𝘊𝘢𝘱𝘪́𝘵𝘶𝘭𝘰 22™

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Un mes había pasado desde aquel accidente, King estaba en silla de ruedas, ya que su pierna estaba en recuperación debido a la herida que recibió.

El castaño observaba por la ventana como las personas pasaban al igual que los vehículos, y su mente, apesar de querer estar distraída recordaba al rubio, el cual no había visto en todo este tiempo.

—Espero que estés bien—. Susurro mientras apoyaba su cabeza sobre el ventanal.

La doctora que lo atendía llegó al lugar.

—Joven King, hoy podrá ser dado de alta y tengo entendido que ya hay gente que se encargará de usted—.

El castaño sintió alivio y a la vez miedo, una parte estaba agradecido, ya que no tenía un lugar a donde ir, y la otra tenía miedo ya que no sabía con quién iba a ir.

—¿Me podrías decir quién se hara cargo de mí?—. King pregunto en un tono triste.

—Los mismos que se harán cargo del joven Meliodas—. La enfermera sonrío.

El corazón de King latió aceleradamente, ya que era la primera vez qué la doctora lo mencionaba, eso le dio un aire de esperanza.

...

Su vista se posaba en un auto negro el cual estaba acompañado de un hombre, quien abrió la puerta en señal de que ese era su transporte.

Subió con dificultad a pesar de ser ayudado por el chofer.

—¿A dónde iremos?—. Pregunto el castaño. —¿No se supone qué Meliodas estaría aquí?—. Comenzó a sentirse un poco preocupado.

—Tranquilo, el joven Meliodas ya se encuentra en el lugar, así que relájese porfavor—. El chofer le sonrío mientras encendia el auto.

El camino fue largo, demasiado largo, sus ojos se cerraban ante el sueño que era provocado por el viaje y cuando estuvo a punto de hacerlo, el chofer le aviso de que habían llegado a su destino.

—Joven King, este es el lugar—. El chofer descendió para después ayudar a bajar al castaño del vehículo.

Una vez fuera de este, King observó el lugar con detenimiento dándose cuenta que no era la casa de su amigo, era un nuevo lugar para él, así que se mantuvo alerta en todo momento.

Entraron al gran sitio y el chofer dio a saber su llegada.

Y ahí descendía el aquel rubio que lo tenía sumamente preocupado; bajaba las escaleras lentamente y así dejando apreciar uno de sus brazos envuelto ante una herida qué había recibido.

El brillo de ambos seres que se produjo en sus ojos fue inefable, aquella sensación de preocupación se desvaneció.

Ahora ambos sabían que estaban bien o bueno sabían que estaban vivos.

—Los dejaré aquí, si necesita ayuda no duden en llamarme—. El hombre sonrío mientras lo decía.

El lugar se hundió en un silencio agradable era un momento en donde las palabras no existían, pero eso era lo menos importante, ya que se podía sentir como sus corazones se comunicaban por ellos.

El rubio descendió completamente mientras caminaba lentamente hacia qué el joven que estaba en silla de ruedas impaciente por tenerlo junto a él.

Y ahí fue cuando Meliodas cayó de rodillas.

Su cabeza se apoyó en el regazo de King mientras se podía escuchar un lento llanto proviniente de éste.

—Agradezco tanto que estés bien...—. Se escuchó entre el llanto.

King paso su mano por el cabello de rubio haciendo que este alzara su cabeza para después entablar contacto visual.

—Estaba muy preocupado por tí—. El castaño junto sus labios con los de rubio.

Meliodas cortó el beso para abrazarlo lentamente para sentir el alivio de las dos personas al volverse a encontrar.

...

Pasaron hablando de lo ocurrido gran parte de la tarde e inconscientemente no se dieron cuenta de que la noche había caído, a lo cual el rubio miraba con tristeza al ver que el sol dejaba caer su último rayo sobre él.

—King, creo que no lo sabes—. El rubio lo miro a los ojos—. Pero creo que esta es la última vez que nos veremos—. Agacho la cabeza.

El cuerpo del castaño se congeló ante lo dicho no hubo palabras que salieron por su boca, lo único que podía hacer era esperar a que el rubio siguiera.

—Es mejor para tí que te vayas de este lugar—. El rubio tomó su mano. —Y cuando sea seguro créeme que te buscaré—. Meliodas sonrío dejando ver como su rostro derramaba lágrimas.

—No te entiendo—. El castaño soltó una risita fría que expresaba incomodidad y miedo.

Pero cuando el rubio estaba apunto de hablar, su padre apareció interviniendo.

—King es la hora de irte—. El hombre de aspecto sobrio informo. —Tu vuelo está apunto de salir, así que despídete—.

El castaño, el cual estaba estupefacto ante la situación, regreso a ver al rubio.

—¿Qué ocurre Meliodas?—. El castaño susurro. —Dime que no me volveré alejar de tí—.

El silencio del rubio hizo suponer que esa era la respuesta.

—Te amo King—. Meliodas exclamó. —Y mi promesa de volver a conocerte aún está presente—. Lo abrazo mientras juntaban sus labios por última vez.

El castaño abrió los ojos y lo único que puedo hacer en ese momento fue corresponder aquel gesto qué ahora era una señal de despedida.

⋋✿⋌

Y ahí se encontraban ambos chicos, observándose mutuamente mientras uno no parecía saber lo que pasaba y el otro sabía perfectamente que esto era lo mejor para la persona que amaba

El auto se volvió alejar de lugar, dejando atrás varias emociones y varias preguntas que King necesitaba responder.

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Llegó al destino, Estados Unidos era lo que parecía ser su nuevo hogar, descendió con ayuda de un encargado del avión.

—¿Ahora a quién se supone que debo buscar?—. Susurraba para el mismo. —Se supone que "alguien" debe esperarme aquí... pero ¿Quién?—.

El castaño alzó la vista esperandose encontrar algún hombre relacionado con el padre de Meliodas, pero lo único que encontró fue a una mujer la cual veía correr hacia él.

🔰𝑾𝒉𝒐 𝑫𝒐 𝒖 𝑳𝒐𝒗𝒆?🔰→𝑴𝒆𝒍𝒊𝒐𝒅𝒂𝒔𝒙𝑲𝒊𝒏𝒈←Donde viven las historias. Descúbrelo ahora