Capitulo 3. Mi primer beso I (10 Años)

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Azu y Pau no dejaban de fastidiarme. De un día para el otro les había entrado en la cabeza la odiosa idea del primer beso. Era repugnante,yo seguía creyendo que eso era solo un método para traspasarse baba.
Paula nos había confesado que un chico de la escuela le pidió un beso y que ella se lo había dado. A la semana llego Azul diciendo que consiguió que un niño la besara. Y ahora esperaban mi turno.
Mis labios estaban sellados,no besaría a nadie. No estaba dispuesta a correr ese riesgo,podría contagiarme alguna enfermedad,besarse era muy peligroso.
-Vamos,no tiene nada de malo. Es la mejor sensación del mundo,son como mines de mariposas en tu estomago...- argumento Pau mientras comíamos helado en la terraza de mi casa.
- Y además te tiemblan las rodillas... Es tan romantico- Siguió Azu y ambas suspiraron a la vez. Yo resople y me lleve una gran cucharada de helado a la boca.
- No,gracias. Paso. Y aunque quisiera, jamas lograría que alguien me besara,soy Flor la descerebrada,Flor la torpe,Flor la inútil...- Podría seguir nombrando los apodos que me ponían mis compañeros, pero no quería amargarme la tarde recordando lo cruel que podian ser los niños. Vicky me decía que no les prestara atencion,que nuestro padre era el jefe de ellos y que si me apetecía podia hacer lo que quisiera. Vicky se estaba transformando en una chica con el correr de los años.
- Bueno, entonces con un niño que no valla a nuestra escuela-me dijo Pau y algo de encendió en su mirada. Note que Azul estaba con el mismo rostro cómplice, se miraron y sonrieron.
- Y que este cerca, que te conozca y que se muera por ti ¿Se te ocurre alguien Pau?- pregunto Azu. Me estaba asustando,sonreían de una manera amenazadora.
- Sea quien sea,no lo haré. Solo tengo diez años,quiero vivir mi infancia sin eredos amorosos.
- ¡Florencia!,es normal-exclamo Paula. Que testarudas eran mis amigas.
- ¡No,lo haré!- les grite- no besaré a nadie.
- Bien,si esa es tu decisión- Azul de cruzó de brazos y miro de soslayo a Pau,quien hizo lo mismo y se pusieron de pie-. No beses a nadie,no te podemos obligar. Pero...nunca mencionadye algo sobre si un niño te besara.
- ¡No,no,no,no!- les espete.
Las corrí de mi casa y les dije con seriedad que me hablaran cuando pensaran racionalmente.
A la mañana siguiente,me encontré en el desayuno con Sergio. Desde que se cambio de escuela se había vuelto mas esquivo. Intente hablarle y decirle que haría sufrir a Micaela, pero él parecía estar en otro mundo, así que desistí y en semanas las cosas quedaron como antes.
Salude a Doda, que me preparaba un tazón con cereales y pan tostado,y le dedique una fría mirada a Sergio como buenos días. Sin embargo, a diferencia de los otros días, el no se levantó de su silla y dejó su comida a medio terminar, sino que se quedó allí con la mirada pérdida observando su cuchara.
- Florencia quiero hablar contigo- me dijo de repente. Doda nos miro y sonrió.
- le llevaré el desayuno a tu madre, Flor- tomó una bandeja con una taza de café y unos pastelitos de fresas y salió, dejándonos solos.
- ¿Que quieres?
El se acomodo en su silla y predecir algo que nunca espere por parte de el: inseguridad.
Abri la boca como tonta, Sergio el niño listo de todos los tiempos estaba nervioso. No pude evitar reirme
- ¿De que te ríes?- me preguntó.
