rubia se acercó.

¨Estoy aquí, cariño¨ Alba le sonrió lo mejor que pudo y sostuvo su mano. ¨¿Qué es?¨

¨Mama¨ Dijo entonces mirando a Nat. Albi siguió la mirada de su pequeña para encontrarse con el rostro cansado de su chica a pesar de la sonrisa de ésta. Supuso que Nat se había pasado casi toda la noche despierta, velando por ellas.

¨Mama está bien, mi amor¨ Nat habló haciéndole cosquillas a la niña.

¨¡Mami!¨ Pidió ayuda haciendo reír a Alba. Solo Nat y su pequeña podían hacerla reír en un día así.

¨Todo va a ir bien, pequeña¨ Le aseguró Alba a su hija y después miró a su novia. Su mujer. Porque con o sin documentos, Nat ya era su mujer, su familia. ¨Mami te quiere y quiere mucho a tu mama¨ La niña sonrió una vez más acostándose en la cama. Natalia sonrió vocalizando un 'te quiero' inaudible para todos pero que Alba fue capaz de leer en sus labios, y que al mismo tiempo le provocaba sonreír. Todo iba a estar bien siempre que estuvieran juntas, estaba segura.

Nada ni nadie podría contra ellas.


Una Navidad más, la más difícil seguramente.

Christmas through yearsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora