Dos

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«8 de Marzo»

Pasó algo de tiempo, aquella vez solo capte esa escena por un regaño de mi madre y una escapada a la cocina, pero entonces noté algo diferente.

Ahora ya no era sólo una mirada.

Todos los días, justo faltando siete minutos para las doce, un pelinegro misterioso estacionaba su carro frente a la casa de color verde menta que estaba cruzando la calle. De ella, sale una hermosa pelirroja con una sonrisa afligida.

No los conozco y tampoco quiero hacerlo. Sin embargo, me llama la atención sus acciones.

Él nunca baja del carro y ella nunca pasa de la reja.

Ella sonríe y él intenta ignorarla, sin mucho éxito.

Ella sale y deja una rosa de su hermoso jardín a la vista. Y él simplemente la toma cuando ella desaparece de su visión.

Yo lo veo todo, soy la única testigo de este extraño romance, al igual que la luna.

Me he tomado la libertad de preguntarle a mi madre si me deja lavar los trastes a esa hora solo para ver que es lo que harán entonces. Me ha dicho que estoy loca y que puedo atrapar una enfermedad, pero en su intento por sacar platica me ha dicho que debería conseguirme un novio.

Le he ignorado. No quiero tener que vivir sabiendo que alguien algún día podría dejar de amarme.
Tal vez y mi relación sea como la de aquellos chicos de enfrente.

Ella lo ama y hace de todo para intentar acercarse, pero él descarta toda posibilidad y sólo acepta sus regalos por lastima.

O quizá soy yo la que está equivocada y ellos no pueden verse porque sus padres lo prohíben.

Tal vez estoy siendo paranoica y debería irme a dormir en lugar de estar pensando en la vida de alguien que no conozco y no deseo conocer.

Antes De MedianocheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora