Capítulo 9

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El alfa platinado sostuvo la mano de la omega, la apretó con fuerza - lo juro Mila, el timbre sonó, ella saltó asustada - tranquila, alguien vino a ayudar.

El platinado se levantó a abrir la puerta, era el nipon, quien se llevaba su mano a la boca bostezando - más te vale Nikiforov, que sea algo realmente importante - antes de dejarlo pasar lo sostuvo de su mano.

- Yuuri, encontramos a un testigo, una persona que incrimina directamente a los Leroy en el tráfico humano - el azabache lo miró emocionado, por fin una luz al final del túnel, aunque había puesto trampas a JJ, y había tomado la investigación como objetivo personal, aquellos eran gente lista, no había nada que el pudiera encontrar, aquel descubrimiento, era sin duda, una bendición - no sólo los incrimina, si no que tiene un hijo con JJ, eso sin duda es el inicio de algo importante, aunque no puedo moverme sin cautela - el azabache se quedó en silencio, miles de pensamientos pasaban por su mente, pero lo que sin duda lo tranquilizaba, era saber, que estaba más cerca de ser redimido.

Dio pasos acompañando a Viktor, hasta que por fin tuvo, el valor de hablar - tu eres el líder, yo también, debemos trabajar a la par, si no confías en los míos, esta bien, yo estaré aquí ayudandote, es mi misión - el platinado asintió.

La casa era hermosa, el azabache no pudo evitar echar un vistazo a lo que podía, hasta que llegaron a una habitación, el aroma que rondaba en el aire, ese aroma que tantas veces lo rodeo con amor, lo hacía sentir inquieto, café, un delicioso aroma a café.

Quería hacer de cuenta que aquel amor no existió, pero mientras caminaba, los recuerdos lo golpeaban, recuerdos que dolian.

Pero respiró profundo, ponerse melancólico no estaba en el plan, en cuanto abrió la puerta, la presencia de aquella pelirroja lo desencajo, la conocía muy bien, el se quedó pasmado ante tal presencia, ella no pudo sentirse más miserable, estar frente a frente, la hacía entrar en el infierno.

Conocía a Yuuri, ella había sido testigo, presencia de cuando el gran Yakov Felsman murió, ella había estado presente, cuando fue su sentencia, cuando fue obligado a irse del ejercito por calumnias, ella mantuvo silencio, quizá Viktor no lo sabía, pero aquellos dos que se miraban, si lo sabían.

Mila se sentía culpable, pero el miedo lo había hecho estar en silencio, quería usarlo a su favor, para evitar caer en las manos de los Leroy, aquello no sirvió, se levantó dispuesta a pedir disculpas, pero el azabache negó, con un gesto seco, ella lo entendió al momento.

Dio pasos escuchando la explicación de Viktor, y una imagen le llamó la atención, aquella imagen siendo aún unos reclutas, aquella fotografía, mordió sus labios no queriendo llorar, sabía que tenía que enfrentarse al pasado, quería redimirse, aquello estaba en el plan, y el se consideraba listo, para tomar las riendas de la vida, poder limpiar su nombre, lograr que Viktor le pidiera perdón de rodillas, cortar la cabeza de los que lo lastimaron, pero nunca imaginó que aún aquel alfa que ahora guardaba silencio, al darse cuenta que el azabache había dejado de prestarle atención, aún conservara aquella fotografía, que aquel alfa, aún, significara tanto y doliera tanto.

Todos guardaban silencio, Viktor se sentía incómodo, Mila culpable, mientras que Yuuri adolorido, quería tomar aquella fotografía, lanzarsela a la cara a aquel alfa, golpearlo, hacerlo sufrir, tanto como el, sufrió por su abandono, pero respiró profundo, se dio la vuelta le dedico una mirada fría - ahora lo que importa es encontrar la manera de que el ejército coopere con nosotros, sin que los Leroy lo sepan, necesitamos cuidar de ella y de su cachorro, no hay opción - el alfa mayor asintió.

Conocía a Yuuri, estaba tratando de ser fuerte, porque aunque ahora quisiera disimular, había visto en el, aquella mirada de tristeza y desesperación.

Golpe BajoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora