give me a kiss ☾︎ hyunmin

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¡Oh, qué bonito día hace hoy! Está soleado sin una sola nube en el cielo y esa brisa fresca era todo lo que se necesitaba, no hacía calor y tampoco frío. Literalmente el día perfecto para cualquier persona.

Excepto para Hyunjin, quien miraba el reloj cada cinco minutos y pedía que mágicamente el tiempo se detuviera para poder huir sin cruzarse a Seungmin.

Tal vez deba hablar con los directivos respecto a eso, aunque por lo que escuchó en los pasillos, no sería de mucha ayuda hacerlo.

Entre los recreos suele cruzarse con él y le da una mirada no tan desagradable pero le aterraba igual, también comparten una clase y descubrió que es un chico bastante... Difícil.

La hora del fin de clases se acercaba y ya no tenía más uñas para morder. Su nerviosismo aumentó al cien porciento cuando tocó el timbre anunciando que tendría que irse, sus piernas temblaban cuando se levantó de su asiento.

Caminó mirando hacia todos lados, evitando cruzarse a Seungmin, temblaba y tenía sus ojos tan abiertos como un siervo cuando están cerca de sus depredadores.

Logró llegar a la entrada sin problemas, pero ahora tenía dos opciones ir a su casa o ir a su muerte.

Aunque ir a su casa sonaba tan acogedor y tranquilizante tampoco quería vivir con la duda de que hubiese pasado si iba con Seungmin.

Así que claramente iría a su muerte, revisó una vez más la dirección que le dió para buscar un taxi e ir hasta allá.

Se preocupó cuando el taxista hizo una cara extraña cuando le dijo la dirección del lugar y fue peor cuando le preguntó más de dos veces si estaba seguro de que era la dirección correcta.

Cuando llegaron se dió cuenta porqué, era una casa abandonada y en muy mal estado en frente de un cementerio y la última casa que vió antes de llegar ahí fue unos 60 kilómetros atrás.

Le pagó al taxista y le pidió su tarjeta con su número así sería más fácil volver a casa, si es que volvía.

Con un poco de miedo se acercó a la casa, la puerta estaba abierta así que entró sin pensarlo.

Por dentro no se veía igual que por fuera, estaba limpia, muchos muebles eran tan antiguos como los que tiene su abuela en su casa, las paredes tenían un poco de humedad pero supuso que era por la vejez de la casa más que otra cosa.

Escuchó a alguien quejarse desde una de las habitaciones y se acercó para ver si era Seungmin el que se quejaba, y definitivamente era él porque antes de llegar a la habitación Seungmin estaba saliendo.

—Oh, sí viniste, ven.—Habló Seungmin al verlo.

Lo acompañó hasta un sofá que parecía del siglo XIX pero libre de polvo y para ser del año que sea, muy cómodo.

—Eres muy lindo.—Dijo sin más y sin esperar a que el contrario suelte una palabra continúo hablando.—Nunca creí que alguien tan caliente fuera a nuestra escuela, puedes quitarte esa máscara de niño tonto, no hay nadie aquí.

Qué.

Hyunjin tenía sus dos neuronas trabajando a todo vapor para procesar todo lo que había dicho Seungmin.

—¿Máscara?—Fue todo lo que su pobre cerebro pudo procesar más rápido.

—Yo no me comeré el cuento de que eres tan tonto, cielo.

La audacia del chico para hablar así, un sinvergüenza que está claramente confundido respecto a Hyunjin.

—Lo siento pero creo que entendí mal tu nota ¿No ibas a golpearme? Digo, por eso me hiciste venir aquí ¿No?

La risa de Seungmin inundó el lugar y el pelinegro se estremeció ante la reacción de él, ya se veía venir los golpes a su carita inofensiva.

—Si te hubiese querido golpear lo hubiese hecho hace rato, pero si quieres que te golpee puedo hacerlo de otra forma.—Una sonrisa que explicaba el rumbo de sus palabras pero que Hyunjin, no entendió.

—En general, prefiero que no me golpees, por favor.—frotando sus manos en sus piernas, se digno a preguntar.—¿Entonces por qué querías que viniera aquí?

—Para que me beses.

Solo las aves cantar se escuchaban cantar, una neurona de Hyunjin acababa de morir y solo quedó una haciendo su mayor esfuerzo para comprender.

—¿Disculpa?

—Quiero que me des un beso.

Que clase de broma era esa, no era divertida, prefería que lo haya citado para golpearlo antes que esto.

—¿Por qué lo haría?

—Crei haberte dicho que mi ayuda no es gratis.