14- Unión

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Cómo te sentiste esta semana?.- Le preguntó Chio a mi prometido.

Bien, algo cansado pero nada raro.-

¿Y tú Diego?.-

Em... La cabeza me dolía un poco y también me sentía cansado.-

Nuestra doctora escribió algunas cosas, e incluso pude ver cómo su cerebro trataba de atar cabos, pues sé que cuando está pensando cierra los ojos y después mira a todos lados.

La conozco.

Bien, les daré una inyecciones, son más fuertes pero quitan los efectos secundarios, además de ser más efectivo.- Dejó su pluma a un lado, para escribir algo en su computadora.

Imprimió unos papeles y después los firmó.

Si quieren se las pongo ahorita y ya se van a su casa a descansar, no hagan cosas pesadas en dos días, los estoy viendo par de tortolitos.- Dirigió su mirada a mi hombre y después a mi, amenazándonos con una pluma.

Bien... No intentar un bebé en dos días, entiendo.- Dije molesto, mientras tomaba su receta.

Roberto solo estaba avergonzado, tratando de esconderse en aquella pobre silla.

¿Ya tienen fecha?.- Rocío sonrió, señalando el anillo de Beto.

Ahora ambos estamos avergonzados.

Oh, pues...- Beto aclaró su garganta. Llevamos unas semanas planeándolo y lo más seguro que sea en dos meses.- Sonrió.

¡Vaya! Se quieren casar cuánto antes.- Nos guiñó un ojo.

Y tener hijos también.- Acaricié el estómago de mi pequeño, viéndolo a los ojos.

Ya, ya, dejen la miel para la casa, vayan por ese medicamento allá abajo y córranle porque esos hijos no van a llegar si siguen así.-

Okey mamá, okey.- Volteé mis ojos, levantándome de la silla.

Beto tomó mi mano, para levantarse y ponerse a mi lado.

Ya volvemos, señorona.-

Vi sus ojos, está orgullosa de nosotros, de mi, en especial.

Ah... Aún es irreal, vi tu nacimiento y mira, ahora estás a punto de casarte con tu pareja destinada.- Sus ojos cristalinos, me hicieron soltar a mi pareja y acomodarme en su lugar.

No llores, me harás llorar.- Sonreí, abrazando a mi doctora.

Es que... Ay Dios, no puedo.- Sollozó entre risas, abrazándome.

Acaricié su cabello, tratando de calmarla.

Ya, ya, mucho sentimiento eso no es lo mío.- Limpió sus lágrimas, viéndome directamente a los ojos.

Besé su frente.

Te quiero mucho Chio.-

Ya, cállate.- Sollozó, golpeándome en el brazo. Yo también lo hago maldito hijo de puta, yo también te quiero.- Me abrazó, golpeando mi espalda.

Solté una risa.

Bien, bien, ahorita volvemos ¿Si?.-

Si, lárguense y déjenme quitarme las lágrimas.- Sonrió, limpiando sus lágrimas.

Jamás había visto a Chio llorar, ella es la segunda mujer más fuerte que conozco, es... Mi otra madre.

Realmente la amo demasiado.

Solamente tú ; Omegaverse ; RobarcaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora