Solamente tú ; Omegaverse ; Robarca

11- ¡Papi!

Cariño tengo que irme, no alcanzo a desayunar.- Besé la mejilla de mi Beto, tratando de irme lo más rápido posible.

¡Diego!.- Me tomó de la camisa, para acomodarme la corbata y sermonearme. Levántate un poco mas temprano, siempre es necesario desayunar, ah y... ¿Vienes a casa a comer?.- Me sonrió tiernamente.

No lo sé, bebé, te mando un mensaje en la tarde ¿Si?.- Besé sus labios.

Hizo un puchero. A lo que respondí con otro besito.

Bien, ya vete, se te va a hacer tarde, vicepresidente.- Movió sus hombros, sonriendo.

Solté una risa, confundido por su acción.

Me despedí con la mano, saliendo de casa.

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Diego, sé que eres mi hijo pero ésta idea es estúpida.- Aventó mi carpeta al suelo.

¡Piénsalo! Una renovación total sería lo mejor, ya nos estamos quedando anticuados, ¡Revisa las encuestas!.-

A nosotros que nos importa si la gente no le gusta el logotipo.- Mi padre frotó su sien.

Padre, parece que no sabe nada sobre marketing, si no logramos que todo el mundo se interese por la empresa iremos a quiebre.- Puse mis manos en su escritorio.

Me miró, dejando salir sus feromonas para amenazarme.

Mierda, él es un jugador sucio.

No me molesta el cambio de logo, me molesta la propuesta laboral.-

¿Te molesta que mi pareja haga algo bueno con esta empresa?.- Dije, firmemente.

Mi papá se levantó bruscamente de su asiento.

¡No tienes derecho de hablarle así a tu padre!.-

Jugué sucio, esparciendo mis feromonas, dejándolo sorprendido.

Eres un terco de mierda.- Me miró enojado.

Dejó su escritorio, para ponerse frente mío.

Tomó con fuerza mi corbata, levantando mi rostro a su nivel.

Duele, es como si me estuviera ahorcando con sus propias manos.

Que seas el vicepresidente y mi hijo no te convierte automáticamente el próximo presidente.-

Me solté de su agarre, jadeando.

Sal de aquí, antes de que me hagas enojar más.- Volvió a su silla.

Recogí mi carpeta, dejándola en su escritorio.

No estoy tratando de llevarte la contraria padre, por favor, revísalo.- Dije sin más.

Intenté salir de la oficina, pero mi padre me llamó, deteniéndome.

Mañana, trae a el diseñador gráfico que haces llamar tu pareja, tengamos una reunión.-

¡Si!.

Volteé a verlo de reojo.

Con gusto, padre.- Sonreí.

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En serio voy a matarte.- Roberto frotaba sus piernas nervioso.

Acomodé su chaqueta, sonriéndole.

Vas a hacerlo bien, tu trabajo es muy bueno, pudiste hacerte cargo de ti mismo desde muy joven, puedes hacer esto, mi vida.- Acaricié su mejilla.