- De nada- le respondí, pero no pareció muy convencido. Jugó unos minutos más con la cuchara y se puso de pie con la cabeza gacha. Incline mi cabeza para mirarlo a los ojos y me fije que sus mejillas estaban encendidas.
- Sergio, ¿que te ocurre?-pero antes de responderme, se abalanzó sobre mi y chocó su boca contra mi ojo- ¡¿Me quieres dejar ciega?!
¿Que había intentado hacer? Casi asesina mi pobre ojo.
Me tape el ojo herido con la mano y lo observe. Estaba de pie e incluso más colorado que antes.
En eso, volvió Doda. Tenía una sonrisa en el rostro y tarareaba una canción alegre, pero quedó en silencio al vernos a nosotros
-¿Que te paso en el ojo, Flor?-preguntó al darse cuenta de que cubría mi ojo.
- Sergio me golpeó- le conteste.
-¡No, yo trataba de...!- guardó silencio, no término de decir la frase.
- de asesinarme,eso querías- le dije, exagerando la situación.
- Florencia, cariño. No creó que Sergio haya querido asesinarte, ¿verdad,Sergio?
-Por supuesto que no,yo jamás te haría daño- me calme unos segundos y en ese preciso momento,aprecio Mariana en la puerta de la cocina
- Chicos, ¿No me oyen? Caro el auto esta esperándote y Sergio, tu hermana se irá si no te apresuras.
Lo fulmine con el ojo bueno y me encamine hasta el auto. Afuera se escuchaban los bocinazos que daba Vicky porque no me apuraba.
- ¡¿Tienes los pies de lana,Carolina? ¡Debo dar un examen muy importante y necesito llegar a tiempo!- Gritaba a todo pulmón por la ventanilla. Me subí e ignoré las quejas de mi hermana. Las hormonas la estaban volviendo loca,era lo más seguro.
Cuando llegamos, Vicky se escapó a su clase para estudiar antes de su examen y yo tuve que ir a dejar a Lei a su salón. Este era su primer año y el castillo la aterraba.
Después de soportar el llanto de Lei, el berrinche que armo para que no la dejara, me fui finalmente a la primera clase del día: Literatura.
- Flor,¿ya pensaste lo del beso?- me preguntó Pau cuando llegue. Yo le había advertido que no me hablara hasta que dejara de molestar con eso. Hice oídos sordos y me senté al lado de Jenny como si nada hubiese sucedido.
-¿Que paso ahora?- adquirió mi prima.
- Nada- le respondí.
- ¿Que tienes en el ojo? Esta hinchado- me dijo Cyn,con sierto temor en la voz. Yo me toque el ojo,y en efecto, estaba hinchado.
- Y morado- agregó Azul
Mataría a Sergio cuando volviera a casa.
Desde la torre más alta sono la campaña anunciando que las clases comenzarían. Azul llego retrasada y la maestra le quito una estrella.
Pasé toda la mañana ideando formas para torturar a Sergio y quitarme a mis amigas de encima. Cuando la clase termino,estaba guardando mis cosas hasta que la maestra me llamó.
- Florencia,Franger ¿Podrian venir un momento?- Mire a Franger de reojo. Seguía sentado con Micaela,pero ya no comía pegamento. Incluso,se comportaba como un niño normal.
Caminamos hasta el escritorio de la maestra y le hice señas a Cyn para que supiera que me esperaba en el mismo sitio de siempre.
- Necesito que le entreguen esto a sus padres- nos dijo. Nos entrego un sobre blanco a cada uno y nos dedico una mirada severa.
Ambos asentimos y yo guarde el sobre en mi mochila.
A la salida,la curiosidad por saber que decía el sobre me estaba desesperando.
- Carolina,hoy vamos a tu casa- me dijieron Paula y Azul. Con el asunto del sobre, olvide que estaba haciéndoles la ley del hielo y deje que se subieran al auto que me iba a recoger.
Cyn se nos unió y junto con mis hermanas, nos marchamos.

Apenas pusieron un pie dentro de mi casa Paula Y Azul comenzaron a preguntar por Sergio. No le di importancia y las dejé que lo buscaran. Yo tenía otros asuntos que tratar.
- ¡Mariana! -grité. Pero ella no respondió.
Mis padres nunca asistían a las reuniones de la escuela, así que la carta estaba dirigida para Mariana.
Como no lo resistía más, saqué el sobre de mi mochila y lo abrí.

- ¿Qué es eso? -me preguntó Cyn. Le dije que se acercara para leerla conmigo.
Pero fue un error, porque en seguida la vergüenza hizo que soltara el papel y que me dieran ganas de llorar.
-Eso no es posible, Flor-exclamó Cyn. Pero sí que lo era.

Ya no prestaba atención en clases, no hacía mis tareas, ni los proyectos. Era obvio que en algún momento esto ocurriría.
Había reprobado el año y tendría que repetirlo el que seguía.
Seguro que Franger también había repetido el año.
Mariana iba a matarme cuando se enterara.
- ¿Qué vas a hacer,Florencia? -me preguntó Cyntia, después de que la sorpresa se nos pasara.
-Convertirme en la mejor amiga de Franger, no pienso estar sola el próximo año.
Ella puso los ojos en blanco y supo que ya lo había superado.
¿De qué me serviría el colegio? De nada, sólo desperdiciaba años de mi vida encerrada en una habitación con niños estúpidos, cuando podría estar viendo televisión en mi casa.
-Ni una palabra a nadie, Cyn.Si no se los cuento, no se enterarán.

Cyn asintió e hicimos el juramento del dedito.
Fuimos hasta la terraza para encontrarnos con Pau y Azu, pero ellas no estaban allí.
- ¿Dónde se metieron ahora?
Las buscamos por todas partes, pero no podíamos hallarlas. Hasta que recordé que estaban tras la pista de Sergio.
Con Cyn, fui hasta la habitación de Sergio a ver si estaban allí mis amigas.

-Para la próxima, no seas tan precipitado... -escuché. La voz era de Pau y venía de adentro del cuarto. La puerta estaba entreabierta y alcanzaba a escuchar la conversación.
-No habrá próxima, ella cree que intenté asesinarla... -decía Sergio.
-Esa niña cada día está más loca -dijo Azul
- ¿De qué están hablando? -me susurró Cyn. Le hice una señal para que guardara silencio.
-Tienes que besarla, Sergio. Ahora, ya -exclamó Paula.
Me tapé la boca para no gritar y agarré a Cyntia del brazo para llevármela hasta mi habitación.
-Ese... ahhhh... y ellas... todo era un plan... por eso en la mañana.... Debí sospecharlo -comencé a gritar en cuanto me tiré encima de mi cama.
-No sé de qué estás hablando -me dijo Cyn.
Le expliqué todo y ella estuvo de acuerdo conmigo. Además, cuando yo besara a alguien, la siguiente víctima sería Cyn, así que se unió en mi lucha.
- ¿Y qué harás?
-No lo sé.
(...)

Había pasado una semana desde que descubrí que mis amigas le habían dicho a Sergio que me besara. Aún pensaba en lo que ellas le dijeron para que él aceptara su propuesta.
Comencé a hacerme amiga de Franger, él me había dicho que sus padres le dieron una paliza cuando se enteraron que reprobó el año. Era un niño muy agradable y su cabello parecía encenderse cada vez que se colocaba bajo el Sol.

-Fran, ¿quieres venir a mi casa a jugar? -le pregunté cuando estábamos en Arte. Él aceptó encantando, me dijo que era la única persona de la escuela que le hablaba.
Ese día sólo Fran fue a mi casa, y fue un alivio para mí.
Sergio no lo saludó cuando lo vio. Estaba segura de que lo recordaba, pero por alguna razón lo ignoraba.

Pasamos la tarde viendo películas y jugando videojuegos, mientras Sergio nos miraba desde una mesa con cinco libros abiertos haciendo un trabajo para su escuela.
Entonces se me ocurrió una idea.

Conocía a la perfección a Azul y a Paula, y sabía de antemano que harían hasta lo imposible para que besara a Sergio. Pero ella quería que besara a alguien, al fin y al cabo.
-Sergio.
-Dime...-y antes de que dijera algo más, lo besé.

Fue simple, cortó y preciso. Me separé antes de que me dieran arcadas y le sonreí para no quedar en evidencia de que no me agradaba para nada haberlo besado.

Él tenía los ojos como platos y comenzó a sonrojarse.
Miré disimuladamente a Sergio, tenía la misma expresión que Fran, a diferencia de que sabía que su rostro no estaba rojo de vergüenza

¿Enamorarme De Sergio?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora