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La hora de la salida se encontraba cada vez más cerca y el corazón de Paul latía cada vez más fuerte. No sabía porque se sentía tan nervioso.

Finalmente dieron las cuatro en punto y Paul se dirigió a la oficina de John, deseaba verlo. Tocó la puerta antes de entrar y cuando escuchó un "Adelante" abrió esta. Lo primero que vio fue a John con las mangas de su camisa dobladas un poco hacia arriba lo cual lo hacía lucir mucho más varonil y sexy. En verdad le traía ganas a su jefe.

-Pasa y sientate McCartney. Ya casi termino y nos vamos.- John sonrió.

Paul asintió y cerró la puerta detrás de él para pasar a sentarse. Después de unos quince minutos John apagó su computadora y acomodó su camisa. Volteó con Paul y le regaló una sonrisa.- Listo, vamonos. -

Paul sonrió y se puso de pie para salir de la oficina junto a John. Subieron al auto de Lennon y este condujo por alrededor de unos diez minutos a una cafetería cercana. Antes de bajarse volteó hacia Paul y preguntó - ¿Te parece si pedimos unos cafés para llevar? Estoy un poco cansado y el lugar se ve un poco lleno. Estaríamos más cómodos en mi apartamento. -

Paul asintió y le dijo a John que lo esperaría en el auto, le dió su orden y John bajó a pedir los cafés.

Después de un rato regresó, le otorgó su bebida a Paul y comenzó a conducir hacia su departamento en las afueras de la ciudad. Después de un largo tiempo de viaje Paul se preguntó porque aún no llegaban, no pensó que su jefe viviera tan lejos. - Señor, ¿porque vive tan lejos de la empresa? Pensé que vivía cerca por comodidad. - Preguntó realmente intrigado.

John sonrió y sin quitar la mirada de la carretera le respondió - Me gusta estar alejado del bullicio de la ciudad, a veces necesito relajarme. - Paul asintió -Por cierto, no me llames señor fuera de la empresa. Puedes llamarme John o como desees. - Dijo el castaño en tono amigable.

Paul sonrió y asintió. Se sentía feliz de que John le dejara hablarle como un amigo.

O algo más.

Finalmente, después de un rato llegaron al departamento. Se notaba que era muy grande para una sola persona, la fachada de este era blanca con negro, simple. Era de dos pisos y con muchos árboles alrededor. John estacionó justo en frente y rápidamente pasó al otro lado para abrirle la puerta a Paul, quien se sonrojó un poco y agradeció.

Después de entrar estuvieron un rato en el sofá platicando y tomando su café, Paul comenzó a odiar un poco a la esposa de John. Esa mujer solo quería su dinero y se notaba.

Ya no se sentiría tan mal si John intentaba algo con él.

Paul notó como después de un rato de platicar John se quedaba viendo sus labios. Demasiado como para poder disimularlo, al mismo tiempo se iba acercando cada vez más.

-Paul, ¿sabías que tienes unos labios hermosos? Gruesos, y se nota que deliciosos. -Paul se avergonzó un poco pero aún así decidió seguirle.

-¿Le gustaría probarlos?-

John se sorprendió por la pregunta, pero sonrió antes de acercarse y pegar sus labios con los de Paul.

Paul le siguió el beso a John, pasó sus manos por detrás del cuello de este y lo acercó más a él.

John recostó a Paul contra el sofá. Hizo que Paul enredara sus piernas en su cadera para cargarlo hasta su habitación, durante el trayecto Paul se dedicaba a soltar gemidos en el oído de John. Estaba demasiado feliz y excitado como para detenerlos.

Llegaron a la habitación y John colocó a Paul en la cama con cuidado. Sabía que esta oportunidad tal vez nunca se diera de nuevo, pero quería que Paul se sintiera tan bien que quisiera repetirlo.

Se posicionó encima de este y comenzó a repartir besos en sus labios mientras desnudaba a Paul y el otro hacía lo mismo con John.

John tenía un poco de prisa, no quería llegar tarde a su casa, su esposa sospecharía.

Terminó de desnudarlo y comenzó a prepararlo, ensalivó sus dedos e introdujo uno por uno lentamente, hasta que Paul terminó con tres dedos dentro de él dilatándolo.

Paul se retorcía de placer, le encantaba como lo trataba John.

Después de un par de minutos John sacó los dedos e introdujo su miembro en Paul.

-John, ¿porque estás tan desesperado?- Preguntó Paul.

-Sólo no puedo resistirme a tu cuerpo. - En parte era verdad, el cuerpo de Paul era su tentación.

John siguió con sus embestidas rápidas, dando justo en el punto que tanto le gustaba a Paul mientras también estimulaba su miembro con una de sus manos. Paul no podía hacer más que gemir.

Después de un rato, Paul gimió en alto el nombre de John al mismo tiempo que se venía sobre su abdomen. John dió un par de estocadas más antes de venirse dentro de Paul.

Salió lentamente de este y se recostó a su lado.

Paul lo abrazó por la cintura y dejó un beso en su mejilla.

-Gracias por eso, se sintió muy bien. Definitivamente me siento mejor. - Dijo John, mintiendo descaradamente y aún jugando con la lástima.

Paul sonrió. John se levantó para limpiarse y limpiar a Paul también y poder así dormir un rato.

Después de un par de horas se sueño, ambos despertaron y entre besos y caricias se arreglaron para regresar a la ciudad. John dejó a Paul en su departamento y obviamente no pudo faltar el beso de despedida.

Paul entró a su departamento y se dejó caer en el sillón. Se sentía en las nubes. Su jefe lo traía como estúpido.

Por otro lado, John sonreía con malicia. Al fin se había acostado con él, y había sido más fácil de lo que pensó. Esperaba que su juego no durara poco.

Pero las mentiras tienen patas cortas, y Lennon lo aprendería de la peor manera.

ᝰMy sexy secretaryᝰ- McLennonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora