La guía de Félix (y otros) para conquistar a Christopher Bang (y otros)

capítulo 12

Inicios de semestre.

El rubio se dejó caer en el sofá mientras soltaba un pequeño suspiro. El primer día de escuela siempre era movido.

—Así que, de todos los cursos a donde te presentaste, ¿hay chicas bonitas?— preguntó el pelinegro con una sonrisa burlona mientras dejaba caer la mochila al piso.

Bang sonrió e intentó recordar las caras que había visto aquel día, pero se quedó en silencio cuando el único rostro que pudo recordar tan claro cómo el agua fue el de un chico. Delgado, rubio y con unos ojos brillantes.

—Pues...hay un chico muy bonito, de primer año, en gastronomía.—murmuró.

Changbin le miró en silencio y con una ligera sonrisa por varios segundos.

—Osea que...¿ahora eres...cómo...gay?—el rubio frunció ligeramente el ceño.

—Decirle lindo a un chico no me hace gay.—aclaró.

—Y no tendría nada de malo si lo fueras.—interrumpió Minho, quien venía entrando a la sala mientras se quitaba la corbata.—también puedes ser bi.

—No soy gay, ni bi. Sólo era lindo y ya.

—Yo vi a varias chicas bonitas.—habló Seo—pero no sé...no mi tipo. Creo que para unas noches está bien.

—¿Y Minho ya rompió su récord de seniors que le dan su número?—bromeó Bang.

El castaño sonrió de lado pero se quedó en silencio. Los dos chicos se miraron.

—Oh...—se acercaron a su amigo con unas sonrisas burlonas—¿alguien ya encontró a su amada?

—¿A tu media naranja?

—¿A la uña de tu mugre, mugroso?

—¿A tu cuchurrumin?

—Ay ya callense.—habló con fastidio mientras se dejaba caer en el sofá.

—No tienes porque avergonzarte Lino.—habló Changbin de forma seria.—estás creciendo, eso hacen los adultos, tú sabes, enamorarse, tomarse de las manos—se inclinó hacia él—besarse—susurró.

Minho le miró con una ligera sonrisa antes de atarse la corbata entre los nudillos de ambas manos.

—¿Quieres que te amordace?

—Bueno, ya. Quien sea la chica debe ser muy linda.—habló Bang. Lee se quedó mirando un punto fijo en la habitación antes de sonreír ladinamente y asentir. Se levantó y se encaminó fuera de la sala.

—Si, es increíblemente hermoso.—habló antes de salir de la habitación. 

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Cuando Chan volvió a ver a aquel chico rubio con Han, no pudo evitar tener ésa necesidad de querer volverse su amigo.

Quizá era su aspecto delicado o su personalidad amable y tímida que le atraían.

Quizá sólo lo tomaría cómo un cariño fraternal. Un pequeño hermano a quien cuidar.

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—Estoy jodido.—murmuró lastimosamente el pelinegro, tirado en el sillón con las manos en el rostro.

—No es novedad.—habló Minho, quien tenía una taza de café en mano y leia su libro ridículamente grueso sobre reacciones químicas del cerebro.

—¿Te siguen doliendo los pectorales cuando bajas las escaleras?—preguntó Bang—ya te dijimos que no las bajes trotando pero-

—¡Mis pechos no tienen nada que ver en esto!—se quejó—y dejen de mirarlos ya.